La dirección de la planta de Ford en Almussafes confirmó ayer que el expediente de regulación de empleo (ERE) conlleva el despido de 1.144 personas. Es casi un quinta parte de la plantilla, formada por unos 5.800 trabajadores.
Hasta ahora siempre se ha apostado por cubrir las salidas con prejubilaciones y bajas voluntarias para evitar los despidos forzosos, pero la plantilla tiene claro que tras varios ERE no habrá personal suficiente para repetir esa estrategia.
El anuncio llega después de que se confirmase en 2022 que la factoría valenciana sería la elegida para fabricar coches eléctricos a partir de 2026 tras imponerse a la alemana de Saarlouis. Una noticia que garantiza el futuro de la planta, pero que también implica la reducción de la mano de obra y una travesía por el desierto hasta que lleguen los nuevos modelos.
La planta valenciana dejará de producir este abril dos de los cuatro modelos que se ensamblan en la actualidad, el S-Max y el Galaxy. Unas bajas que se suman a la del Mondeo, que dejó de salir de las líneas de producción en 2022. De esta forma, Almussafes solo cuenta ahora con la furgoneta Transit Connect, que también tiene una fecha de caducidad próxima por definir, y el Kuga, que pese a ser la joya de la corona no puede mantener la plantilla actual.
UGT, que encabeza el comité de empresa, admite que, a diferencia de otras ocasiones, va a ser difícil alcanzar un acuerdo con la dirección. «La empresa deberá avenirse a aunos planes acordes a esta situación tan delicada», exponen desde el comité de empresa, que no renuncia a que el mayor número de salidas sean voluntarias.
Mucho más críticos fueron desde el sindicato minoritario, STM-Intersindical. «Es un dato dramático y siempre hemos esperado que sea inferior», recalcó Daniel Portillo, portavoz de la central, que espera que en las negociaciones que se extenderán durante un mes se pueda reducir el número de afectados.
La ministra de Industria, Reyes Maroto, trasladó su «preocupación» y advirtió de que las ayudas públicas del Gobierno para impulsar la transición eléctrica en el sector del automóvil «están condicionadas al mantenimiento del empleo».
Ford aspiraba a captar ayudas públicas en la segunda convocatoria del Proyecto Estratégico para la Recuperación (Perte) del vehículo eléctrico financiado con los fondos europeos de la pandemia. Una aspiración que llegó después de renunciar a presentarse en la primera tanda, pero que ahora podría quedar comprometida.