Ya somos 850.000. Mucho más que los 350.000 que vivían en la provincia entre 1900 y 1960. Con la llegada de la industria y el turismo Tarragona pasó a 500.000 habitantes en 1980 y a 800.000 en 2010. En la siguiente década, hasta 2019, la población se estancó pero ahora ha empezado a crecer, sumando 50.000 más en solo 4 años. La cifra de 1 millón de habitantes está en el horizonte.
Esta onda expansiva es una bendición para Tarragona porque nos da masa crítica. Necesitamos ser más grandes para liberarnos del dominio de Barcelona que impone su criterio y barre para casa. Hasta ahora Tarragona no ha tenido la fuerza, la unidad, ni la masa crítica a nivel económico para trazar su propio futuro. Si sabemos sumar, nuestra región metropolitana de Tarragona de 500.000 habitantes, por fin puede ser dueña de su destino.
También nos dará más recursos para los servicios que queremos tener en materia de cultura, salud, bibliotecas, centros de investigación, universidad, etc.
Me alegro que haya voluntad política para afrontar los retos sumando. Nuestros líderes están definiendo los grandes retos de la Región y buscan maneras de afrontarlos conjuntamente. La Región Metropolitana está cogiendo forma. La unión hace la fuerza.
Pero para mantener el impulso y seguir creciendo, es importante enfocarnos en unas prioridades.
Vivienda/Urbanismo: La llegada de inmigrantes extranjeros a España empuja el crecimiento. Cuando en Barcelona ya no se encuentran alquileres asequibles, la gente empieza a ir a las ciudades cercanas, que a la vez se quedan sin viviendas baratas. En consecuencia, en estos lugares los precios están subiendo. La falta de oferta daña a los más vulnerables de la población. La nueva ley de la vivienda no lo resuelve sino que agrava el problema. Solo una producción de viviendas mantendrá los precios de compra y alquiler a niveles asequibles para todos.
Trabajo/Economía: Toda la población necesita oportunidades y no solo los recién llegados y los más cualificados. Grandes proyectos como el Hard Rock en Salou dan esperanza y la oportunidad de tener un futuro a muchos. Negarles esta oportunidad con el argumento que este proyecto fomenta el turismo barato y un empleo precario denota falta de empatía y a mí me suena a paternalismo y a prepotencia. Necesitamos un turismo, una logística y una industria ambiciosa con proyectos grandes capaces de generar un ingreso estable para decenas de miles de familias y tenemos que hacer todo lo posible para que estos proyectos se instalen aquí y triunfen.
Movilidad: Necesitamos más vuelos y trenes con una mejor conexión entre estaciones y aeropuertos. El aeropuerto no va a tener más vuelos si no hay demanda. Hard Rock, por ejemplo, generaría mucha demanda nueva de vuelos con el resto de Europa. Y no olvidemos la intermodalidad, algo esencial, ya que si los nodos son islas sin buenas comunicaciones entre ellos, pierden mucho valor.
Por último, aunque no menos importante, hay que seguir buscando oportunidades para sumar entre todos. Solo unidos conseguiremos que Tarragona reciba el respeto nacional e internacional que se merece.
Armand Bogaarts es emprendedor