En 1931, el año en que nació mi madre, Aldous Huxley publicó Un Mundo Feliz (A Brave New World), una de las mejores novelas del siglo XX, anticipando cambios tecnológicos que nos llevarían a una sociedad distópica, es decir, lo opuesto a lo deseado.
Hoy, mi madre tiene 92 años y, si Aldous Huxley viviera, tendría material para escribir una secuela de Un Mundo Feliz, ya que los cambios tecnológicos que se avecinan, impulsados por la inteligencia artificial, generan mucha inseguridad y parecen una amenaza para la sociedad.
¿Qué puede salir mal? ¿Cuáles son los riesgos de la inteligencia artificial?
-Pérdida de empleo: la IA transformará el mercado laboral, al igual que lo hizo el tractor, el ordenador y el teléfono en su momento. Aunque no habrá menos empleo, habrá nuevos tipos de trabajo y el gran desafío será adaptarnos rápidamente.
-Manipulación social: las redes sociales son un caldo de cultivo para noticias falsas que polarizan la sociedad. La IA puede agravar este problema.
-Vigilancia social: nuestra privacidad y seguridad son importantes, pero el deseo de seguridad puede robarnos la libertad si no protegemos la privacidad y la democracia, ya que la IA en manos de autócratas se convierte en la herramienta ideal para someter a las masas.
-Sesgos: los algoritmos y modelos que controlan la IA están hechos por humanos y, por lo tanto, no son neutrales. Al igual que los humanos, tienen sus sesgos.
-Ética artificial: las personas que controlan la IA pueden entrenarla con su propia ética, la cual no necesariamente será universal.
-Armas autónomas: las guerras y la policía cambiarán porque la IA será capaz de coordinar y gestionar ejércitos de drones y robots para «garantizar nuestra seguridad».
-Crisis financiera: la IA será utilizada para invertir y tomar decisiones financieras con mucha más información y velocidad. Pero esto puede generar flujos de dinero y desinversiones que pueden tumbar bancos y países enteros.
Surge un dilema: si detenemos la IA, otros nos controlarán, pero si no lo hacemos, ¿nos controlará la IA?
Casi todas las tecnologías tienen su lado oscuro: los motores de combustión interna, la energía nuclear, la edición genética, los drones, la penicilina, las redes sociales, el big data, etc. Siempre hemos sabido gestionar las consecuencias no deseadas de cada avance. ¿No será igual con la IA?
Siempre hemos sabido gestionar las consecuencias no deseadas de cada avance. ¿No será igual con la IA?
No tenemos más remedio que aceptar la IA porque está aquí para quedarse. Lo que nos da más miedo es una tecnología que ‘piensa’ y toma decisiones, ya que puede limitar nuestra libertad.
Todos los demás riesgos son relativos porque la IA nos dará nuevas oportunidades y generará muchos avances, como en la educación, la salud y el bienestar. Ya está ayudando a los científicos a encontrar soluciones a los grandes desafíos de la humanidad y el planeta. Necesitaremos la IA para vivir más y mejor y para no acabar en un planeta devastado.
El desarrollo de la inteligencia artificial debe ir acompañado de un énfasis en la transparencia y la responsabilidad. Es importante que entendamos cómo funciona la tecnología, cómo se toman las decisiones y qué datos se utilizan para entrenar la IA. Esto nos ayudará a identificar y abordar posibles sesgos, errores y consecuencias no deseadas que podrían surgir de su uso.
Además, a medida que la IA continúa integrándose en varios aspectos de nuestras vidas, es esencial garantizar que existan mecanismos para responsabilizar a quienes desarrollan y usan la tecnología por cualquier daño que pueda surgir. Esto podría incluir regulaciones, estándares o códigos éticos diseñados para prevenir el mal uso o abuso de la IA. Al priorizar la transparencia y la responsabilidad, podemos ayudar a garantizar que la IA se utilice de una manera que beneficie a la sociedad en su conjunto y minimice los posibles riesgos.
En conclusión, la inteligencia artificial es una tecnología que ha llegado para quedarse y que, como todas las innovaciones, tiene sus beneficios y riesgos. La pérdida de empleos, la manipulación social, la vigilancia, los sesgos y la ética son algunos de los peligros que pueden presentarse si no se gestiona adecuadamente su desarrollo y su uso.
Sin embargo, también hay muchas oportunidades y avances que la IA puede ofrecer en áreas como la educación, la salud y el bienestar. Es importante tener en cuenta que la clave para minimizar los riesgos de la IA está en la ética, en asegurarnos de que se use de manera responsable y justa para el beneficio de toda la sociedad.
Al final, depende de nosotros como individuos, empresas y países, tomar decisiones éticas y responsables en cuanto al desarrollo y uso de esta tecnología que tiene el potencial de transformar nuestro mundo para mejor o para peor.
Armand Bogaarts es emprendedor