La misión del líder

07 noviembre 2022 11:28 | Actualizado a 07 noviembre 2022 11:35
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Ya escribí sobre eso hace unos meses, pero en mis clases voy aprendiendo, gracias a las intervenciones de los alumnos, que en nuestras cabezas sigue inculcada una visión, dificilísima de cambiar, que consiste en varios puntos clave:

1. El líder es (o debería ser) el más listo, quien más sabe y quien tiene las respuestas.

2. El líder es quien debe tomar las decisiones más importantes y es responsable de ellas.

3. El líder es quien lleva el peso de la empresa en sus hombros y su sueldo es el mayor.

La visión más actual de liderazgo va por otros parajes mucho menos jerárquicos. Muchas empresas han aprendido que para tener éxito precisan de alguien que se convierta en el inspirador, en el renovador, quien se preocupa por sacar lo mejor da cada uno. Alguien que constantemente busca cómo mejorar y simplificar los procesos, los sistemas y cómo mejorar las relaciones entre sus colaboradores, proveedores, accionistas y demás partes interesadas. Una persona que esté pendiente de la reputación de la marca y se empeñe en su mejora.

Quienes son capaces de crear e innovar de forma brillante, quizás también entren en esa categoría de mejor pagados

Tiene también que proveer formas para incentivar la responsabilidad social de la compañía para hacer un mundo mejor. Debe tener una visión global del negocio que le permita ayudar a identificar o provocar la búsqueda de las mejoras posibles de rendimiento económico. Y les aseguro que podría seguir con esta lista un buen rato más.

Por lo tanto, a diferencia de lo que piensan muchos, la misión del líder no es mandar y llevar la empresa encima de las espaldas sino al contrario, liberarse de esas cargas y concentrarse en hacer una empresa mejor empezando desde dentro hacia fuera (desde los colaboradores hasta los clientes) ayudando a los demás a pensar y a desarrollarse, llevando a cabo nuevas aproximaciones al producto o servicio de forma innovadora. En definitiva, sirviendo a los demás y siendo extraordinariamente humilde en sus opiniones, tratando de no imponer nunca su voluntad por encima de los demás.

Eso nos dibuja el perfil de un unificador, motivador, impulsor, idealista y soñador que se rodea de gente buena y que es capaz de alentarlos a trabajar en proyectos que tiendan a construir la empresa ideal. Donde no haya zonas de confort porque al identificarlas, pueden ponerles remedio inmediatamente. Donde el respeto a la madurez de las personas es primordial y se confía en la capacidad de decidir e incluso de equivocarse, si eso sirve para mejorar y aprender.

El líder es el más claro ejemplo de los generalistas. Con una humanidad rebosante es capaz de construir un negocio a través del apoderamiento a los demás. Y para llegar a ello, hace falta que sepa callar, meditar, tener paz interior y escuchar intensamente. Y me preguntarán, ¿cómo se hace eso? Pues el elemento fundamental para hacerlo es tener tiempo. Si no hay tiempo, no hay paz. Si no hay tiempo, la esperanza de poder tener una organización en equilibrio es casi imposible. Si el líder va de cabeza, la empresa también lo hará.

La misión del líder no es mandar y llevar la empresa encima de las espaldas, sino al contrario: liberarse de esas cargas y concentrarse en hacer una empresa mejor

Por lo tanto, función del líder es muy valiosa, pero quizás haya otros trabajos que los son más. En algunas organizaciones, algunos especialistas y directivos tienen salarios más altos que el líder porque su función requiere mayores sacrificios, mayor capacidad de innovación y de empeño en su trabajo. Aquellos que son responsables de ventas, por ejemplo, pasan sus vidas en aviones para asegurar que el flujo de los productos hacia el mercado sea excelente. Son imprescindibles y aportan un valor enorme a la empresa. Quienes son capaces de crear e innovar de forma brillante, quizás también entren en esa categoría de mejor pagados. En todos los negocios hay personas clave que son esenciales para que todo ruede bien. ¿Por qué no son ellos merecedores de mayores salarios que el líder?

Me gusta mucho el ejemplo de aquel presidente de una empresa norteamericana a quien una alumna de un famoso profesor de una escuela de negocios le pide una entrevista a través de su secretaria para completar un estudio de opinión sobre su sector. La secretaria le pasa la llamada al presidente que le responde: «llámeme cuando esté usted por aquí y lo hacemos encantado». El resto de los elegidos le habían roto la cabeza para encajarles debido a sus agendas extraordinariamente cargadas.

Llega el día en que desea verle y la secretaria al mencionarle su nombre le vuelve a pasar al presidente y quedan a una hora determinada. Al llegar a la entrada, la recepcionista, con una gran sonrisa, le dice: «el presidente la está esperando» (si no me conocía, pensó ella). Y él la estaba esperando en la puerta del ascensor. Después de demostrarle su asombro por tanta cordialidad y facilidades, él le dijo mirando por la ventana: «es que yo no hago nada: Espero a que alguien me necesite, escucho lo que quiere contarme y yo le inquiero qué haría él. Siempre tienen varios caminos que podrían resolver el problema y yo vuelvo a escucharlos. Les pido cuál es el que creen mejor y les sugiero que lo sigan y me informen».

«¿Y que hace usted el resto del tiempo?», le pregunta la entrevistadora. «¡Lidero! Pienso en qué podemos hacer mejor y cómo motivar a la gente para que lo haga».

¡Ojalá logremos que así sea!

Xavier Oliver, Profesor del IESE Business School

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