Josep Maria Casas, lecturer en Iniciativa Emprendedora en el IESE Business School, a la vez que fundador de Neoko Capital, participó hace un tiempo en una nueva edición del ciclo de jornadas ‘Bon dia Tarragona’ que organiza la Cambra de Tarragona, donde habló sobre startups tecnológicas desde la doble óptica de la inversión privada y el desarrollo económico local.
El Camp de Tarragona es la segunda área tecnológica de Catalunya. ¿Se traduce eso en la creación de startups acorde a esa dimensión?
Si hablamos de empresas de alto crecimiento en etapas iniciales y consultamos PitchBook [una base de datos especializada, pensada para inversores], veremos que, entre las cincuenta primeras ciudades del mundo, no hay ninguna española. Sí que en Barcelona, como puede ser también en Madrid, empieza a crearse una base, pero no aparecen. Es algo muy habitual que nos pasa, eso de creernos que somos el centro.
Yo no le hablaba de ser el centro, sino de ser los segundos, después de Barcelona, donde sea que esté hoy Barcelona en el mundo...
Por supuesto. Y tampoco estoy diciendo que Barcelona no sea nada, pero no está en esas cincuenta ciudades. Yo no soy nadie para decir si esto se hace bien o mal. Respecto a lo que me preguntaba, sí que encuentras gente que puede haber nacido en la provincia de Tarragona, pero normalmente han desarrollado sus proyectos o en Barcelona o en Madrid. Incluso hay algunas inversiones que son gente de Barcelona que ha ido a desarrollar su proyecto en EEUU.
O gente del Baix Ebre, como Captio, que sin moverse de Tortosa hizo crecer su proyecto hasta que fue comprada por Certify, la líder de su sector en EEUU... ¿No se puede soñar en unicornios si no estás en el ‘top 50’ de PitchBook?
También, también, claro que sí. Freshly es un ejemplo.
La Terra Alta, cantera de proyectos como Freshly, en Gandesa, o del último ganador del Premi BBVA a la Innovació Empresarial a Tarragona: AnaWin, una ‘Regtech’ del sector vitivinícola con sede en Batea. ¿Qué le dicen estos perfiles de emprendimiento rural?
Que son tendencia. Con tecnología, en los EEUU hay muchos ejemplos de emprendimiento rural en Colorado, por ejemplo, y efectivamente no todo es Silicon Valley.
Volvamos al segundo polo tecnológico de Catalunya: Reus cuenta con hubs globales como el de T-Systems (perteneciente al grupo Deutsche Telekom) o Viewnext (perteneciente a IBM). ¿Qué consecuencias tiene esto en el emprendimiento?
Hay una idea que normalmente tiene que ver con la existencia de programadores y desarrolladores, que después necesita inversores, donde tenían tendencia a invertir más localmente, y si no estabas en Silicon Valley, no lo hacían. Pero ahora esos inversores están más abiertos a invertir cross border. Para que Tarragona siga con esta tendencia buena, necesitas inversores y gente que sepa invertir. Pero sí que Tarragona tiene una base, donde si tienes calidad de vida, la gente que programa quiere venir a vivir en ese entorno. Y luego, tienes emprendedores de éxito.
Es una consecuencia, entonces.
Pero hay que saber. Yo, si fuese político, ayudaría a formar bien a los emprendedores para que lancen proyectos cuando toca, con inversores bien formados, porque es una opción de generar a medio plazo un portfolio de empresas. Si tienes estos dos elementos, un día hay un detonante, y empieza a formarse el ecosistema.
¿Tenemos esos inversores locales en Tarragona?
En general, no he oído hablar de grandes grupos de Tarragona, como sí que parece que hay movimientos de Business Angels en Málaga, València o Sevilla. De Tarragona he oído hablar menos.
Quizás son discretos. ¿Cómo debería ser un Business Angel bien formado, según usted?
Normalmente, el Business Angel es un exdirectivo de empresa que ha podido tener una cantidad de dinero importante, con una media de edad en torno a los 50 años y que pone parte del patrimonio a desarrollar este tipo de empresas y a mantener su actividad, dando asesoramiento.
Haber sido directivo no significa haber sido empresario. ¿Qué asesoramiento darán?
Ha habido una evolución hacia un poquito más de profesionalización, pero sigue la tendencia de esos Business Angels que entran uno, dos o tres años, poco preparados, y que al cabo de ese tiempo desaparecen del ecosistema. Ha habido un cambio en la mayor presencia de mujeres, pero la falta de formación sigue siendo uno de los elementos clave.