Las Terres de l’Ebre, declaradas Reserva de La Biosfera por la UNESCO desde 2013, son aquella región situada al sur de Catalunya donde se unen mar, montaña y delta para formar unos paisajes idílicos que cada año maravillan a los miles de visitantes que se aventuran a conocerlas. La visita a esta zona no deja indiferente a nadie, ya que entre las cuatro comarcas que la forman, Baix Ebre, Montsià, Terra Alta y Ribera d’Ebre, suman más de 3.300 km2 de infinita belleza natural, con pintorescos pueblos llenos de historia y cultura además de una gastronomía de alta calidad capaz de sorprender hasta al más sibarita.
Esta tierra se ha ido modelando a lo largo de los años por el paso del río Ebro, que ya llegando a su destino final no solo configura su singular paisaje, sino que además también ha sido testigo de importantes episodios históricos. No es difícil, pues, darse cuenta que una visita a esta región ofrece múltiples posibilidades e infinidad de planes, sin importar las preferencias de viaje de uno. Solo, en familia o con amigos y pareja hay distintas propuestas para todos los gustos que permiten conocer todos y cada uno de los rincones de esta tierra, respirar aire puro y conectar con la naturaleza.
Lo mejor para descubrir el paisaje es adentrarse en él, caminando, a pie, en bicicleta o incluso a caballo. Existen caminos que unen las cuatro comarcas y que permiten reseguir caminos de litoral, delta y montaña. Es imposible no enamorarse del entorno donde abundan los viñedos, olivos, árboles frutales y arrozales.
Los amantes de la costa y del mar deben recorrer el tramo de GR-92 que transcurre entre l’Ametlla de Mar y l’Ampolla pasando también por la costa de El Perelló, donde podrán maravillarse con vistas desde los acantilados. Siguiendo un trazado con gran presencia de pinos se pueden descubrir calas mediterráneas, joyas escondidas que se convierten en un escenario que nunca deja de llenar álbumes y perfiles de fotografía. Se podría decir que pasa lo mismo con el Faro del Fangar, una de las construcciones más emblemáticas del Delta de l’Ebre y que también se puede conocer con una ruta de unos nueve quilómetros que transcurre entre dunas de fina arena y que, sin duda, fascinará a los ornitólogos empedernidos, ya que se trata de una importante zona de nidificación protegida de charranes y gaviotas, entre otras aves marinas. La punta del Fangar, donde se encuentra este imponente faro, es también el refugio de otras especies animales, sobre todo de reptiles, insectos, micromamíferos y algún anfibio.
También es posible disfrutar de tranquilos caminos por la montaña, así como de rutas para senderistas y excursionistas más experimentados, eso sí, todos con algo en común, y es que sin importar el camino que se escoja, este será ideal para admirar paisajes formados por mosaicos de colores naturales, conocer la fauna autóctona o mirar al pasado aprendiendo del patrimonio, testigo de muchos años de historia.
No faltan rutas para los excursionistas más exigentes. En pleno macizo de Els Ports se pueden emprender rutas de nivel más alto, como la famosa ruta circular Estels del Sud o la de los árboles monumentales de la Sénia. Otra opción interesante es el Gr-7, que transcurre entre collados, masías y barrancos y que permite conocer la imponente sierra de Llaberia a partir de un sendero lleno de subidas y bajadas. Esta ruta tiene el valor añadido de que, además, pasa por construcciones como la ermita de San Roc, en el término de Paüls, o la iglesia barroca de San Juan Batista, en Rasquera. Este camino también puede enlazarse con el GR-99, el Camino Natural de l’Ebre, una propuesta con una dificultad más moderada que llega hasta la desembocadura siguiendo pequeñas islas y galachos que el río ha ido construyendo durante más de mil años.
Si hablamos de rutas por las Terres de l’Ebre es imposible no hacer mención a la Vía Verde de la Val de Zafán. Este camino sigue a lo largo de 180 quilómetros el trazado de una antigua vía de tren, un ambicioso proyecto del siglo pasado que pretendía unir Aragón con el Mar. Este camino que empieza en el Matarraña y que sigue en dirección hasta el Baix Ebre pasando por la Terra Alta está en plena sintonía con la naturaleza. Además, es ideal para disfrutar con niños, ya que está segregado al tráfico y tiene varias paradas en antiguas estaciones de tren reconvertidas en áreas de descanso.
Finalmente, cabe destacar que las tranquilas y poco transitadas carreteras y los abundantes caminos y senderos naturales, son el escenario perfecto para los amantes de otras modalidades como el ciclismo de carretera, BTT o gravel.
Aventuras por mar y tierra
Cada año son muchos los visitantes que escogen el sur de Catalunya como destino por las múltiples posibilidades en deportes de aventura. Los amantes de las emociones fuertes podrán escoger entre actividades acuáticas y terrestres por los distintos espacios naturales totalmente idóneos para la práctica del turismo activo y de aventura. Esta región es una gran plataforma natural que permite actividades como la navegación en Kayak, la práctica del Paddle Surf, escalada, barranquismo o incluso travesías a caballo. Sin duda, es siempre una buena idea hablar con las empresas locales especializadas sobre todas las posibilidades que ofrecen, tanto por tierra como por agua.
Precisamente, las aguas del Ebro son un importante elemento vertebrador del territorio, a partir del cual es posible conocer, no solo el entorno, sino también la historia y la cultura. Por un lado, todavía existen embarcaciones tradicionales, los llaguts. En este sentido, en Tortosa desembarca Lo Sirgador, sobre el cual se puede conocer la ciudad a través de sus aguas gracias a un trayecto guiado de una hora hasta la isla de la Xiquina o la isla de Els Bous. Además, de los recorridos fluviales, Lo Sirgador tiene también una potente oferta cultural, implicándose en festividades y celebraciones locales.
Por otro lado, en Ascó encontramos el llagut Lo Roget, una réplica de una antigua embarcación que navegó durante siglos por el Ebro. Esta embarcación ofrece una ruta de también una hora, a partir de la cual se puede conocer el entorno fluvial y los bosques de ribera alrededor de Ascó, el Pas de l’Ase y el Embarcador de Vinebre. Esta barca complementa su oferta con salidas ornitológicas y degustaciones de productos locales. En Benifallet encontramos también otra embarcación tradicional, otro llagut que navega hasta Miravet y hasta el embarcadero del Castellot de la Roca Roja, uno de los poblados ibéricos más bien conservados y que merece la pena visitar. Además, es posible comprar el pase para el llagut combinado con la entrada a les Coves Meravelles, un conjunto de cuevas con una impresionante formación de estalactitas y estalagmitas.
Existen otras rutas fluviales más largas o incluso saliendo al mar que se pueden realizar con cruceros turísticos modernos. Entre los destinos más populares se encuentran la Desembocadura del Ebro, Amposta o la Badía dels Alfacs.
Si después de probar todas estas propuestas todavía quedan fuerzas para un par de actividades más, especialmente si se viaja con niños, es el momento de hacer birdwatching, es decir observar aves. El Delta de l’Ebre, el Parc Natural de Els Ports y la Reserva Natural de Sebes son tres ecosistemas de primer nivel que hacen de Terres de l’Ebre, un paraíso para los amantes de esta actividad. Prueba de ello es que alrededor del 80% de especies de aves de Catalunya pueden ser vistas en Terres de l’Ebre. En el Delta, destacan los flamencos, que son, sin ninguna duda, las aves más representativas de la zona gracias a su llamativo plumaje rosa y a sus largos cuellos. El colorido martín pescador en Sebes o las grandes aves como los buitres, que habitan en els Ports, son observados y fotografiados con facilidad por estos amantes de la naturaleza.
Tanto interés genera esta actividad que hasta se le dedican festivales de observación de animales y son nombrados en todas las visitas guiadas por su importante aportación al ecosistema. Por tanto, los fans de los pájaros deben estar bien atentos al calendario para no perderse propuestas como el Delta Birding Festival, que cuenta con más de un centenar de actividades centradas en esta afición.
Innovación y tradición para sorprender cualquier paladar
Sin duda, entre las comarcas ebrenses existe un recetario muy completo. Gracias a la gran diversidad de paisaje encontramos también una gran variedad de productos que tienen en común esa calidad que tanto denomina al territorio. El Montsià y el Baix Ebre son conocidas por productos como el arroz o los cítricos, mientras que en la Ribera d’Ebre destacan las frutas dulces y de hueso como las cerezas y los melocotones. No podemos olvidarnos del oro líquido, el aceite de oliva, esa esencia de la cocina mediterránea que tan presente está en la gran mayoría de platos, tanto innovadores como tradicionales. Y como, no... a buena comida, buen vino, y de esto, entienden mucho en la Terra Alta, comarca que destaca por su producción vitivinícola de gran calidad. Estos vinos tan destacados y con denominación de origen se convierten en un deleite para el paladar, además de permitir saborear más allá y conocer la esencia del territorio, destacando su importancia en la historia, cultura y economía del territorio.
Es por ello que también es posible conocer y aprender visitando centros productivos, tanto en activo como ya meramente patrimoniales. Entre las visitas obligadas, las cooperativas de vino de Gandesa y Pinell de Brai, diseñadas por el discípulo de Gaudí, Cesar Martinell, donde además de visitar su impresionante arquitectura, se pueden catar vinos propios al final de la visita.
También entran en esa lista las visitas a los centros apícolas o a los molinos de aceite y los paseos entre olivos milenarios. Una opción siempre acertada para tomar conciencia del paso del tiempo y los cambios en las técnicas de producción y envasado del producto final.
Si, en cambio, uno tiene alma de marinero, puede navegar hasta las mejilloneras de l’Ampolla o La Ràpita para aprender sobre su cultivo y terminar la visita con buen sabor de boca, catando el inconfundible sabor de sus preciados mejillones y ostras que maridados con un buen vino blanco de la DO Terra Alta preparado con esas garnachas blancas que tienen hasta reconocimiento internacional.
Teniendo estos productos de alta calidad es imposible no tener restaurantes que los pongan en valor. Visitando las Terres de l’Ebre hay que hacer parada en algún restaurante típico marinero y del delta, para probar platos tradicionales como el arroz, las anguilas o el suquet de peix.
Por otro lado, pasar de la tradición a la innovación puede parecer difícil, pero los chefs del territorio han sabido dar muy bien este paso y se han convertido en grandes embajadores. Existen muchos restaurantes con calidad que sin duda hay que probar, pero cuatro de ellos tienen el reconocimiento de la guía Michelin. Esta guía ha valorado el trabajo de los restauradores por aprovechar todo el potencial de estos productos típicos y transformarlos en casi obras de arte. Tanto Villa Retiro en Xerta como Les Moles y el Antic Molí en Ulldecona cuentan con una estrella Michelin. Estos dos últimos, junto con el Algadir del Delta, situado en Poblenou, cuentan con una estrella verde que premia la sostenibilidad aplicada a la gastronomía.
Es imprescindible catar estos productos, terminarán de convertir tu estancia en las Terres de l’Ebre en una experiencia inolvidable.