«Tiremos de sentido común. Hoy les decimos: rechazamos de plano el modelo de interconexión de redes, ya que solo nos lleva a la confrontación entre territorios amigos». De esta forma finalizaba su intervención Albert Pons, de Unió de Pagesos Terres de l’Ebre en la asamblea que tuvo lugar a la entrada del Port de Tarragona hacia el mediodía. La reunión, para debatir acciones y maneras de presionar a la administración, se convirtió, por parte del representante del Ebre en una postura oficial, una arenga y una respuesta a la intención del Govern de llevar agua hacia Barcelona desde Tarragona.
«Señores de la chapa de la Agenda 2030 en la solapa, ¿creen que es sostenible, cuando un barco solo puede llevar el 8% del agua que se consume en Barcelona y su área metropolitana en un día, lo que quiere decir 13 barcos diarios?, ¿a quiénes quieren hacer creer en la sostenibilidad de esta aventura?
A los gremios de hoteleros de las provincias costeras del norte, Barcelona y Girona, hablemos claro, donde su miedo es llegar al verano con las piscinas vacías. Los mismos que ahora dicen que nos tenemos que ayudar».
Albert Pons, desde la tarima improvisada donde, por cierto, no había ni una sola mujer, hizo referencia a la insolidaridad de que se les acusa desde algunos sectores y recordó que «fuimos parte necesaria para que tiraran adelante la obra hidráulica solidaria más importante de finales del siglo pasado, como la cesión de aguas al Camp de Tarragona o lo que muchos llaman el minitrasvase.
Solo con esta acción queda más que clara nuestra solidaridad, la de la gente de aquella parte del país, a menudo tan olvidado. Pero dentro del olvido, solo se acuerdan de nosotros cuando tienen sed y aquí, en el Port de Tarragona, agricultores y agricultoras y sociedad civil del Delta decimos que ya está bien. Ahora ya no es un problema de solidaridad, el gran déficit no es solo hidráulico, sino estructural, de infraestructuras, que se arrastra desde la sequía del 2008».
Igual que la pancarta que colgaba de uno de los tractores y que decía Defensem l’agricultura, defensem el delta de l’Ebre, parem la regressió, Pons hizo hincapié en la preservación del río Ebre, «que no es una fuente de recursos inagotable y nos volvió a avisar el año pasado, cuando incluso peligró el caudal ecológico.
Donde el sector del arroz sufrió salinización de sus tierras, bajada del rendimiento hasta el 50% e incluso en algunas zonas, la pérdida total de la cosecha. A nosotros, en un delta cada vez más salinizado, ¿quién nos ayuda?» se preguntó.
Algunas acciones que surgieron, a falta de validar, fueron volver a Barcelona y estar los días que convenga, unirse sin fisuras, agilizar los trámites «porque la burocracia no puede ir en marcha lenta como los tractores» o cerrar las logísticas de las grandes distribuciones «porque la sociedad no entendería que la molestáramos día a día».