Óscar Sanz es uno de esos futbolistas que le cambian el rostro al Nàstic de Tarragona cuando está en el verde. Un jugador que está alcanzando su plenitud futbolística y que se siente, y es, importante en el conjunto grana. Cuando él está, la seguridad aumenta porque es un futbolista que propone con pelota, pero que, sobre todo, brilla sin ella. Un perfil de jugador que todo entrenador agradece porque hace la vida más fácil a los demás.
El pasado 29 de enero de 2025, todas las alarmas se encendieron cuando Óscar Sanz fue sustituido en los cuartos de final de la Copa Catalunya ante el Andorra. El centrocampista sintió un dolor en su rodilla y pidió rápidamente el cambio. Apenas se había cumplido un cuarto de hora y aquella ya iba a ser la peor noticia del encuentro, más allá de una eliminación que se digirió con naturalidad.
De repente, el conjunto tarraconense se quedaba sin un hombre primordial en los planes de Dani Vidal. Un futbolista que estaba aportando tanto en el centro de la zaga como en la sala de máquinas, ya que en ambas posiciones ofrecía un rendimiento fiable, aportando competitividad, intensidad y talento.
La rodilla siempre es una articulación que, cuando presenta una dolencia, se teme lo peor, porque la mayoría de las lesiones más graves del fútbol la tienen como protagonista. Por ello, cuando el conjunto grana anunció el parte médico, se respiró con cierto alivio. Óscar Sanz sufría un esguince del ligamento cruzado anterior de la pierna derecha. De haber sido una fractura, el tiempo de baja se habría multiplicado por varios meses.
De aquella lesión no ha pasado ni un mes y Óscar Sanz trabaja a destajo para estar listo este fin de semana, aunque su presencia en Ourense no está asegurada. Ante lesiones de este tipo, siempre se debe actuar con calma, ya que son tan delicadas que una recaída puede ser mucho peor. No obstante, el centrocampista de Sant Sadurní d’Anoia ya ha demostrado en anteriores ocasiones ser un futbolista que recorta plazos porque trabaja duro y tiene una masa muscular que le ayuda en la recuperación.
De momento, el Nàstic publicó unas fotos del entrenamiento del lunes y, en una de ellas, aparecía Óscar Sanz ejercitándose junto a sus compañeros. Una buena señal y una imagen esperanzadora para la afición grana, que desea ver cuanto antes a uno de sus futbolistas favoritos sobre el verde.
No obstante, Sanz parece tener claro que su sitio, cuando vuelva, estará en la sala de máquinas, ya que en el centro de la zaga ahora hay suficientes alternativas como para que regrese a su puesto natural. En la medular, el canterano está ofreciendo su mejor fútbol, porque con pelota tiene esa inteligencia táctica y esa intensidad que lo hacen diferente, mientras que, sin balón, cada vez se atreve a hacer más cosas, ya que juega con la confianza por bandera, y eso se nota.
Cuesta ganar sin él
Hay un dato que demuestra que el Nàstic se vuelve un equipo más vulnerable sin Óscar Sanz en el campo. En los cuatro partidos ligueros en los que el centrocampista no ha jugado, el conjunto grana solo ha conseguido vencer en uno de ellos.
El balance total es de un triunfo, dos derrotas y un empate. Además, Sanz no ha estado disponible en los que han sido los dos peores partidos de la temporada para los de Dani Vidal: se perdió el 4-0 ante el Arenteiro y el 0-2 de la semana pasada frente al Bilbao Athletic.