Por futbolistas como David Concha se pagan entradas. Tan escueto como real. El futbolista cántabro es un diamante que cayó en manos del Nàstic este pasado verano en un movimiento de los tarraconenses que no dudaron en jugar sus cartas para llevarse a una de las mejores zurdas de la categoría. Apostaron por él tras llevar más de medio año en el dique seco tras finalizar su aventura de manera abrupta en el Hammarby sueco. Era una decisión arriesgada, o no, porque el talento siempre se impone.
Concha es un futbolista especial. De esos que escapan del prototipo habitual de jugador. En sus redes sociales no hay fotografías que le vinculen con el fútbol. Es un deporte al que ama y respeta, pero muy a su manera. No pretende posturear con él, sino evadirse con él. Hace unos meses, el compañero que mejor le conoce como es Gorka Santamaría, daba la clave para conocer la personalidad del cántabro en una entrevista al Diari en el que explicaba su relación tan especial: «David es una de esas personas que te marcan. Lo menos importante de su vida es el fútbol y él lo que necesita es estar en un entorno feliz y contento».
Concha es feliz en Tarragona y quizás por ahí se empieza a explicar el porqué de su rendimiento al alza. Poco a poco está recuperando su mejor nivel y eso el Nàstic lo agradece porque con el cántabro activo, se dispone de una pieza diferencial capaz de reventar partidos como hizo la pasada jornada.
El duelo en Las Gaunas ha sido el mejor hasta el momento de grana. Ha sido su primera gran conquista individual vestido de grana. Un partido para el recuerdo en el que marcó su primer gol de la temporada para abrir la lata, y no contento de ello, añadió un segundo para sentenciar el encuentro. Una actuación descomunal frente a la SD Logroñés que ha acaparado esos focos de los que el cántabro prefiere alejarse porque entiende el fútbol y la vida desde la discreción.
Concha comenzó la temporada con un rendimiento irregular. Podía dar mucho más porque en sus botas se intuía una calidad inusual para la categoría. Había controles, regates y puntas de velocidad que no pueden protagonizar muchos atacantes en la categoría. Solo faltaba darle continuidad, pero no terminaba de llegar. Tras varias jornadas intermitentes, el cántabro completó una de sus mejores actuaciones frente al Irún en el Stadium Gal. Allí fue un puñal por la izquierda en ese 4-2-3-1 novedoso planteado por Dani Vidal y que desde entonces permanece. Concha ha encontrado allí su hábitat para el despegue.
Fue una pena que tras ese partido cayera lesionado. Fueron dos partidos fuera. No demasiados, pero sí suficientes como para frenar la eclosión que se intuía. Concha regresó como titular frente al Tarazona en un partido en el que Dani Vidal se jugaba el puesto. El técnico grana confió en él en el momento decisivo.
En aquel partido no rompió, pero solo una semana después lo hizo. Las Gaunas ha sido el escenario del despegue, quién sabe si definitivo, de David Concha. Dos goles que confirman que en esa banda izquierda resulta un futbolista diferente. Encara, abre el campo y añade esa mordiente de la que anda el Nàstic tan necesitado. El 2023 lo cerró el ‘23’ de la mejor manera posible para él y para el colectivo. El 2024 puede ser el año del Nàstic y parte de las opciones de un posible ascenso pasan por tener a favor la mejor versión de Concha.
