Fibwi Palma.Long (16), Lopes (5), Beraza (5), Martinez (3), Santos (17) -cinco inicial-; Miller (6), Tendero (7), Huguet (7), Aramburu (5), Bosch, Correia (9) y Teixiera (8).
CB Salou. Aguilar (12), Bieshaar (3), Montero (9), Barksdale (7), Aragones (8) -cinco inicial-; Mendes (4), Moure, Aso (5), Martinez (3), Jiménez y Santana (4).
Parciales. 16-18; 30-9; 26-11; 16-17
Árbitros. Soto Medina; Ruiz Ramirez-Cruzado
El CB Salou, totalmente desorientado en su visita a Mallorca, se perdió ante el Fibwi Palma, que no tuvo ni una pizca de piedad (88-55).
Nunca es fácil jugar en Son Moix. Y mucho menos lo es ganar. Lo saben todos los equipos de Segunda FEB y lo sabía el CB Salou, que fue de más a (mucho) menos y pagó muy caro el bajón en el segundo parcial.
Los salouenses salieron decididos, con las ideas claras y con la actitud necesaria para conquistar la isla. Aguilar, a sabiendas de su papel de protagonista esta temporada, dirigió, organizó y motivó a los suyos para liderar cuanto antes y, cogiendo el toro por los cuernos, poder tener una ventaja que gestionar desde el inicio.
El CB Salou arrancó con el que seguramente sea su mejor cinco inicial para poder ponerse por delante rápidamente. Y así fue. El primer parcial fue ajustado y muy luchado entre ambos equipos. Acabaron los visitantes por delante gracias a los pequeños detalles y una ligeramente mejor efectividad.
Hasta que llegó el segundo parcial. El globo azul se deshinchó como si le hubieran clavado diez agujas al mismo tiempo. En plena caída libre desde el pitido del árbitro, el parcial acabó 30-9. Un Salou que, a pesar de la gran desventaja, no parecía desesperado, sino desanimado y sin ganas.
El sol de Mallorca tostó y quemó a sus adversarios. Santos y Long hicieron lo que quisieron. Mataban, reboteaban y volvían a matar. Se lucían desde la línea de lanzamientos de tres y, como los mayores a los pequeños en el patio del colegio, no dejaban ni una bola a los demás.
Un Salou estancado que solo las veía pasar, falto de soluciones, se limitó a hacer todo lo posible para recibir los menos puntos posibles, pero todo intento fue fallido. No les salía nada.
Encararon el descanso con esperanzas de revertir la situación y poder ver las cosas desde otra perspectiva gracias a unos minutos de refresco y la charla del míster, pero de poco sirvió.
El Salou mejoró un poco en comparación del desastroso segundo parcial, pero el Palma salió con la clara idea de acabar de hundir a su rival.
Más intensidad
Los locales aumentaron aún más la intensidad, con la intención de rematar el partido en el tercer tiempo para poder tener una ventaja muy grande que manejar tranquilamente. Y así fue.
La presión balear achicharró los ataques salouenses. Aguilar y Aragones intentaron remar y aupar a los suyos pero no hubo manera. Cada punto del contrario calaba en la moral de los visitantes. Cada canasta los hundía más. Hasta el punto de dar la sensación que habían tirado la toalla.
No solo se vio una mala versión del CB Salou, sino que la explicación del partido estuvo en la tremenda versión del Fibwi Palma.
Las ideas claras, una velocidad de juego vertiginosa y una confianza infinita que se reforzaba aún más en cada canasta. Supieron montar un fortín en defensa que les permitió apoderarse de cada rechace bajo su canasta. Este mismo fortín lo trasladaban desde su canasta hasta la contraria, donde también recuperaban prácticamente todos los rebotes para convertirlos en anotaciones.
Santos y Long podrían haber sido elegidos ambos como MVP ya que dieron un nivel de clase mundial. Les entraba todo y lo frenaban todo.
Los azules lograron mitigar el resultado en el cuarto parcial (16-17). Cerraron el partido con ganas de pasar página cuanto antes y ponerse a trabajar para hacer de este partido una simple piedra en un camino muy largo.
El Palma anotó desde todas las posiciones. Tuvieron una tarde perfecta, que seguramente será muy difícil de volver a repetir.
Igual de difícil será de repetir la debacle del CB Salou, que habíaa mostrado a un buen nivel en la primera jornada en casa ante el UPB Gandía (85-77).
De los errores siempre se aprende y los azules saben que hay que fallar para crecer.