Cuando el Nàstic de Tarragona decidió agitar este verano la portería buscaba aumentar la competencia interna a Alberto Varo. No resultaba nada sencillo encontrar un perfil de guardameta que estuviese dispuesto a competirle minutos a un ídolo de la afición y a un portero que la temporada pasada había sido el menos goleado de la categoría. Dani Parra era la pieza damnificada en un movimiento más pensando con la cabeza que con el corazón. A veces en el deporte toca ser valiente y se fue.
La búsqueda fue exhaustiva y finalmente se apostó por un hombre que aterrizaba procedente del fútbol profesional. Dani Rebollo era el perfil que más convencía y finalmente se pudo firmarle. Fue en una operación en la que hubo que aguardar con paciencia hasta que el onubense rescindiera su contrato con el Zaragoza. Lo hizo y firmó de grana porque consideraba que era su destino ideal para volver a disfrutar de la ansiada regularidad que todo portero desea bajo palos. En esa decisión había mucha valentía de por medio, mucha fe en si mismo y sobre todo mucha confianza en un cuerpo técnico que le había prometido oportunidades si se las ganaba. A veces esto último queda en papel mojado, pero eso con Dani Vidal y Manolo Oliva de por medio no sucede.
La temporada ya navega por el mes de diciembre y se puede afirmar sin tapujos que las intenciones de aumentar la competitividad de la portería se han consumado. Este Nàstic tiene una portería de mucho nivel y Dani Rebollo ha conseguido meterle esa presión a Alberto Varo con los que no demasiados contaban. Lo ha hecho mediante unas actuaciones arropadas en la discreción. Rebollo es un portero sobrio, que transmite confianza y que no ha dado síntomas de inactividad cuando le ha tocado comparecer.
Su rendimiento está siendo tan bueno que ya le ha conseguido arrebatar cuatro titularidades en la liga y dos en la Copa del Rey a Alberto Varo. De hecho, en estos momentos va por delante el onubense en la carrera por la titularidad, algo que es novedad. Además, frente al Zamora, Rebollo consiguió firmar su primer imbatido. El primer encuentro sin encajar que ayudó a que el Nàstic sumará el triunfo junto al gol de Ander Gorostidi en el descuento.
Dani Vidal ya avisaba que tenía dos porteros titulares en rueda de prensa hace pocas semanas: «Tenemos una portería que cualquier portero podría ser titular en cualquier equipo de Primera RFEF. Tenemos garantías de que juegue quién juegue lo hará bien. La competencia es muy alta y su nivel es muy alto». Una idea que a la que añadió más peso tras el partido ante el Zamora. La portería es «una posición que necesita continuidad» y Rebollo «merecía mínimo este partido».
Este movimiento en la portería demuestra que la competencia y la confianza en ambos porteros en estos momentos es total. Alberto Varo y Dani Rebollo se pueden considerar titulares, pero no indiscutibles porque la sombra de uno siempre amenaza a la del otro.
Alberto Varo no ha podido coleccionar tantas porterías imbatidas como el año pasado y eso unido a que Rebollo ha ofrecido entereza bajo palos ha abierto una guerra en la que ambos son los involucrados, pero el Nàstic es el gran vencedor. Es lo que se buscaba y se ha conseguido.
La lucha apunta a ser feroz en lo que resta de temporada. Rebollo parece que ha dado el sorpaso, pero no es definitivo. Varo quiere recuperar su sitio y demostrar que ser el Zamora de Primera RFEF es una distinción que da alas. Lo que está claro, es que juegue quien juegue, el Nàstic está en buenas manos. La portería no quema porque en ella habitan dos porteros a la altura de un proyecto que quiere el ascenso.