El Nou Estadi anima la fe

El Nàstic golea al Linense en una tarde festiva en el estadio grana con un ambiente mágico que insufla esperanza en lograr entrar en play-off

09 mayo 2022 14:19 | Actualizado a 09 mayo 2022 14:42
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Lo que cambia jugar con un estadio lleno (o con una buena entrada). Con la gente volcada y con ganas de llevar al equipo al límite. Todo cae de cara. Los goles entran solos, la suerte está de tu lado y hasta los árbitros pitan mejor. Un escenario así da para luchar por el play-off hasta el final. En verdad daría para pelear por el ascenso directo de tener un ambiente así semana tras semana. Una pena que llegara tan tarde. Quizás si se hubiera creado esta atmósfera contra el Sanluqueño o ante el Linares la historia hubiera sido otra. Nunca se sabrá. Son asuntos del multiverso o del fútbol ficción. En nuestra realidad queda esa sensación de que no hubiera estado de más contar con esos 8.124 aficionados (el doble de los habituales) para pelear por lo máximo.

Es indudable la repercusión que genera un ambiente tan intenso. Los jugadores van con una o dos marchas de más. Casi da lo mismo que el mensaje previo sea conservador. El empuje de la grada te lleva hacia adelante. Te da alas. Especialmente en los primeros minutos. Cuando hay energía de sobra. De unos y otros.

En ese arrebato inicial con el que salió el Nàstic al campo llegó el primer tanto. A los diez minutos Simon ganó una carrera por su costado. Con todo el tiempo del mundo levantó la vista y en lugar de poner el centro, vislumbró por el rabillo del ojo la llegada de Del Campo desde la segunda línea. Se la puso rasita y al pie. El figuerense, figura grana en este tramo final, la rompió para poner el 1-0.

Con un Nou Estadi tan encedido y apasionado los futbolistas están más cerca de sacar su mejor versión. Robert Simon, asistente del 1-0, demostró tener más claridad en los metros finales que la mayoría de partidos hasta la fecha. No solo con ese pase hacia atrás a Del Campo, sino en los centros y en la toma de decisiones durante todo el partido.

Pol Domingo que regresaba al once en sustitución de Carlos Albarrán saltaba hacia arriba más que nunca. Apareciendo incluso por delante de Simon. Un posición tan adelantada que le dio la posibilidad de marcar en un mano a mano con el meta rival. Se notó tan extraño en esos lares que no supo cómo resolver. Lo hiso a su manera. Con fuerza mandando el esférico a la autovía. El Búfalo de la Pobla de Montornñes es todo poderío. Cuando lo necesita y cuando no tanto.

Ante tal puesta de largo hasta los goles parecen entrar más fácilmente. No costó más de diez minutos hacer el segundo. Dani Romera enganchó un balón caído para abrir una lata que le dio para llevarse el cuero a casa tras el hat-trick.

La faena estaba encaminada y solo faltó que el Linense se quedara con diez para dar por finiquitada la tade. Con casi una hora por delante, el Nou Estadi estaba preparado para disfrutar de una tarde de goles y diversión.

Antes del descanso el saco de tantos podía ser importante. Edgar Hernández se resbaló antes de conectar un centro de Romera y se le escapó por encima del travesaño. Nil no supo resolver un gol regalado de Simon y el propio Robert tampoco acertó en un mano a mano con Nacho Miras. El mete fue también clave para evitar que Edgar Hernández consiguiera el tercero con un remate desde la frontal.

Lesión de Pol

El segundo tiempo comenzó con mal pie. Pol Domingo se rompió a los dos minutos en una jugada que acabó en saque de esquina para los andaluces. No tuvo tiempo de salir Albarrán a defender la acción y Jesús Muñoz saltaba más que nadie para cabecear a las mallas. Reaccionó la grada confiada en que era un despiste. Un error que se repitió minutos después en otra jugada a balón parado. La diferencia fue que en esta ocasión reaccionó Manu para despejar el testarazo de Morante.

El Nou Estadi tenía ganas de fiesta y no paró de animar. Tratando de aupar a un equipo al que el cambio de Elías por Ribelles no le sentó nada bien. Entró mal el pacense al juego y el resto del equipo también perdió ese espíritu de apisonadora. Se cometieron muchos errores que permitieron a la Balona ir creciendo hasta anular la teórica superioridad numérica.

Pero era un día de felicidad en la Gran Casa del Nàstic. Un día que hasta la fortuna sonrió a los granas. Simon volvió a romper a su pareja de baile y puso un centro fácil para el portero. Teóricamente. El cuero se le escurrió y con un toque magistral Romera puso el 3-1. Segundos más tarde el almeriense completaba el hat-trick en una jugada calcada a la anterior, pero sin la interrupción del meta. Simon la cuelga y en el segundo palo zapatazo de Romera. Pablo se sumó a la fiesta con el quinto y tuvo el sexto pero el defensa sacó el balón sobre la misma línea de cal.

Una tarde completa para un Nou Estadi mágica que recarga ilusión y devuelve la fe en el play-off.

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