Ante el Lugo fue salir y besar el santo. ¿Habías marcado un gol tan rápido?
Tan rápido no. Era el primer balón que tocaba y con la derecha. Fue un chute de moral que me ayudó a disfrutar los siguientes minutos y dar tranquilidad al equipo. Con el 1-0 ellos atacaban y rondaba el fantasma del empate. El 2-0 cerró el partido. Lo necesitábamos en casa para vivir una semana así que hacía tiempo que no la vivíamos.
En la celebración se te vio liberado.
Tenía ganas de conseguir un gol. No llevaba ninguno y tenía ganas de conseguirlo. Pero lo más importante era que sirviera para sumar tres puntos.
Además en el Nou Estadi, donde has estado muy observado y criticado.
Tampoco es una cosa que me preocupa demasiado. No estoy pendiente del tema de redes sociales ni de prensa. Intento pensar en el día a día.
Pero algo reivindicativo sí que hubo.
El fútbol no tiene memoria. A principios de la segunda vuelta que personalmente hice buenos partidos se decía «que bien está Juan». En dos semanas parece que se olvida. No es solo en Tarragona. Pasa en todos los equipos del mundo. Por ese lado, tenía ganas de hablar en el campo.
¿En el campo notas ese ‘runrún’ de la grada?
Todos los jugadores lo notamos. El jugador que dice que no lo nota miente. La gente paga su abono y es libre de hacer lo que quiera. Aunque criticar a los jugadores no ayuda ni al equipo ni, por supuesto, al futbolista. Pero creo que es una minoría que hay en todos los clubes. En mi caso no le doy mayor importancia, ni hace que me esconda. Mi forma de jugar es pedir el siguiente balón con más ganas.
¿Por qué crees que la grada tenga esa actitud más crítica contigo?
Insisto que es un aspecto que no le doy mayor importancia. Me pasa aquí y seguro que volverá a sucederme en mi carrera. Intento que no me afecte en mi rendimiento. Me quedo con la gente que siempre me apoya.
¿Cómo gestionas la irregularidad?
Soy consciente de que es en algo en lo que tengo que mejorar. No sólo de serlo en la titularidad, sino también a lo largo del partido. Por ejemplo, el día de Zaragoza hice una primera parte muy buena y luego tuve un bajón. Es una de las cuentas pendientes que me faltan para dar ese paso hacia adelante.
¿En invierno tenías un paso fuera del equipo?
Sí. No te voy a engañar. No estaba contando con el protagonismo que a un jugador le gusta. No le echo la culpa a nadie. Hay entrenadores con los que juegas más y otros menos. El jugador tiene parte de culpa y la asumo. Mi intención era buscarme una salida. Pero cuando comenzó la segunda vuelta, en Vallecas, empecé a jugar. Ganamos y yo me encontraba cómodo. Las últimas semanas de mercado ya se me había quitado la idea de marcharme. Estaba feliz por haberle dado la vuelta a la situación y está olvidado.
Hubo un comentario de Instagram que se interpretó como una despedida
Sí que es verdad que se interpretó así. Hubo gente que me mandó mensajes que me preguntaba a dónde iba. No fue en ningún momento un mensaje de segundas. En las redes sociales no entro en la polémica. Las utilizo porque me gusta subir cosas de mi vida normal, como cualquier persona. Es más cuando hay semanas difíciles intento evitar subir cosas. Además, el día que me tenga que ir lo diré sin problemas.
Has dejado Promoesport. ¿Se puede leer en clave de futuro?
Por mi parte no. Desde el primer momento que tomé la decisión de dejar la empresa de representación no pasaba por mi cabeza que fuera a tener repercusión. Si lo pensara no los hubiera dejado hasta verano.
¿Cómo desconectas?
Una vez que acaba la jornada de entrenamiento me gusta practicar otros deportes. Hay muchos que no puedes hacer por contrato y que me gustaría hacer como el esquí. Me gusta disfrutar de las ventajas que te da este trabajo de tener prácticamente todas las tardes libres. Solemos quedar con los compañeros. Hacemos bastantes cosas juntos. Hace años hacíamos pádel, este año no tanto.
Hablan de la morriña gallega, pero los asturianos también tenéis ese sentimiento. ¿Echas de menos Gijón?
La verdad que Tarragona me encanta. Sobre todo ahora, estos meses de clima, con la playa. Tarragona tiene una calidad de vida alta. Echas de menos los amigos y la familia, pero aquí me encuentro muy bien. Soy feliz.
Me da la sensación de que muchas críticas desaparecerían si se conocería más a Juan Muñiz.
La crítica deportiva la entiendo. Es muy complicado que le gustes a todo el mundo. Si hay gente que pita a Cristiano Ronaldo cuando marca 50 goles al año... Si la crítica va más allá del campo, me molesta más y no la acabo de entender. Tengo amigos que en el campo no los aguanto. Me dan una rabia brutal y luego fuera del campo son personas brutales.
Hace poco falleció Quini. Para un canterano del Sporting ¿qué representa la figura de Quini?
Imagínate lo que sería para mí que estaba volviendo de Barcelona a las 00.00 cuando me enteré de su muerte y a las 7.00 estaba cogiendo un vuelo hacia Gijón para volver por la tarde. Como futbolista era una imagen para Gijón y España en general. A nosotros nos llamaba más la atención por su forma de ser. No hay ni una sola persona que hablara mal de Quini. Para todo el mundo tenía palabras de cariño. Su humildad era lo que más grande le hacía. Era campechano y un comediante. Intentaba hacer reír a todo el mundo pasara lo que pasara. Incluso cuando descendimos. Decía: ‘Bueno, mira, no pasa nada, el año que viene ya subiremos’. Pocas veces le vi enfadado.
¿Recuerdas la primera vez que lo trataste?
Cuando empecé a entrenar con el primer equipo. Tenía 16 años. Se me acercó a hablar y estaba cagado. Me trató como si me conociera de toda la vida. Te daba tranquilidad. Nos trataba a todos igual, aunque tenía algo especial con los chicos de la cantera, porque creo que le hacía una ilusión tremenda. Siempre intentaba ser cercano. Había entrenamientos que los veteranos te gritaban y te ibas para la ducha mirando el suelo, y te venía para decirte que no les hiciéramos caso y que entrenásemos para pasarlo bien.
Este año te falta un gol de falta.
(Suspiro) Está tardando. Ojalá que venga pronto y sirva para puntuar.
¿Se entrena ese golpeo o es innato?
Cuando eres pequeño y los porteros son pequeños respecto a la portería con que fuera entre los tres palos era prácticamente gol. No se practicaba. A medida que crecía y los porteros tenían más plantas veía que con ir a puerta no bastaba. Empecé a practicar la colocación, cómo superar la barrera.
Pero practicar, lo hacen todos los jugadores y pocos lanzan las faltas como tú.
Creo que la gente que tiene buen golpeo no es por naturaleza. Es cuestión de práctica. También hay que trabajarlo a nivel psicológico. Por ejemplo mecanizar el golpeo que acabó en gol. Una serie de cosas más mentales que tienen importancia, aunque no lo parezca.
Muñiz: 'Tengo que ser más regular'
El centrocampista asturiano de 26 años marcó su primer gol esta temporada ante el Lugo. Un tanto reivindicativo
05 abril 2018 17:42 |
Actualizado a 07 abril 2018 18:38
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