El Betis se proclamó campeón de la Copa del Rey en una final vibrante que se decidió en los penaltis. Bartra vuelve a ser rey y suma su tercera Copa del Rey en su palmarés.
A Marc Bartra siempre le ha perseguido en el recuerdo esa carrera que perdió contra un pletórico Gareth Bale en la final de la Copa del Rey de Mestalla. En ese Clásico le tocó saborear la derrota y salir en la foto menos deseada. Se le trató de manera injusta y se le condenó de manera excesiva por una jugada en la que no pudo con Bale y prefirió no frenarle porque nadie pensaba que iba a ser capaz de culminar aquella jugada como lo hizo.
De eso han pasado ya muchos años y siempre se recuerda, pero no tanto que el defensa de Sant Jaume dels Domenys se recuperará a lo grande consiguiendo dos trofeos coperos en las siguientes dos temporadas. Fueron de manera consecutiva con el FC Barcelona en la temporada 2014-2015 y 2015-2016.
Por si todavía quedaban quedaba algún regusto amargo en su paladar, ayer Bartra le dio una cucharada de azúcar para que durante toda su vida recuerde la Copa del Rey como una competición que primero le hizo besar el suelo, pero que con el año de los años le terminaría alzando a la gloria. La eternidad le espera en Sevilla porque desde ayer pasa a ser un futbolista histórico para el Betis. Son palabras mayores pero es una realidad. El defensa tarraconense fue pieza clave en una final que siempre se recordará. La Cartuja encumbró a los verdiblancos a lo más alto.
Betis y Valencia llegaron al descanso con uno a uno al descanso. Primero golpeó el Betis con un gol tempranero de Borja Iglesias, de cabeza a los 11 minutos, que fue neutralizado a la media hora de juego por otro de Hugo Duro tras una contra bien conducida por el equipo che.
La final comenzó con mucha intensidad en el juego, tal como se preveía, con el Betis con un mayor dominio del balón que le dio sus frutos pronto, al cabecear Borja Iglesias, solo en el área y en un despiste de la zaga valencianista, un centro de Héctor Bellerín, aunque el Valencia reaccionó bien al golpe recibido y a los 30 minutos, en una contra en la que Ilaix Moriba le puso un gran balón a Hugo Duro para que batiera, con un toque sutil, al chileno Claudio Bravo.
En la segunda mitad tuvo varias ocasiones el Betis, pero se encontró con Mamardashvili que fue el héroe y llevo el partido a la prórroga. En la prórroga el cansancio hizo efecto y apenas hubo hechos trascendentes en los 30’.
Los penaltis decantaron la balanza tras un fallo de Musah y un Betis que no erró. El Betis es campeón dela Copa del Rey.