El Nou Estadi volvió a quedar congelado en una de esas noches que marcan. El feudo grana asistió imponente a otro carrusel de emociones que terminó con la tristeza imperando para el seguidor tarraconense. Dolió mucho perder ante la Cultural Leonesa en el último segundo porque fue una caída con más deméritos propios que aciertos rivales. Ahora son ocho puntos los que separan con el líder. Una distancia importante, pero salvable porque todavía queda más de media temporada por jugar. A estas alturas, el conjunto de León le sacaba 7 puntos al Nàstic en la clasificación y terminó la temporada a 10 puntos de rebufo de los granas. Calma porque esto es largo.
Analizar la derrota ante la Cultural Leonesa no es fácil desde lo emocional, pero sí desde lo táctico-deportivo. El Nàstic acabó el partido sabiendo a ciencia cierta lo que había pasado para perder ante el líder. Un tropiezo sencillo de analizar y que permite que los errores estén más que detectados. Puede parecer un asunto baladí, pero no lo es. Analizar con un trasfondo evidente permite corregir con mayor entereza.
El conjunto de Dani Vidal fue un equipo al que le faltó contundencia en las áreas. Una faceta en la que en las últimas semanas se había impuesto y en la que este pasado domingo se vio superado. El Nàstic cometió errores individuales en defensa y en ataque que le costaron los tres puntos. Especialmente dolorosa fue la fase defensiva en la que se coleccionaron varios errores de bulto que explican los tres goles de la Cultural Leonesa.
En el primer gol, Unai Dufur no consigue despejar una pelota y dibuja una grieta a su espalda que la Cultural Leonesa machacó. Varo paró el disparo de Escobar que recibió con ventaja en el sector izquierdo y en el rechace Pol Domingo despejó a la portería ante la presión de Artola. Dos errores que generaron el primer tanto leonés.
En el segundo gol del líder también hay mucha responsabilidad grana. De nuevo, Unai Dufur, que no tuvo su mejor tarde, regaló una pelota en la salida tras un mal despeje que dejó a la Cultural Leonesa con ventaja y al Nàstic desordenado. Los de Llona castigaron esa pérdida y montaron un rápido ataque que terminó con un disparo cruzado de Escobar que batió a Varo.
El tercer gol de la Cultural Leonesa, el que llegó en el 96’ y destrozó ilusiones, también fue generado por una cadena de errores del Nàstic. Lo primero que hay que destacar es que Álex López perdió una pelota de esas que no se pueden perder. Joan Oriol sacó de banda y el egarense controló con demasiada calma en un momento de partido en el que no se podía actuar así. Perdió la pelota y la Cultural Leonesa se encontró con un ataque con espacios y sin el Nàstic bien colocado. Un paraíso para ellos. Joan Oriol debió cometer falta para derribar a Calderón, pero pensó en que era la segunda amarilla y decidió confiar en sus compañeros. Montalvo no llegó a tapar el centro e Ian Martínez remató libre de marca hasta en dos ocasiones dentro del área. Ni Antonio Leal ni Óscar Sanz llegaron a molestarle y el exdelantero del Reus acabó con los granas.
Motivos para soñar
Con tres goles encajados tan evitables, ¿se puede ser optimista? La respuesta es que sí porque el Nàstic también hizo muchas cosas bien en el Nou Estadi. Demostró ser un equipo con carácter, con capacidad para reponerse y que cuando alcanza su máximo nivel es capaz de pasar por encima del mismísimo líder.
La segunda mitad del equipo fue brillante en todos los sentidos. Un conjunto dinámico, intenso, ordenado, ganador de duelos y con capacidad para desequilibrar en casi cada jugada porque el talento que tiene en todas las líneas es diferencial. Sanz comandó desde la base, Álex López ordenó al equipo y Narro y Concha desordenaron al rival. El subidón de nivel generó dos goles en apenas dos minutos para empatar el partido. Narro sumó su segundo gol de la temporada y Pol Domingo estrenó su casillero en un gol que alimenta su crecimiento ofensivo.
Los cambios ejecutados por Dani Vidal en el descanso y a lo largo de la segunda mitad volvieron a mejorar al equipo. Se demostró que la capacidad para agitar encuentros desde el banquillo es total. Hay motivos para soñar.