¡Imparables! (Nàstic 3-0 Llagostera)

El Nàstic vuelve a brillar y golear en un Nou Estadi en el que sigue invicto y en el que acumula cuatro triunfos y un empate

13 diciembre 2020 14:30 | Actualizado a 14 diciembre 2020 14:46
Se lee en minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Hogar, dulce hogar. La expresión toma todo el sentido del mundo cuando el Nàstic acude al Nou Estadi. Es su casa y este año la defiende como tal. Ya es historia aquella época en la que los granas comparecían con miedo en su feudo y la presión externa provocaba que se agarrotasen. Han sido muchos años así, pero el equipo de Toni Seligrat ha roto esta dinámica. Salta al verde con intensidad, inyecta talento y lo mantiene hasta el final porque goza de un fondo de armario que le permite alborotar los encuentros de principio a fin.

Es una pena que no puede haber público en el Nou Estadi por la pandemia porque lo cierto es que los aficionados granas disfrutarían con la mejor versión del Nàstic en los últimos años. Ayer pasó por encima a un Llagostera que plantó batalla durante los primeros 45 minutos, pero que en la segunda mitad pagó las consecuencias de quedarse con 10 tras una agresión de Monreal a Bonilla que fue castigada por los árbitros. En inferioridad numérica, los tarraconenses aplicaron un severo castigo y volvieron a hacer alarde de pegada y banquillo. 12 goles en los últimos tres partidos en casa es el balance de los granas. Le hicieron tres a un conjunto gerundense que había recibidos dos tantos en contra en toda la temporada. Una absoluta locura. Unos números de otra categoría. Un equipo que se ha sacado la licencia para soñar a base de juego y resultados cuando solo falta dos partidos para terminar la primera vuelta.

Lo que los árbitros un día te dan, otro día te quitan; por eso mejor nunca hablar de conspiraciones porque sencillamente no las hay. Para el Nàstic ha podido ser a la inversa en estas dos últimas jornadas. Así es y sería poco ético no decir que ayer los tarraconenses se pudieron ver favorecidos por una decisión arbitral que marcaría el partido porque tuvo efectos colaterales inmediatos. En directo parecía un penalti clarísimo para el Llagostera, pero viendo las repeticiones televisivas cuesta decidirse. Miranda puede pisar a Monreal, pero no es seguro. Vamos, que si ya es difícil a través de una pantallita, imagínense en cuestión de segundos como tuvo que hacer el colegiado que prefirió dejar seguir. Por eso el VAR es una bendición y el fútbol modesto también lo necesita. Tras el lance, Bonilla le buscó las cosquillas al central, al que acusaba de tirarse, y cayó en la trampa. Agredió al soriano en un acto que terminaría siendo suicida y el árbitro le expulsó. 

Con la expulsión el partido viró de rumbo. Transitaba en una igualdad evidente en la que el Nàstic generaba más ocasiones, pero el Llagostera resistía con temple y orden en su hermético 4-4-2. En él se arropan y con él consiguen no alborotarse sea cual sea el contexto. Es un equipo que domina el arte de defender y sumergir el partido en la intrascendencia. Para hacerle daño a los de Alsina hay que atacar muy bien y el conjunto grana hubo fases de la primera mitad en las que lo hizo. Ya con superioridad numérica, sencillamente lo bordó.

En la primera mitad, los de Toni Seligrat lograron encontrar grietas en los costados, sobre todo en el derecho. Bonilla y Joan Oriol cambiaban el juego para el carril diestro en el que Brugui y Pol Domingo esperaban para armar el dos contra dos. No se puede decir que fuera una primera parte con muchas ocasiones. El Nàstic tuvo dos disparos en diagonal de Pedro Martín y Brugui en los que Marcos lució seguridad, mientras que el Llagostera tuvo la más clara mediante Andreu Guiu que no aprovechó una duda de Gonzi a la hora de salir a buscar un balón en el interior del área y disparó por encima del larguero. La última del primer convite la tendría Oliva con un cabezazo que no pudo dirigir tras un tenso centro de Bonilla con la derecha.

En la segunda mitad no hubo tiempo para ver la vida pasar. Nàstic y Llagostera fueron de frente. En ese contexto los locales andaban más cerca de sacar la cabeza. El no penalti y la roja a Monreal dinamitarían el encuentro. Las consecuencias fueron inmediatas. El Nàstic soltó lastre y se lanzó a por la victoria.

El primer gol llegaría en un centro lateral a Bonilla. Siempre se dice, pero a los equipos que defienden en bloque bajo con dos líneas de cuatro la mejor manera de atacarles es por las bandas. Ahí nació la primera diana tarraconense. Bonilla colocó un centro medido con la zurda que Gerard Oliva aprovecharía con un cabezazo perfecto que se colaba en la portería de Marcos tras tocar en el larguero. El de Riudecanyes sacó a pasear la metralleta por primera vez en la temporada, aunque ya suma tres goles en lo que va de curso.

Con el 1-0, el Nàstic necesitaba el balón y atacar con él, pero sin exponerse demasiado. Meterle toda la cordura que faltó con 0-2 el otro día en Lleida. Seligrat mandó el mensaje en forma de cambio e introdujo a Fullana por Miranda para darle mayor dominio en la sala de máquinas a los granas. Funcionó porque nunca se llegó a temer por el empate. El Llagostera defiende muy bien, pero está tan poco acostumbrado a ir a por el gol de forma directa que cuando le toca hacerlo no sabe.

Los granas impusieron su ley y plantaron bandera en campo rival mediante la asociación. Así fueron pasando los minutos, aunque lo cierto es que el segundo gol no llegaba. Llegó con los cambios en otro recital de cambios protagonizado por Toni Seligrat. Carbià, Guiu, Lasso y Ballesteros entraron en una doble tanda en el 74’y el 81’ y dos de ellos resultaron claves para rematar la faena.

El extremo de Vilassar volvió a marcar y conseguir su tercer gol de la temporada. Es sencillamente uno de los revulsivos de la categoría. A ningún jugador le gusta ese rol, ya que la titularidad está por encima de todo, pero oye, ya que está pues sale y decide y no hay mejor manera de pedir un hueco en el once que marcando. Una buena jugada colectiva finalizó con un disparo de Ballesteros tras pase de Lasso que el defensa del Llagostera desviaba en línea de gol hacia su propia portería. 0-2 y partido sentenciado, salvo sorpresa, aunque ya hubo bastantes en Lleida.

Solo un minuto después, Fullana se encargaba de despejar fantasmas cuando en el 90’ protagonizaba una jugada individual de alto nivel en la que finalizaba con un disparo que se colaba por el techo de la portería. Tocó red superior y apuntilló a su exequipo. La faena estaba hecha. El Nàstic volvía a golear. El Nàstic olvidaba el ‘tropiezo’ en Lleida. El Nàstic es un equipo. El Nàstic tiene licencia para soñar. El Nàstic ilusiona.  

Comentarios
Multimedia Diari