El delantero de referencia, el ‘9’ encargado de liderar el ataque del Nàstic, ese futbolista que debe subir un peldaño el nivel del equipo grana, ya tiene nombre y apellido: Guillermo Fernández.
La operación está cerrada y se espera que en las próximas horas pueda hacerse oficial después de que las negociaciones se acelerarán ayer. Tras descartar algunas propuestas, también de Segunda, el futbolista bilbaíno ha aceptado la oferta del Nàstic para las próximas dos temporadas, hasta 2024.
Formado en Lezama, la cantera del Ahtletic, el futbolista de 29 años llegó a debutar en el primer equipo bilbaíno de la mano de Ernesto Valverde. El técnico vasco, que ha vuelto a San Mamés esta temporada, le dio la alternativa en Primera División (2013/14), en Copa del Rey (2014/15) y también en la Champions League (2014/15), en la que llegó a anotar un gol ante el Oporto en el estadio portugués de Do Dragao. En total disputó 23 partidos con el primer equipo del Athletic.
En la 2015/16 salió cedido al Leganés, en Segunda División, pero una lesión truncó el buen año del futbolista, que acabó con 5 goles en 23 partidos. Suficiente para vivir el ascenso a Primera del equipo pepinero.
Tras ello se marchó al Elche, también en la categoría de plata. En el Martínez Valero firmó 7 dianas en los 38 partidos que jugó, 20 de ellos de titular. El Numancia fue su siguiente parada. Con los sorianos estuvo dos temporadas y media para un total de 19 goles. En el mercado de invierno del 2020, Guillermo Fernández cambió el estadio de Los Nuevos Pajaritos por El Sardinero. Sus 3 goles en 13 partidos no evitaron el descenso del Racing Santander a Segunda B.
Pero no sería con el cuadro cántabro con quien debutaría en la tercera categoría del fútbol español. Lo hizo con el Burgos CF a quien ayudó al ascenso a Segunda División con 2 tantos en 17 partidos. El curso pasado, en la división de plata, anotó ocho goles en los 41 partidos disputados, la mitad de ellos como titular.
El perfil del jugador es el que pretendía el Nàstic. El que quería el cuerpo técnico para apuntalar una delantera que solo cuenta a día de hoy con Pablo Fernández, ya que Lupu está convaleciente de su operación por doble fractura de mandíbula y estará unos dos meses de baja. Además, entidad ha decidido no ejecutar el precontrato que tenía firmado con Álex López. El de Calafell no ha pasado el periodo de prueba debido a una lesión en el sóleo que le ha tenido sin entrenar desde el partido ante el Zaragoza.
Guillermo Fernández es ese atacante alto (1,81 m), para poder ejercer como referencia, y rápido, para poder correr al espacio. Un tipo que asegura goles. Los ha hecho siempre que ha jugado en la categoría de bronce. Cuando era un zagal de Lezama anotó 25 en dos cursos. Solo los problemas físicos impidieron que esa cifra creciera durante su estancia en Burgos. Además, conoce perfectamente a los equipos del norte de la Península. Su estilo y sus estadios. Un conocimiento que le vendrá muy bien al equipo, puesto que esta campaña el Nàstic está encuadrado en el mismo grupo que los conjuntos del País Vasco, La Rioja y Navarra.
Un segundo delantero
Con la contratación de Guillermo Fernández queda casi descartada la llegada de Mourad. El jugador sigue atado al Elche, aunque su negativa a renovar le ha llevado a entrenarse y jugar con el filial, el Ilicitano. Un pulso entre dirección y futbolista que obliga a los equipos que lo quieran a esperar por si se resuelve. El Nàstic quería aguantar hasta el final. Confiaba en que con Lupu, Pablo Fernández y Álex López tenía suficiente para afrontar el primer compromiso de liga ante la ud Logroñés. Pero las bajas ha obligado a actuar.
Quedará aún una ficha libre para un delantero. Que llegará en este tramo final del mercado de verano. Solo una rebaja de salario o una operación a tres bandas, con cesión incluida, podría hacer posible la llegada de Mourada. Lo más probable es que sea un atacante complementario de perfil económico más humilde.