El gran desafío de España, convertirse en la primera selección que conquista cuatro Eurocopas, arranca con un duelo de altura en el ‘grupo de la muerte’ de la Eurocopa 2024, en el reencuentro con Croacia en el torneo de despedida de la leyenda Luka Modric, con cuentas pendientes tras la final de la Liga de Naciones que devolvió a la Roja a la senda del éxito.
El reto de Luis de la Fuente, décimo seleccionador que dirige a España en una Eurocopa, una figura que ganó empaque hace un año con la conquista del quinto título de la historia de la selección, se presenta en su primer gran torneo fuera del foco del favoritismo, elevando el concepto de equipo por encima de las individualidades de otras candidatas al trono.
En un grupo de máxima exigencia. Con la combativa Croacia para abrir boca, la vigente campeona de Europa Italia y el broche ante la sorprendente Albania, la selección española presenta candidatura con una mezcla de veteranía, representada por futbolistas como Jesús Navas, Álvaro Morata, Dani Carvajal, Nacho o Rodri, y con la insultante juventud de Lamine Yamal, 16 años, que hace ‘viejos’ a Nico Williams y Pedri.
Sin una estrella mundial como carta de presentación, pero con jugadores que dominan sus demarcaciones en el fútbol europeo. Como Rodri, el cerebro de todo, el dueño de los partidos. Dani Carvajal y Alejandro Grimaldo como laterales dominantes de la temporada. Y unos extremos como Lamine Yamal y Nico Williams llamados a ser sensaciones del torneo, que aumentan la verticalidad de España y retocan el estilo del éxito.
También hay muchas esperanzas depositadas en el regreso de Pedri, al fin a disposición de De la Fuente, que no pudo contar con uno de sus jugadores fetiches desde que tomó el mando.
Finalista del Mundial 2018, semifinalista en el de 2022 y finalista en la Liga de Naciones en 2023, Croacia llega al primer duelo de la Eurocopa con la esperanza de acabar con el maleficio que le persigue en este torneo.
Porque, si bien en los últimos Mundiales y Liga de Naciones ha sido fija en las últimas rondas, el torneo continental europeo se le atraganta, con el recuerdo del mejor resultado en la edición de 2008, en cuartos de final, primera ronda de eliminación cuando no se jugaban octavos. Se quedó en fase de grupos en 2012, encuadrada también con España; perdió en los octavos de 2016 ante Portugal; y cedió en los octavos de 2021 ante España, su bestia negra en los últimos años.
De nuevo en el foco antes de una Eurocopa, Álvaro Morata hizo saltar por los aires la paz que se respiraba en Donaueschingen. El sentimiento de sentirse eternamente juzgado, en discusión pese a sus números, maltratado por algunos aficionados, provocan que el capitán de la selección española cambie el paso. De los silbidos de La Cartuja al Bernabéu, puñales que le hacen replantearse que quizás lo mejor, sea dar un paso al costado. «Sé que puede ser mi último gran torneo con la selección. Si te cuento cómo lo pasé el último verano tras la Eurocopa, cerraba los ojos y me veía en la tanda de penaltis. El aficionado que tiene más ganas de ganar no va a pelear más que yo. La gente no es consciente de lo que puede aportar una palabra positiva», afirmó.