Se ha evolucionado mucho, pero no lo suficiente en cuanto a sociedad con el tema del racismo. Al menos ahora no se normaliza, pero lo cierto es que casi cada fin de semana se siguen viviendo episodios racistas en las gradas. Da igual el deporte, ninguno se escapa de una lacra que no cesa.
Denunciarlo forma parte de una responsabilidad común porque estas personas que se dedican a insultar a unos deportistas simplemente por su color de piel sencillamente no tienen cabida ni en la sociedad, ni en una grada, ni mucho menos en el verde o en una pista.
Este pasado fin de semana se vivió un presunto episodio racista en el Pavelló de Riu Clar. El ADT se medía al CN Sabadell. El partido transitaba en una igualdad máxima y así se encaró la recta final. A falta de seis minutos sucedió algo que marcó el devenir del encuentro. Fue cuando un supuesto insulto racista, «puto negro de mierda», desencadenó una tangana en la pista. Boucar empujó al que presuntamente le profirió el insulto y fue expulsado.
Días después del incidente, el Diari se ha puesto en contacto con Rafael Padín, entrenador del ADT que explica los hechos sucedidos y defiende a capa y espada la figura de su jugador, que sigue tocado después de tener que vivir un episodio tan inapropiado.
«Explota todo en el último cuarto. Esto ya venía de todo el partido. Era un emparejamiento defensivo en el que había pique por los dos lados y tres jugadas antes de que eso pase hay un choque en un rebote ofensivo y ya se dejan el primer recadito. En la siguiente jugada, en otro rebote de ataque Boucar deja una mano y en el balance defensivo es cuando sucede todo», ese es el contexto en el que pasa todo y explica Padín.
El técnico del AD Torreforta reconoce que su jugador no está en un buen momento anímico tras lo sucedido: «Está bastante afectado. Ya le pasó algo parecido hace un par de años. Mentalmente es un jugador débil y este año estaba mejorando mucho gracias a un trabajo constante». Padín entiende perfectamente a su jugador porque es un insulto que va más allá: «Es un insulto que les afecta de verdad. Eso es menospreciarlo. Va a hacer daño».
El entrenador gallego lamenta no haber actuado si echa la vista atrás: «Era para coger e irnos. Me arrepiento de no haber cogido al equipo e irme. No teníamos que haberlo consentido». Y va más allá: «Sus compañeros estaban muy afectados. Hay que tener en cuenta que en mi equipo tengo más extranjeros que españoles. Estamos en un barrio que culturalmente la mayoría de la población es extranjera. Somos un club social y por eso nos duele tanto».
Por eso sus compañeros ya han dejado claro que si Boucar es sancionado va a haber consecuencias: «Los jugadores se han reunido y han decidido que no quieren jugar el próximo partido si a Boucar le sancionan. Si él no juega, nosotros no jugamos».
Racismo en el fútbol de élite
Pero no solo ha habido un episodio racista a nivel local en el deporte, a nivel de élite también se han vivido varios incidentes racistas. La visita del Real Madrid a Mallorca dejó también otro lamentable capítulo de racismo que tuvo como diana a Vinicius. «¡Vete a recoger plátanos!», le gritaron al futbolista del Real Madrid.
Un acto reprobable que se suma a los cánticos que han sufrido en las últimas semanas jugadores como Nico Williams frente al Betis o Carlos Akapo en el partido que midió al Cádiz con el Granada en el Nuevo Los Cármenes.
Otro ejemplo de víctima de racismo es el que ha sufrido José Machín en Italia. El futbolista de Torreforta que juega en el Monza ya denunció en el Diari que los episodios racistas contra su persona eran constantes en el fútbol italiano. Es una de las lacras que persigue al fútbol y al deporte en general.