El orgullo gitano del Nàstic de Tarragona

Antoñín Cortés no dudó en celebrar su gol ante Osasuna con la bandera romaní

21 octubre 2024 19:30 | Actualizado a 22 octubre 2024 07:00
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Antoñín Cortés es feliz en Tarragona. Se le ve contento, disfrutando de cada partido y asumiendo incluso con naturalidad la suplencia si así lo decide Dani Vidal. Ese fue el caso ante Osasuna Promesas y su reacción fue idílica. Esperó su momento en el banquillo y saltó al verde con el hambre por bandera. En la media hora que estuvo sobre el terreno de juego le dio tiempo a hacer de todo. Fue consecuencia de una actitud voraz que tuvo premio.

Corría el minuto 66 de encuentro cuando el Nàstic montó una transición ofensiva que pilló a Osasuna Promesas totalmente desdibujado. Pablo Fernández condujo la pelota por la derecha y rápidamente atisbó a Antoñín Cortés atacando el segundo palo. Su centro fue medido y el delantero malagueño conectó el remate para marcar el gol de la sentencia.

El andaluz no dudó en la celebración. Se dirigió directamente a la grada de Gol de Mar para recoger y alzar una bandera con dos franjas horizontales, azul y verde. En la bandera original hay una rueda roja en el centro, pero en la bandera que portaban los seguidores del Nàstic ésta era sustituida por la cara de Cortés ¿Qué representan esos colores? Esa bandera es el símbolo del pueblo gitano y es conocida como la bandera romaní.

La parte superior, azul, simboliza el cielo, que es el techo del hogar del pueblo romaní, debido a su historia de pueblo nómada. La inferior, de color verde, simboliza el suelo o campo, el mundo por el que transitan. La rueda, también presente en la bandera de la India, expresa los deseos de libertad de circulación más allá de las fronteras establecidas.

El pueblo gitano, feliz

Antoñín Cortés presumió de raíces nada más ver aquel símbolo en la grada. Ofreció al Nou Estadi Costa Daurada su orgullo de pertenecer al pueblo gitano en un gesto celebrado por toda la afición grana y también por la comunidad gitana de Tarragona. Paco Demetrio, pastor y coordinador de la zona de Tarragona de las iglesias evangélicas pentecostales, no conocía la historia hasta que el Diari se la explica y su reacción no puede ser más feliz: «Para nosotros es un disfrute el saber que alguien del Nàstic se enorgullece de ser lo que es y no esconde sus raíces».

Demetrio va más allá y considera que gestos como el de Antoñín Cortés son un mensaje de esperanza para los niños y niñas del pueblo gitano que sueñan en grande: «Es un ejemplo para los chavales que suben. Un entusiasmo. Una ilusión para que los niños de nuestro pueblo para sepan que se puede llegar».

Cortés ya tres goles en lo que va de temporada y ha igualado ya sus cifras del curso pasado en el Lugo. No es casualidad ni una sorpresa porque Cortés goza de la confianza de un entrenador que ya le comprendió antes incluso de que firmara de grana.

En el Anxo Carro tuvo que actuar de extremo y Dani Vidal le dejó claro que si firmaba por el Nàstic su lugar iba a ser en el centro de la delantera junto a Pablo Fernández. Así le convenció para rechazar propuestas económicas superiores.

El tiempo le ha dado la razón a Cortés. Son tres goles ya los que acumula con solo nueve jornadas disputadas y apunta a que su techo goleador está lejos porque genera ocasiones con facilidad y cada vez tiene los colmillos más afilados.

La perilla del gol

Curiosamente, los tres goles de Antoñín han llegado desde que se quitó la barba para dejar paso a la perilla. Ahora los aficionados le llaman cariñosamente como ‘la perilla del gol’. Un look que parece que el delantero grana no va a cambiar porque desde que lo luce los goles llegan y él sonríe.

El delantero malagueño espera seguir dedicándole las dianas que vengan a ese pueblo gitano al que tan arraigado está. Antoñín enamora al Nàstic con su perilla, sus goles y sus raíces.

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