Para el Nàstic ir a Llagostera es un suplicio. Pasan los años y ese estadio municipal sigue atravesado. No hay manera de salir victorioso de ese campo. Este jueves una nueva derrota allí dejó a los granas fuera de la Copa Federación en los octavos de final. Una eliminatoria que se marchó a la prórroga tras el 1-1 del tiempo reglamentario y que se resolvió con un penalti riguroso a falta de diez minutos para el final. La historia en Llagostera es siempre la misma. Casi pareció un flashback del 2014. Gol en la prórroga, penalti en contra, expulsión grana y eliminación.
Los Oriol Alsina se conocen todas las artimañas posibles para engañar al colegiado que se tercie. Si encima la Federación Española envía un imberbe de Tercera División la película acaba como quieren los azulgranas. En eso Sascha es el mejor actor. Se libró de la amarilla codo en alto, acumuló faltas y se marchó como el héroe marcando el empate y provocando el penalti decisivo. Hay que saber jugar a esto y el Nàstic se enredó sin conocimiento. Luego, con el 2-1, los gerundenses estaban como peces en el agua. Entre pérdidas de tiempo e interrupciones inventadas no se pudo jugar mucho más.
Sería erróneo, no obstante, concentrar la responsabilidad en el rival y la labor actuación. El Nàstic fue el principal responsable. Dispuso de ocasiones suficientes para haber goleado. La tuvieron Oliva, que marcó en fuera de juego dudoso, Bonilla -autor del gol grana-, Joel Lasso y Amang. El camerunés salió acelerado en el tramo final del partido. Rozó la expulsión y acabó fallando un remate casi a puerta vacía. En el área de Gonzi el Llagostera demostró más fiabilidad. Remató dos veces entre los tres palos. Penalti incluido. Dos goles y a cuartos.
En el primer tiempo el Nàstic supo leer a la perfección lo que tenía que hacer. Toni Seligrat sabía dónde iba. Conoce lo que se cuece en campos como el Municipal de Llagostera. Esos terrenos escasos en metros y con un césped artificial que reduce drásticamente las diferencias de calidad de los equipos. Lugares en los que hay que sacrificar el juego de construcción para concentrarse en proteger y atacar de la manera menos arriesgada que existe, con balones largos. Pases al vacío buscando más el error de la zaga que su espalda. En otras palabras, caer sin remedio en el fútbol del adversario pero llevándolo a tu terreno.
El Nàstic supo hacerlo desde el primer minuto. El Llagostera copó la posesión pero todo el peligro lo llevó el conjunto grana. Atacando en profundidad y sacando a relucir la versión más combativa de todos y cada uno de los futbolistas. Con un 1-4-4-2 maniató a los locales que solo generaron peligro en las botas del ebrense Andreu Guiu, hermano del jugador grana Bernat Guiu. Fruto de esa superioridad Bonilla adelantó al Nàstic en una acción afortunada de Pedro que remató a bocajarro.
El segundo tiempo el equipo retrocedió demasiado. Dejó crecer al Llagostera que pese a no llegar con insistencia Sascha logró el empate en el único despiste defensivo. No se movió más el marcador hasta la prórroga cuando el árbitro cobró penalti en una jugada muy rigurosa. Marcó Cortés para cerrar un partido en el que el Nàstic acabó con diez por expulsión de Bonilla. Un dejà vú pero con menos incidencia.
FICHA TÉCNICA
UE Llagostera. Marcos, Pere, Monreal, Diego G., Roig (Dieste, minuto 46), David García (Magallán, minuto 73), Manchón (Genar, minuto 46), Guiu (Lucas, minuto 112), Gil M. (Dubasin, minuto 106), Cortés y Sascha.
Nàstic. Gonzi, Albarrán, Trilles, Quintanilla, Pol Domingo (Joan Oriol, minuto 71), Miranda, Fullana, Pol Ballesteros (Carbia, minuto 61) (Miranda, minuto 97), Bonilla, Pedro (Ribelles, minuto 71) y Gerard Oliva (Joel Lasso, minuto 84).
Goles. 0-1, Bonilla (minuto 42); 1-1, Sascha (minuto 75); 2-1, Cortés de penalti (minuto 115).
Árbitro. Alfredo Ramo. Expulsó a Bonilla
