El Nàstic se encuentra ahora en terreno de nadie. Demasiado lejos del primer puesto (siete puntos, antes del inicio de la jornada) y algo cómodo respecto a la distancia con los puestos fuera del play-off (cinco puntos). Una situación que hay que saber llevar y andarse con ojo. El sentimiento competitivo debe mantenerse hasta el final y tampoco pueden haber distracciones.
La victoria del Deportivo ayer frente a la Cultural Leonesa acentúa este escenario. Por un lado habrá que pelear mucho para recortarle tanta distancia a los coruñeses. Por el otro, la derrota leonesa deja el play-off al alcance de la mano. Una victoria mandaría a los cazurros a ocho puntos y haría menos traumática la visita al Reino de León la próxima jornada. Si recortar siete al líder es casi imposible, perder un margen de ocho es aún más complicado.
Dirán que el Nàstic no debe fijarse en otros rivales más que el que tenga delante, pero a estas alturas del curso, hay que examinar todos los componentes que puedan ser decisivos en el juego. El objetivo mínimo es play-off y asegurarlo es la prioridad máxima.
Cualquier número bueno pasa, obviamente, por superar al Celta Fortuna. Los granas ya lo hicieron en la primera vuelta. Un duelo sufrido que decantó Pablo Fernández para los tarraconenses. Fue una victoria al estilo Unionistas, Tarazona o Teruel. Haciendo ese tipo de partido lento, pesado y cerrado que tan incómodo le ha resultado en las últimas jornadas. Un guion de juego que solo les ha funcionado cuando son ellos los que lo proponen de inicio.
Tampoco es el modelo de partido que les haya dado más rendimiento esta temporada. El equipo de Dani Vidal ha sido un conjunto temido cuando se ha aplicado en imponer un ritmo trepidante a los duelos. Con presión alta, esfuerzos defensivos y contragolpes letales en ataque.
El paragadima de encuentro que necesitan los granas, sobre todo en el Nou Estadi, es el del día del Deportivo. Un duelo que acabó empatado pero en el que los jugadores disfrutaron y exhibieron un control total del huego. A ese partido apeló el técnico Dani Vidal en la previa del enfrentamiento matutino frente al Celta Fortuna.
Los jóvenes mirlos celestes son el mejor ejemplo de filial de la competición. Es un equipo alegre, atrevido y con un enorme talento individual. Con jugadores como Damian, Hugo Álvarez, Pablo Durán o Alfon que ya saben lo que es competir en la Primera División. Un equipo que ha superado su fase más complicada y que con nuevo entrenador, Fredi, ha sabido volver a competir por las primeras plazas.
Dani Vidal recupera uno de sus jugadores emblema: Óscar Sanz. El mediocentro canterano podría reaparecer en los minutos finales o incluso de inicio, opción que parece algo más difícil tras 42 días de baja. También podría regresar David Concha, pero el cántabro se mantiene entre algodones.
Volverá seguro al once Pol Domingo, baja por sanción en Tarazona y Borja Martínez, después de quedarse la pasada jornada sin jugar por primera vez en toda la temporada. Más dudas ofrece el ataque. No hay nadie fijo, tras la ausencia de Pablo F. ante el Fuenlabrada. Jardí es el más fiable en los últimos duelos.
Los granas necesitan recuperar sensaciones. Volver a mostrarse como un equipo sólido y contundente. Si no les da para competir por el ascenso, al menos para llegar al play-off con más garantías.