El Nàstic de Tarragona sumó un punto en Zubieta que no hubiera sido posible sin la intervención de Dani Vidal. El técnico tarraconense, que no se cansa de repetir en las ruedas de prensa que los cambios en el fútbol actual deciden partidos, entendió que el partido necesitaba refrescar y, cuando miró al banquillo, se encontró con mucho talento esperando su momento. De nuevo, los actores revulsivos salieron enchufados al partido y demostraron que los granas tienen una capacidad para dibujar distintos encuentros dentro de un mismo choque como pocos equipos en la categoría.
Si alguien representa esta capacidad para hacer daño desde el banquillo es David Concha. El extremo ha comenzado el 2025 con el colmillo afilado. Ni frente a la Gimnástica Segoviana ni frente a la Real Sociedad ‘B’ ha gozado del rol de titular, pero le da lo mismo. El cántabro ha aprovechado dos escenarios distintos para imponer su ley. La semana pasada, en el Nou Estadi, salió con el partido ya resuelto y anotó el quinto gol definitivo. En Zubieta, la cosa era distinta. El partido caminaba sobre la igualdad cuando Concha entró al campo, pero a los pocos minutos marcaba el Sanse.
Con la posible derrota planeando sobre Donosti, el zurdo se inventó un gol en una jugada repleta de talento y temple. Controló el cuero llovido en un córner y decidió picar la pelota. No parecía entrañar demasiado peligro aquel disparo, pero Aitor Fraga no midió bien y el balón entró por debajo del larguero. El Nàstic empataba aquel partido gracias al gol de un suplente, pero lo cierto es que no fue Concha el único jugador que destacó desde el banquillo.
Otros suplentes destacados
Ander Gorostidi había entrado en el descanso por Marc Montalvo. El centrocampista vasco volvió a ofrecer ese rendimiento fiable que acostumbra. Un jugador que crece en contextos físicos y de ida y vuelta. Un centrocampista que asegura rotación cuando el partido lo pide. Ayer era el caso porque Montalvo estaba amonestado y el plan de partido demandaba un mediocentro con mayor poso en las transiciones constantes a las que se estaban sometiendo ambos equipos.
Más allá de Gorostidi y Concha, los dos exjugadores de la Real Sociedad, Antoñín Cortés fue otro de los jugadores que aprovechó sus minutos desde el banquillo. Incluso pudo ser el héroe del partido porque en el tramo final tuvo una ocasión clarísima para adelantar al Nàstic, pero su disparo con el exterior desde el interior del área no encontró portería. Más allá de ello, el malagueño jugó tanto en la punta del ataque como en banda derecha, y en ambas posiciones sumó para la causa. No será ya tan extraño verle pegado en banda porque, con el nuevo sistema con Pablo como única referencia, Antoñín Cortés volverá a jugar en una zona del campo en la que ya lo ha hecho en su pasado, aprovechando su velocidad y su potencia. Durante el parón navideño probó en esa posición y en Zubieta estrenó su nuevo hábitat junto a la delantera. Un recurso más para el costado derecho.
Precisamente en la zona derecha del equipo hubo otro jugador que también ofreció minutos de esperanza en el carril diestro. Fue Miguel Leal, que entró por Pol Domingo con la misión de darle más profundidad y capacidad ofensiva al equipo, y lo hizo.
El lateral protagonizó varias incursiones en las que demostró personalidad, físico y talento. En la próxima fecha ante el Amorebieta será titular, ya que Pol Domingo cumplirá su sanción.
Más allá del gran rendimiento como revulsivos de estos cuatro jugadores, el Nàstic también disfrutó del dinamismo de Álex Jiménez. Cinco cambios que le cambiaron el rostro al conjunto grana y que demostraron que Dani Vidal, desde el banquillo, tiene elementos diferenciales capaces de cambiar o reventar un partido de un momento a otro. El Nàstic tira de un fondo de armario que, en pocos días, puede tener más piezas si se concreta la llegada de un central y quién sabe si alguien más.