El Pavelló Olímpic de Reus fue testigo ayer del emocionante inicio del Campionat de Catalunya de Joves de Tennis Taula, el cual comenzó a las 9 de la mañana. Un gran repertorio de equipos de toda Catalunya estaba listo para dar un buen comienzo en la jornada, mientras se respiraba un ambiente cargado de concentración. Los Ganxets de Reus, el CTT Les Borges, o el Club Tennis Taula Sabadell eran algunos de los muchos equipos que competían y que tenían a sus jugadores calentando desde el primer momento para lograr pasar a un ansiado cuadro final. En este, se encontrarán los grupos que hayan logrado más victorias al final del campeonato, en enero.
Cada equipo competía en partidos con distintas modalidades, ya fueran en parejas o individuales.
Los jóvenes, la mayoría adolescentes, se preparaban para dar un buen espectáculo, y se les notaba medianamente nerviosos, aunque al empezar los primeros partidos fueron relajándose y liberando tensión.
El mítico Pavelló, inaugurado para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, creaba una imagen única: todo el recinto estaba lleno de tablas de tenis de mesa, en las que se disputaban, tanto partidos de competición, como de entrenamiento.
A pesar de que el recinto se encontraba con una afluencia de público baja, el ambiente y la emoción no se echaron en falta por parte de los familiares que apoyaban a sus hijos ni de los mismos jugadores. «Venimos a apoyar a nuestro hijo. Está algo nervioso, pero al principio es normal», comentaba Ignasi, uno de los muchos padres que se encontraba en las gradas.
Uno de los elementos que caracterizaban a la jornada, era el silencio que había la mayor parte del tiempo, para que los jugadores estuvieran centrados en el juego. «El silencio es fundamental. Los chavales tienen que jugar con la cabeza despejada», me comentaba uno de los árbitros antes de arbitrar un partido.
Esto resultaba cierto, puesto que se requiere mucha concentración por parte de los jóvenes, que así lo demostraban. En conjunto, era casi parecido a los partidos profesionales de tenis. Los mismos jugadores iniciaban sus turnos golpeando a la bola con mucha concentración y estilo, buscando el ángulo perfecto para despistar al rival. Había momentos de euforia al conseguir punto, y momentos de reflexión al perderlo. Resultaba vital la capacidad de remontada de algunos jugadores, que no perdían la fe en ningún momento gracias al apoyo moral de sus entrenadores.
Y así fue durante la mayor parte de la jornada, en la que tan sólo se oía el sonido de las bolas al rebotar y, de vez en cuando, algun «¡vamos!» a todo pulmón por parte de los equipos.
Aunque, sin duda, uno de los aspectos más sorprendentes de este inicio de competición, fue la realización de una pequeña formación para jóvenes y niños que quisieran arbitrar los partidos., y que no sólo arbitraran adultos. Esto no hacía más que resaltar el ambiente competitivo, pero también familiar de la jornada: «Es la primera vez que arbitro. Me apunté porque me gusta el tenis de mesa y me gustaría probar», explicaba Alex, un joven que quiso probar suerte.
El campeonato finalizará el próximo 4 de enero.