David García Torné (La Canonja, 1997), se estrena en unos Juegos Olímpicos como una de las esperanzas del judo español. Una etiqueta de la que no rehúye: «Me veo consiguiendo esa medalla, hemos trabajado muy duro y está todo preparado para ello», asegura. En el esplendor de su carrera deportiva, tras sobreponerse a un calvario de lesiones, García ha hecho realidad el sueño de aquel niño que con seis años se enamoró del judo en la actividad extraescolar que organizaba su escuela.
En París buscará romper el gafe de una disciplina en la que España no logra podio desde Sídney 2000. «Sería muy importante, creo que le devolvería esa popularidad que tenía hace unos años», subraya el judoka formado en el Vital Sport de Sant Pere i Sant Pau.
El primer olímpico de la historia de la Canonja debutará en el Campo de Marte de París este domingo 28 de julio en la categoría de -66 kilos. Un billete olímpico que se ha ganado a pulso, tras superar un tortuoso camino en forma de seis operaciones en la rodilla izquierda: tres de menisco a los 18 años y tres de ligamentos, después de la pandemia.
Tras la primera intervención de ligamentos, y aún con dolencias para competir, fue capaz de coronarse campeón de España, pero un día después le notificaron que tenía que volver a pasar por quirófano.
«Antes de las lesiones lo único importante para mí era ganar. Me han ayudado a tener mucha más claridad mental y relativizar tanto las victorias como las derrotas», apunta García, pupilo de Quino Ruiz en Brunete, una de las mayores cunas de prodigios a nivel internacional. Junto a él, se ejercitan judokas campeones mundiales como Niko Sherazadishvili o Fran Garrigós, quienes también tratarán de erigirse con medalla en -90kg y -60kg, respectivamente.
Lejos de frenar su proyección, una vez ahuyentados los fantasmas del pasado, García ha sido capaz de desplegar su mejor judo sobre el tatami, alzándose con la plata en el Campeonato de Europa de 2023. Una determinación y tenacidad curtidas en la adversidad y que sumadas a una técnica depurada y estilo explosivo lo convierten en una de las principales bazas para el medallero español.
El judoka, formado en el Vital Sport, está en su apogeo una vez superado un calvario de lesiones
«Mi meta es vencer por ippon -lanzar al oponente de espaldas al suelo, principalmente-. Me gusta acabar el combate antes de que terminen los 4 minutos», reconoce García, quien a los 19 años dejó atrás Tarragona para entrenar en el Dojo Quino con el objetivo de dar el salto definitivo como judoka. El actual número 9 del ránking siempre cuenta con ases bajo la manga, incluyendo movimientos novedosos en cada competición con los que sorprende a sus rivales.
El tarraconense ya sabe lo que es subirse a un podio en París. Lo hizo este año con el tercer puesto logrado en el Grand Slam de la capital francesa. En Antalya, Turquía, logró la quinta posición, también extrayendo sensaciones «muy buenas».
A diferencia de otras disciplinas, la Federación Española de Judo cerró la clasificación a los Juegos con meses de antelación «un punto muy positivo a nivel mental», en palabras de García, que ha ultimado su puesta a punto en Japón, cuna de su deporte.
En el momento más dulce de su carrera, el canonjino tiene sus objetivos definidos: «Lo afronto muy tranquilo, con ganas de demostrar todo lo que hemos trabajado».