Al Nàstic se le escapó la victoria en Lugo. Los granas no supieron gestionar un 0-2 y acabaron sufriendo incluso para sumar un punto. El empate no era malo antes del pitido inicial, pero a partir del minuto 14, tras el gol de Antoñín, era un resultado decepcionante.
Al equipo le faltó personalidad para sobrevivir al impulso local de ir hacia delante y convertir el duelo en una locura. Fue reculando confiando en el desatino de los lucenses de cara a portería. Pero no cayeron en que iban a ser sus propios errores los que le sentenciarían.
El penalti de Óscar Sanz dio vida a un Lugo que fue creciendo. Dufur lideró una zaga que acabó tiesa y frustrada al ver cómo Erik aprovechaba un saque de esquina para poner la igualada. Un gol que llegó en esos minutos finales que en los partidos del Gimnàstic de Tarragona se vuelven impredecibles. Igual pueden dar el triunfo, como en Amorebieta, la derrota, como en Barakaldo o, desde ayer, un empate.
El once que Dani Vidal puso en liza ante el Lugo presentó dos novedades respecto al de la semana pasada. Jardí recuperó la titularidad, en detrimento de Marc Fernández. Un relevo esperado. Sorprendió la entrada de partida de Nil Jiménez en el lateral izquierdo, en sustitución de Joan Oriol, aquejado de unas molestias lumbares.
El inicio grana fue espectacular. En 14 minutos se había activado el triángulo letal que forman Víctor Narro, Pablo Fernández y Antoñín para poner el 0-2 en un abrir y cerrar de ojos.
El extremo balear fue protagonista en los dos tantos. Igual que lo había sido en dos de los últimos tres goles del Nàstic. En Lugo, en ese Anxo Carro en el que no cuajó la pasada temporada, sumó dos nuevas asistencias a su cuenta particular.
Repartió por igual a los dos delanteros. Primero a Pablo Fernández con un centro templadito a los cuatro minutos de juego. El asturiano firmaba un cabezazo inapelable en el segundo palo. Saltó con potencia y superó por alto al lateral del Lugo, Nicolás, que hacía la cobertura. Segundo tanto del Faro de Candás.
Diez minutos después, Víctor Narro volvía a golpear a su exequipo, para desesperación de la parroquia del Anxo Carro. Los lucenses no tenían el recuerdo de un jugador tan desequilibrante.
En un contragolpe de libro, Viti superó a un defensor con un autopase de puro talento, y cedió el gol a Antoñín. El malagueño no perdonó y la embocó. Otro ex del Lugo que se cobraba su factura.
El 0-2 era una ventaja engañosa. Se corría el riesgo de dar el partido por ganado antes de tiempo. O de recular demasiado y provocar situaciones propicias para el Lugo. Como así fue.
Los gallegos tomaron el control de la posesión y llevaron el partido a territorio grana. Allí demostraron su indolencia ofensiva. Si llegaban con un gol a favor solo en toda la temporada era por algo.
Ante un defensa grana muy seria, liderada por un Dufur crecido, encontraron el hueco en el lateral zurdo. Mientras sus compañeros disfrutaban de los goles, Nil Jiménez sufría en su costado. Jorge González le tomó la medida y le convirtió en un saco de nervios. A punto estuvo de cometer penalti en dos ocasiones. Lo pidieron los jugadores del Lugo, pero ninguno pareció ser claro.
Sí lo fue el de Óscar Sanz. Un error de mediocentro. Golpeó a Mendoza cuando éste entraba en el área. El atacante transformó la pena máxima con un lanzamiento potente. A la media hora de juego, el encuentro volvía a abrirse.
Más pudo hacerlo de no ser por Alberto Varo. El arquero, capitán ante la ausencia de Joan Oriol, protagonizó uno de sus vuelos con licencia atlántica para rozar con los dedos un tiro de Mendoza que olía la escuadra.
Vidal apostaba por la contra. Por aprovechar la necesidad del Lugo y atizar a la espalda de sus centrales con la velocidad de Narro y Jardí. No corrió mucho más antes del descanso.
Nil Jiménez se quedó en el vestuario. El técnico sabía del esfuerzo físico que le pedía a su capitán, Joan Oriol, pero la situación requería de cerrar la fuga defensiva.
Pintaba bien el segundo tiempo, con dos acciones de Antoñín que obligó a la defensa a despejar casi en la línea. Una de ellas, pudo ser víctima de un penalti. El meta le arrolló sin que Olatz Rivera lo sancionara con la pena máxima. Pero pronto se vio la tendencia del partido. Contraria a los intereses del Nàstic.
El Lugo comenzó a apretar. A encerrar el Nàstic en su área. Las luces en el equipo tarraconense se apagaron de golpe. Los locales ganaban todos los duelos. Remataban todos los centros. Los futbolistas granas solo hacían que achicar agua como podían.
El empate era irremediable. Llegó con un remate de Erik Ruiz. Cazó una volea en el segundo palo que pasó como un obús por el palo de Varo. Tanto merecido. El Nàstic estaba a verlas venir, sin capacidad de reaccionar.
Entraron Álex López y Álex Jiménez para dar piernas al equipo y tratar de estirar líneas. Fue suficiente para salir de la cueva y amenazar al contragolpe. El partido se convirtió en una moneda al aire. Pudo salir cara. Pero también cruz.
En el minuto 85 la tuvo Álex Jiménez. Víctor Narro le dejo solo ante el meta del Lugo. El delantero no supo resolver. Su tiro chocó contra las piernas de Lavin.
El fantasma de Barakaldo sobrevoló el Anxo Carro cuando un mal despeje de Varo concedió un remate imposible del Lugo que se estrelló en el travesaño. Se salvó pero no de esa sensación agria de que el equipo desperdició una ventaja imperdonable.
Ficha técnica
Lugo. Lavín, Lizancos, Juan R., Erik, Nicholas, Jorge G. (Lesme, 64’) , Yayo, Vaquero (Dani Vidal, 64’), Cabo (Cuéllar, 78’), Mendoza (Perero, 64’) y Ochoa (Roger M., 57’).
Nàstic. Varo, Pol D., Dufur, Óscar Sánchez, Nil, Montalvo (Álex L., 80’), Gorostidi, Jaume Jardí, Víctor Narro (Marc F., 90’), Antoñín (Gorka, 70’) y Pablo F. (Álex J. 80’).
Goles. 0-1, Pablo F. (4’). 0-2, Antoñín (14’); 1-1, Mendoza (31’); 2-2, Erik Ruiz (74’).
Árbitro. Rivera Olmedo. TA: Vaquero, Yayo, Juan R., Lizancos, Vidal/Nil y Gorostidi.
