Berat Sadik (Skopje, 32 años) es un auténtico trotamundos del fútbol. Su vida ya comenzó con un viaje de casi 3.000 km. Desde la capital de Macedonia, aún siendo Yugoslavia, hasta la fría Finlandia donde se crió y se convirtió en un jugador profesional. En enero firmó por el Nàstic, el décimo equipo en su carrera.
¿Cómo llevas el español?
Intento aprenderlo rápido. Todos los idiomas al principio son difíciles, pero creo que antes del verano podré dominarlo algo mejor. Ahora tengo una profesora y múltiples aplicaciones de móvil, pero hace dos semanas que vino mi familia, mis dos hijos, y no tengo tanto tiempo para dedicarle.
¿Y con la adaptación al equipo y al fútbol español?
Realmente bien. Sabía de la complicada situación en la que estaba el equipo cuando llegué. Al mismo tiempo era lo que me motivaba, porque es un buen reto para mí. Me sorprendió la buena atmósfera en la plantilla. Eso, sin duda, me ha ayudado en mi adaptación.
Quizás uno se espera, por la realidad del equipo en la tabla, un ambiente negativo.
Por eso digo que me sorprendió gratamente el positivismo. La alegría. Evidentemente, cuando hay que trabajar, todo el grupo lo hace duramente, somos profesionales y todos sabemos cuál es nuestro deber. Pero hacerlo de manera positiva es el camino más acertado.
Te estrenaste como goleador grana en el último partido en casa. Cogiste el balón para tirar el penalti con mucha confianza.
Soy futbolista, puedo vivir con la posibilidad de acertar o fallar. Es más dificil vivir con el temor a fallar que con el fallo en sí. Como delantero, convivo con el error. Unas veces aciertas y otras no. Cuando estoy en el campo nunca pienso en que no tendré éxito. Siempre soy positivo sobre el terreno de juego.
¿Eres un delantero que se obsesiona con el gol?
Es verdad que como delanteros nuestro labor es marcar goles y es muy difícil. Me importa que el equipo sume puntos y no quién marca los goles. Cada jugador tiene una función en el campo y yo, como delantero, piso el área rival y es lo que tengo en la mente.
¿Cuándo te llega la posibilidad del Nàstic y miras la clasificación qué piensas?
Veo que es el último en la tabla y que es difícil, pero como te he dicho antes, es un gran reto para mí. Empecé a ver partidos y ví que era difícil pero no imposible. Si no creyera que había opciones de ayudar a salvar la categoría hubiera escogido otro equipo. Creo realmente que podemos conseguirlo.
¿Cómo vives con la presión como jugador?
Trato de analizar cada partido, ganemos o no, para sacar cosas positivas de cara al próximo entreno y partido. Qué aspectos puedo mejorar. De alguna manera me gusta esa presión porque te lleva al límite. En otras palabras, me gusta jugar bajo presión. No me asusta.
Como has dicho, tu familia ya está en Tarragona. ¿Habrán notado la diferencia con Finlandia?
Mucho. Especialmente con el tiempo (risas). Vemos el sol. Cuando mando fotos a mis familiares en Finlandia de los días con sol me dicen: «No nos enseñes más, por favor».
Has jugado en muchas ligas. ¿Con cuál te quedas?
La Bundesliga. Los estadios siempre están llenos y la atmósfera del partido es increíble. Jugar en el Allianz o ante 80.000 personas en Dortmund... Disfruté muchísimo. El Arminia Bielefeld fue mi primer equipo fuera de Finlandia.
¿Qué destacarías de Suiza, Rusia o Bélgica?
Suiza es una buena liga también. Rusia, a nivel deportivo está muy bien, pero no salió como esperaba. Aún así saqué cosas positivas de esa aventura. En todos los sitios he disfrutado. Quizás en Bélgica, por las lesiones, fue donde peor lo he pasado. Ir a un sitio y estar todo el año lesionado es difícil de sobrellevar.
¿Y de tu liga, la finlandesa, qué destacas?
Está claro que no se puede comparar con la española pero creo que es un buen escaparate, sobre todo para que los jugadores jóvenes expongan sus cualidades. Hay equipos fuertes como el HJK Helsinki, en el que jugué fases de clasificación para la Europa Liga y la Champions League. Pero el resto de los equipos están todavía un poco por debajo. Se están haciendo las cosas bien y la competición va creciendo.
Naciste en Skopje cuando todavía era Yugoslavia. Una clima prebélico. ¿Recuerdas algo de esa etapa?
No porque me fui con dos años. Los que lo tuvieron difícil fueron mis padres. Además, se marcharon cuando todavía no había comenzado la guerra. No eran unos refugiados más, sino que eran todavía pocos los que buscaban una nueva vida en los países nórdicos. Para los finlandeses era extraño. Mis padres no sabían inglés y menos finlandés, pero lo que peor llevaban era el clima. Venían de unas temperaturas similares a las de aquí y cuando llegan se encuentran a -45 grados y un montón de nieve. Para mí ya no es raro. He crecido con ello. Es normal, pero para ellos fue un cambio brutal.
¿Por qué escogieron Finlandia?
Se lo he preguntado muchas veces: ¿Por qué escogísteis un lugar tan frío? Los países nórdicos son excelentes lugares para vivir con buenas oportunidades laborales. Aunque su objetivo era Noruega. Luego mi padre se encontró con compatriotas que le hablaron de Finlandia y cambió de planes.
Decidiste jugar con la selección de Finlandia aunque pudiste hacerlo con Macedonia o Kosovo.
Cuando jugué mis primeros partidos con Finlandia nadie de Macedonia contactó conmigo. Lo hicieron después. Me llamó la selección de Kosovo, cuando se formó para hacer el cambio. Hablé con ellos, pero al final pensé que si había comenzado y crecido con Finlandia debería acabar con Finlandia.
¿Te ves de vuelta en la selección?
He hablado con el seleccionador, pero por ahora prefiero concentrarme en el equipo.