Aleix Vidal necesitaba volver a sentirse importante. Contar con la confianza del entrenador y no un jugador al que solo recurrir cuando hay bajas. Disfrutar del privilegio de la etiqueta de titular, o al menos, de jugador con un rol clave. La temporada pasada le tocó vivir la cara amarga del fútbol en la que los minutos en el verde se cuentan con cuentagotas. Sevilla fue pesadilla cuando antes había sido sueño.
Este verano finalizó contrato y quedó libre para elegir proyecto. Sin ataduras es más fácil analizar el futuro porque uno es absoluto dueño de su destino. Fueron muchas las propuestas que manejó el extremo de Valls porque es un futbolista con un perfil que encaja en muchos de los equipos de Primera División. Un jugador capaz de jugar tanto de lateral como extremo, con una velocidad endiablada y con capacidad de sacrificio. Entre todas las ofertas apareció una que le permitía volver a estar más cerca de casa. De nuevo de regreso a Barcelona, pero esta vez no para jugar en el FC Barcelona.
El RCD Espanyol de Vicente Moreno llamó a su puerta y le ofreció un hueco en su regreso a Primera División. Un histórico del fútbol nacional que le dibujaba un ecosistema muy atractivo tanto en lo vital como en lo futbolístico. Lo segundo se explica porque Vicente Moreno es un entrenador que siempre les ha dado mucho vuelo a jugadores del perfil de Aleix Vidal. Extremos con desborde, uno contra uno, pero también con capacidad de ida y vuelta.
Solo se han jugado cinco partidos de liga en lo que va de temporada, pero el vallense ya disfruta de la etiqueta de titular. No debutó hasta la tercera jornada, pero desde entonces su crecimiento ha sido evidente. Jugó 15 minutos frente al Mallorca y fueron tan buenos que convencieron al técnico valenciano de que el sitio de Vidal estaba en el once.
Ante el Atlético estrenó titular y jugó 75 minutos. Otra actuación interesante que le permitió repetir titular en el Villamarín frente al Betis. En el feudo verdiblanco dio su primer gran paso perico anotando el gol que adelantaría al Espanyol en un encuentro que terminaría con un empate a dos.
El jugador vallense se llevó los elogios de la afición por su gol y por su lucha. De hecho, se marchó sustituido tras sufrir una dura entrada en la tibia de Pezzella, que desembocó en la expulsión del central argentino, que provocó que recibiese 15 puntos de sutura. Pese a la aparatosidad de la entrada, el jugador vallense todavía quiso seguir jugando, aunque finalmente no pudo resistir más.
Precisamente, y capricho del destino, el jugador de Valls se iba a medir hoy frente al Alavés en casa. Un partido especial, puesto que hace dos temporadas jugó en Vitoria. Sin embargo, todo apunta a que salvo sorpresa no estará disponible, ya que la herida de la tibia todavía no ha cicatrizado y prefieren no asumir riesgos desde el club blanquiazul. Eso sí, se espera que esté de vuelta para el fin de semana en el que el Espanyol visita su excasa, el Sánchez Pizjuán.