La afición del Nàstic: el final más cruel

Las más de 14.000 voces que llenaron el Nou Estadi, y que marcaron el récord de asistencia de la temporada, demostraron que el amor por unos colores no entiende de resultados y consolaron a los suyos tras tan doloroso desenlace

23 junio 2024 01:45 | Actualizado a 23 junio 2024 07:00

La palabra es crueldad. Es el término que podría definir lo ocurrido ayer noche en un Nou Estadi que, con una asistencia de 14.531 espectadores, vivió la mejor entrada de la temporada.

El triple silbato de Mallo Fernández marcó el final del partido, pero el inicio del dolor, que ya se había manifestado con el gol de Antonio Cordero en el último minuto.

Desde ese preciso instante, lo que había sido una fiesta grana se convirtió en una pesadilla difícil de describir, pues la cantidad de dolor en los miles y miles de rostros que llenaron las gradas del templo grana era algo que helaba la sangre.

La cantidad de dolor en los miles y miles de rostros que llenaron las gradas del templo grana era algo que helaba la sangre

Un silencio sepulcral y que contrastó con la alegría de la afición malacitana desplazada hasta Tarragona y ubicada en Preferente Superior.

Para ellos, la fiesta estaba servida, ya que lo primero que hicieron jugadores y cuerpo técnico fue recorrer el verde de banda a banda para ir a celebrar el ascenso con los suyos.

La del Nàstic fue la otra cara de la moneda: un sentimiento de frustración a gran escala se hizo presente en cada uno de los miembros de la afición, de la plantilla y del cuerpo técnico.

Abatidos, con sudor y lágrimas derramadas durante los más de 120 minutos que se alargó el choque, vieron cómo se desvanecía ese sueño por el que tanto han estado luchando a lo largo de toda esta temporada y que tan cerca estuvo durante todo el partido.

Lloros, rabia, pena, hundimiento y todos sus sinónimos fueron los que reflejaron el sentir de una afición que se había dejado todo y que vio de qué manera se le arrebataba algo que se había trabajado durante todo el año.

Lloros, rabia, pena, hundimiento y todos sus sinónimos fueron los que reflejaron el sentir de una afición que se había dejado todo y que vio de qué manera se le arrebataba algo que se había trabajado durante todo el año

Y es que el qué podía pasar, pero fue el cómo lo que verdaderamente se clavó. La manera en la que el Nàstic lo tuvo en sus manos, tan y tan cerca, y cómo, en apenas once minutos de descontrol, el Málaga le dio la vuelta al partido y a la eliminatoria, ha dejado una herida difícil de borrar.

Los nastiquers fueron abandonando el Nou Estadi a diferentes velocidades. Hubo los que quisieron irse cuanto antes para aislarse de lo que acababa de pasar, y también hubo los que se lamentaron con la celebración del Málaga.

Y es que, pese a que el speaker del club, Rubén Bladé, había rogado en diferentes ocasiones que, independientemente de cuál fuera el resultado, no se produjera una invasión de campo, finalmente terminó habiéndola.

Numerosos aficionados fueron saltando progresivamente al terreno de juego en un intento por consolar a los suyos, mientras otros lo observaban desconsolados desde las gradas. Al final, fueron marchándose poco a poco entre lágrimas, rostros desencajados y lamentos.

Y es que el qué podía pasar, pero fue el cómo lo que verdaderamente se clavó. La manera en la que el Nàstic lo tuvo en sus manos, tan y tan cerca, y cómo, en apenas once minutos de descontrol, el Málaga le dio la vuelta al partido y a la eliminatoria, ha dejado una herida difícil de borrar

No obstante, todos y cada uno de ellos quisieron dejar claro que esto sigue, que la temporada de este equipo ha sido, a pesar de todo, admirable, y que, el año que viene, este Nàstic volverá a dar guerra y a pelear por ascender a la Segunda División.

Mientras tanto, sobre el verde del Nou Estadi, la plantilla y el cuerpo técnico del Nàstic agradecieron a la afición por el apoyo mostrado durante toda la campaña y por vestir el templo grana de la manera en la que lo hicieron tanto contra el Málaga como contra el Ceuta.

Después de que los jugadores locales se retiraran hacia los vestuarios, la plantilla malacitana siguió con su celebración e incluso la hinchada bajó desde Preferente Superior hasta el césped para festejar juntos el ascenso.

Los nastiquers con los que pudo charlar el ‘Diari’ coincidieron en criticar la actuación arbitral de Mallo Fernández e incluso la calificaron de «robo».

A las puertas del feudo grana, algunos aficionados se optaron por marcharse directamente hacia su casa y otros se quedaron en los aledaños para pasar el dolor vivido de forma conjunta. Dos formas diferentes de digerirlo.

Los nastiquers con los que pudo charlar el Diari coincidieron en criticar la actuación arbitral de Mallo Fernández e incluso la calificaron de «robo».

Pero, por encima de todo, el mensaje común de la hinchada fue el de poner en valor la campaña del conjunto de Dani Vidal y el de incidir en el hecho de que estos jugadores se levantarán después de que, en este play-off, hayan vivido el final más cruel.

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