Revelando los misterios del castillo de Escornalbou

Cobijó a brujas que, caída la noche, celebraban aquelarres que acabaron tan pronto se levantaron en armas los vecinos de Colldejou

29 marzo 2023 19:46 | Actualizado a 30 marzo 2023 07:00
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Es una montaña de película: de forma cónica, aislada de otras elevaciones y custodiada por una fortaleza antaño casa señorial. Se trata del castillo de Sant Miquel de Escornalbou, última tierra en manos sarracenas tras la conquista de Siurana, mirador privilegiado del Camp de Tarragona y antigua residencia del polifacético Eduard Toda. De la misma manera, y de acuerdo con las habladurías, el conjunto hoy en obras cobijó a algunas brujas que, caída la noche, celebraban aquelarres que acabaron tan pronto se levantaron en armas los vecinos de Colldejou. En esta ocasión, exploramos el castillo de Sant Miquel de Escornalbou, revelamos su relación con la brujería y recordamos su imposible historia de amor entre un sarraceno y una cristiana.

Dificultad de la ruta

Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino.

Desde el punto de vista de la dificultad física, el recorrido es de dureza moderada, siendo el tramo que va de L’Argentera a la fortaleza el más demandante con diferencia debido a su desnivel positivo o subida. En lo que respecta a los obstáculos, es una ruta asequible en lo técnico sin importar su pendiente pronunciada. Así pues, es recomendable usar los bastones en la ruta.

Instrucciones de la ruta

Estacionamos en Duesaigües, concretamente en el aparcamiento gratuito de la avenida Baix Camp, y caminamos por la carretera T-343 hasta desviarnos por el sendero que conecta con el cementerio y el lavadero del pueblo. Seguiremos dicha senda paralela al barranco hasta L’Argentera, localidad desde la que un camino empedrado asciende hasta el castillo. Teniendo en cuenta que la fortaleza está actualmente en obras, descendemos por el Pequeño Recorrido (PR-C) 28 de vuelta a Duesaigües. Este sale a mano izquierda de la carretera TP-3211, por lo tanto, caminaremos 10 minutos por la calzada. De nuevo en el lavadero municipal, deshacemos nuestros pasos hasta el coche.

La aparición de Sant Miquel

El interés por ocupar la montaña de Escornalbou surge con la conquista de Siurana, esto es, alrededor del año 1153. Eduard Toda sostenía que en el lugar se había hecho fuerte un reducto de sarracenos dedicados al robo y el secuestro. En la festividad de Sant Miquel del año 1162, Arbert de Castellvell, señor de Siurana, tomó la zona con sus tropas con la inestimable ayuda del arcángel, quien de acuerdo con la leyenda blandió una espada de fuego a lomos de su corcel blanco y decantó la batalla a favor de los cristianos. Esta es la razón por la que el castillo fue consagrado al santo. Más tarde, en el mes de mayo de 1170, el rey Alfonso II donó las tierras para que se construyera un priorato.

La historia imposible de amor

A escasos minutos del castillo encontramos la Font del Sarraí, cuyo nombre constituye un testimonio de la ocupación sarracena del lugar y, además, nos recuerda una leyenda de amor imposible entre un sarraceno, el hijo del emir de la zona, y una cristiana, la mujer del señor de Escornalbou. Establece la tradición que ambos huyeron en caballo hasta el hoy conocido como Salto del Demonio, lugar en el que una criatura se llevó sus cuerpos al infierno. El suceso está inmortalizado en una pintura de las cocinas.

La conjura de las brujas

Hacia 1835, año en que los franciscanos fueron exclaustrados de Escornalbou, se sospechaba que el conjunto era habitado por brujas: sólo así se explicaban aquellos sonidos extraños, los destellos y el humo procedentes del castillo bien entrada la noche. Finalmente, una docena de vecinos de Colldejou se armaron de valor y escopetas y subieron con decisión a la montaña revelando así la verdad: no había ni rastro de las brujas, pero entre las ruinas apareció una máquina con la que se falsificaban monedas. La expedición puso final a la actividad clandestina en el castillo.

El origen de las máscaras

Si nos fijamos en las paredes del castillo, con suerte observaremos algunas de las siete máscaras traídas por Eduard Toda de Shanghái a fin de custodiar el lugar como si se tratasen de gárgolas góticas. Durante el tiempo que estuvo en sus manos, el egiptólogo creó en el castillo una gran biblioteca, con más de 60.000 volúmenes. Toda i Güell lo puso a la venta el año 1926, aunque sin mucho éxito. Así, no pasó sus últimos días en el fuerte, sino que lo hizo en el monasterio de Santa María de Poblet. En él falleció el 26 de abril de 1941.

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