¿Existen los milagros? La respuesta va a depender mucho de las creencias de cada uno. Si eres una persona sin fe claramente vas a responder que no, que cualquier hecho extraordinario seguro que tiene una justificación científica. De esto se daría a entender que si tienes fe das por sentado que los milagros existen. ¿Pero qué sucede si eres una persona de fe y aun así dudas de que el milagro sea tal? Aquí se inicia un debate interesante.
Este es el punto de partida de la serie Los enviados, producida por SkyShowtime y que se estrenó en nuestro país a finales del pasado mes de marzo.
El planteamiento es bastante sencillo y a la vez complejo. Dos sacerdotes que conocen de medicina, ciencia y leyes, se dedican a investigar los supuestos milagros ocurridos alrededor del mundo y a través de sus conocimientos constatar si son verdad o no.
Estos dos sacerdotes están interpretados por el mejicano Luis Gerardo Méndez que encarna al sacerdote Pedro Salinas y el español Miguel Ángel Silvestre que interpreta al padre Simón Antequera.
Ambos son enviados por el Vaticano a un pequeño pueblo de Méjico, San Acacio, donde supuestamente tras lanzarse desde lo alto del campanario de la iglesia un lugareño, ante la sorpresa de todos, incluida la doctora Adriana Cortés (Irene Azuela), ha revivido tras ser tocado por el cura del pueblo.
La investigación de este extraño fenómeno se va a ir convirtiendo, a lo largo de los ocho capítulos que conforman la primera temporada, en algo mucho más turbio de lo supuesto en un principio. Este pueblo esconde secretos muy oscuros que se remontan a algunos años atrás y donde hasta el mismísimo Vaticano se va a ver envuelto.
Este thriller de misterio paranormal va ganando conforme avanza en su trama y explota perfectamente un guion escrito por el propio director Juan José Campanella. Siendo, en principio, un argumento más o menos manido sabe sacarle el máximo rendimiento.
Este concepto bien conocido como es el de poner a dos personas con éticas y prácticas bien distintas ante un mismo enigma hace que se juegue con los prejuicios, las creencias y el cariño que el espectador vaya teniendo a los personajes.
El trío protagonista de Los Enviados nos hace discurrir por los capítulos con una tranquilidad que poco a poco vamos perdiendo. El pueblo de San Acacio se torna hostil para los investigadores donde cada vez que avanzan más en su trabajo ponen más en peligro sus propias vidas.
Miguel Ángel Silvestre hace creíble su papel de cura investigador de posibles milagros
Ya no se investiga la credibilidad de un posible milagro, si no hechos ocurridos en el pasado que terminan cruzándose con los actuales.
Si a todo esto le incluimos al Vaticano metiendo baza el resultado es una thriller eclesiástico de gran factura.
Desde luego el final no va a dejar indiferente a nadie y Juan José Campanella ha conseguido una gran serie.
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