Eva Comas-Arnal: «Mercè Rodoreda perseguía lo que quería y lo que quería era quedarse con Armand Obiols»

‘Mercè i Joan’, Premi Proa, ficciona la vida de los amantes. La autora la presenta en el Centre de Lectura de Reus este lunes

28 febrero 2025 19:50 | Actualizado a 01 marzo 2025 07:00
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El amor y el desamor entre Mercè Rodoreda y Joan Prat (Armand Obiols) centra la novela Mercè i Joan (Proa), de Eva Comas-Arnal. Un amor que, inevitablemente, se ve condicionado por las circunstancias que les tocó vivir. Por el exilio, por la Segunda Guerra Mundial. Comas-Arnal ficciona la vida de los dos personajes literarios, a través de cartas, documentos, dietarios y manuscritos. Un triángulo amoroso –Prat tenía a su mujer y a su hija en Catalunya– entre huidas de los nazis y la postura cuestionada de Prat con el Tercer Reich. Eva Comas-Arnal presenta la novela, premio Proa, este lunes 3 de marzo en el Centre de Lectura de Reus, a las 19 horas.

Tiene todos los elementos para ser un ensayo...

¿Quién dice que no lo haré? En 2022 escribí el ensayo Afinar l’estil, en el que recogía el diálogo brillante, maravilloso, entre Mercè Rodoreda y Armand Obiols a propósito de la elaboración de la novela La mort i la primavera. De las 700 páginas que Rodoreda dejó, algunas están profusamente comentadas por Obiols. Le hacía comentarios, a veces muy sutiles, otras muy precisos sobre lo que escribía. Era su primer lector, aunque le daba la obra ya acabada, incluso cuando ya la había enviado al Premi Sant Jordi. Con esto quiero decir que no es cierto que interviniera en la creación de Rodoreda. Hice el ejercicio de ver qué comentarios incorporaba y cuáles no en las posteriores versiones.

¿Le hacía caso?

La mayoría de veces, sí. Había otras ocasiones en las que ella se reafirmaba en la opción estética que había escogido. Y también era muy interesante ver que él a veces señalaba una frase y esto llevaba a Rodoreda a reelaborar todo el párrafo. Podía seguir el trabajo de escritura gracias a estos diálogos. Están las cartas, los comentarios, las reelaboraciones.... Para mí era la mejor clase de literatura que me podían dar, de técnica de escritura, impartida por dos grandes. Esto lo publiqué en el 22, pero me apasionaba el tema y quería seguir trabajando en él. Después supe que Obiols había formado parte de las oficinas de la Generalitat en el exilio y encontré las facturas del Govern. Cuando digo facturas me refiero a quién era la portera, cuánto cobraba Obiols, quiénes eran los consellers...

Es una novela de amor, pero también de historia y de exilio.

Exacto. Es una novela de muchas cosas porque este amor no hubiera tenido lugar si la historia no los hubiera empujado, de alguna manera, a tenerse que ayudar durante todas las penurias que pasaron.

¿La Segunda Guerra Mundial hizo que vivieran al límite?

Por supuesto. La Segunda Guerra Mundial con toda la crudeza. Ellos mismos describen la huida cuando entran los nazis. Fue espectacular. No podían ni comer, tenían que ir al ayuntamiento de Limoges a pedir sopa para poder sobrevivir. Después metieron a Joan Prat en los grupos de trabajo, posteriormente se lo llevaron a la zona ocupada, donde trabajó en la construcción de submarinos y no se sabe cómo, aunque hay que investigarlo, entró a formar parte de la administración nazi, como tantos otros catalanes y españoles.

Alguna vez se le ha tildado de colaboracionista. ¿Conocía el destino final de los judíos como máximo administrador del campo?

No era el máximo administrador del campo, era jefe del Buró. En una carta, Joan Prat dice que en el campo de trabajo de Lindemann había internados judíos y soviéticos y que sufría por su suerte. Pero también sufría por la suerte de los demás. Obviamente, todo el mundo sabía que los judíos corrían más peligro. Lo que no sabemos es si Obiols era consciente de la solución final.

Construye la personalidad de ambos. ¿Cómo calificaría a Rodoreda? ¿Celosa? ¿Posesiva? Ella sabía que él estaba casado.

Antes de hablar de su carácter, me gustaría puntualizar que lo que el exilio produce en muchas parejas es una ruptura. No solo el matrimonio de Obiols saltó por los aires. También lo hizo el de Cèsar August Jordana o el de Calders. Por tanto, era un momento en el que las relaciones se redefinían porque la gente se tenía que ayudar y porque ya hacía tiempo que las otras parejas habían quedado en el interior del país.

Durante todo el primer exilio para Mercè Rodoreda fue muy importante coser para sobrevivir

Como en el caso de Obiols.

Sí. Joan Prat era muy inteligente, estaba llamado a ser el príncipe de las letras catalanas, incluso Carner decía que era un grandísimo poeta. Era muy culto y ella estaba muy enamorada. Sí que en ciertos momentos se la califica de celosa, de posesiva, es verdad. Pero si tengo que definirla, lo que he visto estudiando a fondo las cartas y la documentación, es que era una persona que perseguía lo que quería y lo que quería era quedarse con Armand Obiols. En las cartas a su amiga Anna Murià le dice que pondrá toda la carne en el asador.

Quedaban en el cementerio. Recuerda a Mary Shelley.

Cierto. Porque Mary Shelley iba con su enamorado a la tumba de su madre. Imaginémonos cómo era un cementerio como el de Roissy-en-Brie, que aún existe. Estaba cerca de la vía del tren y no demasiado lejos del núcleo urbano. Un cementerio ciertamente romántico. Quiero decir, hoy no es que les tengamos miedo, pero no están integrados dentro de la población. Los hemos externalizado. Por tanto, no era visto como una cosa tan macabra. En el fondo, los hay muy bonitos. Yo diría que era una manera de ir a un lugar donde no iría ningún refugiado más porque no tenían a nadie a quien llevarle flores. Era una manera de huir del resto del grupo.

Personalmente, conocía su relación con Andreu Nin, pero no su ‘affair’ con Francesc Trabal.

Ambas informaciones las proporciona Anna Murià cuando ya Rodoreda está muerta, en el prólogo de 1994, en las cartas de Rodoreda. Había estado enamorada de Andreu Nin y también había tenido un affair con Trabal en el viaje a Praga.

En el exilio, ¿ellos decoran las habitaciones antes que ellas?

He tenido que seleccionar información, pero esto de las habitaciones me resultaba tan entrañable que no pude evitar ponerlo. En las cartas que le enviaba Pere Calders a Tísner le explicaba qué hacían casi a diario, si estaban constipados, si habían encontrado un perro y cómo lo habían bautizado... y una de las cosas que le dijo es que estaban decorando las habitaciones. En la de Obiols había una lámpara japonesa y el resto había colgado reproducciones de Veronese y otros pintores. Por otra parte, Anna Murià, en este prólogo, explica que Rodoreda había montado un pequeño bosque en la habitación.

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Cosía la ropa de los hombres. Lo he encontrado muy de Franco y de la familia.

La costura para mí ha sido como uno de los leitmotiv narrativos con el que quería impregnar toda la novela. Porque durante todo el primer exilio para Mercè Rodoreda fue muy importante coser para sobrevivir. Y Anna Murià explica que a las mujeres que no tenían pareja les hacían coser, y esto es cierto, la ropa de los hombres que tampoco tenían pareja. Esto me permitía explicar que por mucho que fueran revolucionarios, que algunos pertenecieran a la colla de Sabadell, al mismo tiempo no pasaban de ser gente de orden y, en cierta manera, había machismo. Explica muy bien qué mentalidad tenían algunos de aquel grupo.

¿Rodoreda pensó en suicidarse?

Cuando era mayor, preparando un programa para TVE, le pidieron que escribiera recuerdos de ciudades donde había estado y sobre París relató que al principio de trasladarse, en la Brasserie Lipp ante un café con leche había tenido ganas de morir y de acabar con todo. También dijo que tuvo pensamientos recurrentes de tirarse al Sena desde el puente del Carrousel. Es probable que fuera por amor, por el desengaño que sentía, ya que Obiols, esto lo sabemos por las cartas, le había dicho categóricamente que quería volver con su mujer, Montserrat Trabal.

¿Qué destacaría de esta época y estos personajes?

La novela me ha llevado a pensar que los republicanos y los republicanos catalanes, especialmente, perdieron dos veces. No sólo en el 39, sino en el 46-47. Cuando se empieza a ver que las potencias internacionales dejarán a Franco en el poder, pierden de nuevo. Los republicanos quedan a la deriva y personajes como Obiols, por ejemplo, no pueden volver nunca más a Catalunya. Muchos mueren en el exilio. La historia completa pasa por relatar las vidas de los exiliados.

Nunca antes me había imaginado a todos estos consellers juntos, todos intelectuales. Son la base de nuestra cultura.

Exactamente. Colocaron a los mejores. Estaban preparando la vuelta. Lo he visualizado a partir de las facturas, del archivador de persiana, de las sillas tapizadas... Tenía todo el escenario delante.

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