La huida de Carles Puigdemont en su viaje relámpago a Catalunya

La periodista Mayka Navarro y el investigador Paco Marco han escrito ‘La fugida’ (Columna), un thriller que reconstruye en formato de road trip uno de los episodios más polémicos de la historia reciente de Catalunya

10 abril 2025 09:12 | Actualizado a 10 abril 2025 09:26
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La periodista Mayka Navarro (Badalona, 1968) y el investigador Paco Marco (Barcelona, 1972) han presentado este miércoles La fugida (Columna), un thriller que reconstruye en formato de road trip uno de los episodios más polémicos de la historia reciente de Catalunya: el regreso, la reaparición y la huida del presidente Carles Puigdemont.

Con un formato periodístico, la obra revela qué ocurrió aquel 8 de agosto en el corazón de Barcelona. Según los autores, el libro evidencia que hubo una “negligencia policial” y que el principal error de los Mossos fue “subestimar las capacidades del presidente”. Así, han asegurado que para conectar con la historia “no hace falta simpatizar con el personaje” porque lo que logró fue “épica pura”.

Ocho meses después de que Catalunya viviera uno de los momentos más surrealistas de su historia reciente, Navarro y Marco han desgranado los detalles del plan “casi imposible” que permitió el retorno fugaz de Puigdemont.

En una rueda de prensa celebrada en el hotel Alma de Barcelona, donde tuvieron lugar muchas de las entrevistas presenciales realizadas para elaborar la obra, los autores han destacado todo el trabajo previo para dar voz a testimonios inéditos y separar los hechos reales de los rumores. “Nos encontramos con que muchas personas no querían reconocer que no estaban al tanto de todo y que el plan que permitió el regreso del presidente y la posterior huida solo lo conocían tres personas: el propio Puigdemont, Jordi Turull y Antoni Castellà, quien fue el jefe de inteligencia del plan”, comentó Navarro.

El libro narra cómo el presidente llegó a Catalunya por carretera el 6 de agosto, acompañado del secretario general de Junts, Jordi Turull. “Estuvieron 48 horas recluidos y escondidos en un piso cercano a Arc de Triomf, ubicado en una comunidad de vecinos muy peculiar”, explicó Marco, quien comparó la situación de los dos dirigentes de Junts con las protagonistas de Thelma y Louise: «El libro se convierte en un road trip en el que ellos dos son los protagonistas».

Explicó que estuvo a punto de que los vecinos alertaran a la policía porque el edificio es muy unido y todos conocen las rutinas de los demás. “Vieron que en un piso, que debía estar vacío porque sus propietarios estaban de vacaciones, ocurrían cosas extrañas”, añadió Navarro, quien está convencida de que si la policía hubiese activado sus servicios de inteligencia, podría haber descubierto que el presidente se escondía allí. “Había una cámara en la calle que enfocaba al edificio”, puso como ejemplo.

Los autores explicaron cómo el 8 de agosto Puigdemont fue caminando hasta Arc de Triomf para participar en el acto organizado por ANC, Òmnium Cultural, la Asociación de Municipios por la Independencia y el Consell de la República.

Expusieron que nadie analizó las características del escenario ni el trasfondo de la estructura. Describieron la tensión que vivió el presidente al subir al escenario y cómo, tras su breve intervención, aprovechó la presencia de periodistas, cámaras de televisión y la multitud como distracción.

Así, dijeron que justo al terminar el discurso, mientras toda la comitiva política comenzaba a bajar por el Passeig Lluís Companys, Puigdemont y Turull se dirigieron a la carpa a la derecha del escenario y tomaron dirección contraria a la multitud.

“Aunque había un gran dispositivo montado, solo dos mossos vieron cómo Puigdemont se iba de Arc de Triomf en un coche blanco”, explicó Navarro refiriéndose al Honda que estaba aparcado desde el día anterior en el parking subterráneo de Arc de Triomf, cerca de la salida junto al escenario. Un agente siguió al vehículo durante parte del trayecto, pero finalmente lo perdió de vista. La conductora era una voluntaria que, tras llevar al presidente a un piso en Poblenou, cumplió con la orden de conducir “en círculos” para despistar a la policía.

Puigdemont se quedó oculto en ese piso y, en un momento del día, se trasladó a otro domicilio en Barcelona. “El plan incluía un tercer inmueble que finalmente no se utilizó”, detalló Navarro.

Finalmente, al atardecer emprendió el camino de regreso a Waterloo, saliendo de la capital catalana por la autopista del Maresme. “Nadie lo detuvo a pesar de que ya estaba en marcha la operación jaula”, indicó Navarro, añadiendo que se fue, como llegó, por carretera y acompañado de Turull.

Por su parte, Marco explicó que al cruzar la frontera, ambos se separaron “porque Turull decidió irse a cenar bien tras dos días comiendo mal”. Los autores añadieron que la esposa del secretario general de Junts lo reprendió porque todo el tiempo que compartió con Puigdemont estuvo incomunicado. “No llevaba móvil ni explicó a su familia dónde estaba ni qué hacía”, dijo Navarro, asegurando que “ella tenía la preocupación lógica de alguien que ya había vivido lo que implica tener a su pareja en prisión”.

Puigdemont: el mago que hizo “épica pura”

Marco aseguró que uno de los puntos fuertes del libro es su ritmo trepidante, que atrapa al lector y le hace conectar con una historia real que es “épica pura”. En esta línea, defendió que “no hace falta simpatizar con el personaje” para conectar con la obra, ya que su simbolismo y lo que consiguió fue “magia”.

Admitió que el lector puede percibir cierto grado de simpatía hacia el protagonista al descubrir que el discurso mediático “cojea” y que Puigdemont “es más europeísta que provinciano”. En el mismo sentido se expresó Navarro, afirmando que “independientemente del Puigdemont político, la historia es fascinante”.

La negligencia de los Mossos

La periodista y el detective detallan con precisión la posición de los Mossos d'Esquadra ese día. Navarro expresó su estupor al ver que hasta poco antes del 8 de agosto, la policía catalana no hizo ningún movimiento. “Tardaron mucho en planificar el dispositivo”, comentó, añadiendo que Sallent permaneció fuera de Barcelona hasta el mismo día 8. Inicialmente, no iba a participar en el operativo, pero cambió de parecer y se presentó “por sorpresa” en el Cecor, afirmando que él mismo detendría a Puigdemont.

También aseguró que el comisario jefe creó un grupo de WhatsApp pocos días antes con diez responsables de la jefatura. A través de este canal se les informó de que el objetivo prioritario era “garantizar la celebración del pleno de investidura de Salvador Illa y no la detención en sí”.

Recordó que los Mossos avisaron que no buscarían activamente al presidente, para evitar imágenes como las de Clara Ponsatí, sino que si aparecía, lo identificarían y detendrían. “Sallent quería una detención pulcra”, afirmó Navarro, quien consideró que el cuerpo cometió una “negligencia” al no prever que Puigdemont pudiera llegar al Parc de la Ciutadella e intentar entrar en el Parlament. “Estamos convencidos de que si hubiese ido a la puerta del Parlament lo habrían arrestado, pero él ya había decidido que no se dejaría detener; le salió bien y los Mossos quedaron en evidencia”.

Orden expresa de que lo detuvieran los Mossos

Según los autores de La fugida, existía una orden no escrita de instancias políticas para que la detención la realizasen los Mossos. “Solo después, una vez desaparece de escena y Llarena echa humo desde Madrid, empieza la responsabilidad colectiva”, relató Navarro.

La Guardia Civil y la Policía Nacional no recibieron orden de actuar hasta la segunda operación jaula. La única colaboración entre cuerpos fue entre Mossos y Guàardia Urbana de Barcelona para gestionar el tráfico y el acuerdo con los cuerpos estatales de que, en caso de detención, el traslado a Madrid lo realizaría la policía catalana. Para Navarro, el principal error de los Mossos fue “subestimar las capacidades del presidente” y no interpretar correctamente los mensajes. “¿Por qué iba a dejarse detener siete años después?”, se preguntó.

Marco insistió en el papel de Eduard Sallent, lamentando que actuara “más como político que como policía”. Recordó su vínculo pasado con Junts y lamentó que confiara en que realmente Puigdemont se dejaría detener al llegar al Parlament. “Creyó que los suyos no lo traicionarían, pero no contó con que el plan solo lo sabían tres personas, y se sintió engañado”, dijo.

Esto, según los autores, explica su reacción al descubrir que el presidente había desaparecido. “Puso en marcha una operación jaula desmesurada que perjudicó a muchos ciudadanos, y se planteó detener a Jordi Turull”, comentaron. Esta última medida se consideró, pero no se formalizó la orden. Navarro concluyó recordando que hay una investigación policial abierta y que una jueza de Barcelona ha pedido explicaciones a la jefatura para saber qué pasó.

Un thriller trepidante

Por su parte, Glòria Gasch, editora de La fugida, aseguró que se trata de un “libro único” que aporta un valor testimonial e histórico singular, con un nivel de detalle de los hechos que ningún otro relato ha conseguido hasta ahora.

“Encontramos suspense, ritmo, giros inesperados que te mantienen atrapado página tras página”, comentó Gasch, asegurando que es un thriller en toda regla que permite al lector transportarse al 8 de agosto y acceder a fuentes inéditas. Por ahora, la obra solo se publicará en catalán.

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