Jornada escolar, el debate interminable

La discusión entre horario continuo o partido se reactiva después de un septiembre con clases solo por la mañana

11 octubre 2022 12:05 | Actualizado a 11 octubre 2022 12:12
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¿Jornada continua o partida? El debate resucita cada año y este inicio de curso atípico, con clases solo por la mañana durante el mes de septiembre, ha venido a echar más leña al fuego.

Cada cierto tiempo salta la noticia de escuelas que se organizan para hacer consultas y tratar de cambiar el horario partido (el normativo en Catalunya) por uno compactado. Un ejemplo reciente está en Els Pallaresos, donde, a iniciativa de las familias, se realizó un proceso consultivo en las dos escuelas del municipio. Hubo un voto por alumno y un 87% de participación. La gran mayoría, el 87%, se pronunció a favor de la jornada continuada. La consulta fue debatida en el Consell Escolar Municipal (donde hay representantes del consistorio, docentes, familias, alumnos y directores) y se llevará la propuesta de cambio al Departament d’Educació.

Una de las impulsoras es Kate Ford, madre y miembro de la Associació Educació i Llibertat (antes Plataforma Volem Jornada Continua). La plataforma lleva seis años impulsando un cambio de modelo y han organizado una recogida de firmas en Change.org (llevan 66.800) para poder votar.

Proponen una fórmula en la que las clases en primaria serían de 9 a 14 horas, con dos descansos y comedor de 14 a 16.30h. Las familias que lo decidan podrían buscar a los niños antes, pero también hay la posibilidad de que sigan en la escuela hasta la hora en la que salen ahora.

Alegan que este horario mejoraría «la conciliación, el rendimiento académico, reduciría el cansancio de los alumnos, haría descender el absentismo, mejoraría la salud infantil, dejaría más tiempo para estudiar, jugar, hacer deportes...».

Creen, además, que si en cursos posteriores se adelanta el curso a principios de septiembre, como este año, con esta forma de organizarse no habría problemas de contratar a monitores para actividades extra porque ya sería el horario habitual de la escuela.

No obstante, los antecedentes de consultas como la de Els Pallaresos dicen que la inmensa mayoría de peticiones de este tipo son denegadas; la tendencia del Departament d’Educació va justo en sentido contrario. Así es a juzgar por la instrucción que dice que en este curso los institutos escuela deben hacer un mínimo de tres tardes lectivas a la semana.

Hay centros que se han mostrado en contra y otros donde la jornada partida ya era una realidad en la ESO. En el Institut Escola Mediterrani de Campclar, el primero que se constituyó como tal en Tarragona, por ejemplo, las clases en secundaria siempre han sido mañana y tarde. La directora explica que lo tuvieron claro desde el principio para fomentar la continuidad entre primaria y secundaria, «y a nosotros nos está funcionando».

¿Hay que votar?

Pero, ¿cómo debería dirimirse entonces el asunto? Belén Tascón, presidenta de la aFFaC (Associacions Federades de Famílies d’Alumnes de Catalunya), explica que la posición de la federación es que los horarios escolares afectan a toda la sociedad, por lo que no tendría sentido que cada escuela haga su propio proceso, sino que hay que llegar a un acuerdo de país. Hay que pensar, dice, que lo que se vote un año afectará a las generaciones que estén en la escuela los años posteriores. «¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a votar cada año el horario que queremos?».

Señala, además, que tener horarios diferenciados entre escuelas podría fomentar la segregación escolar y que las familias elijan centro en función del horario.

La federación comenzó el año pasado la consulta ‘La jornada escolar a debate’, en la que, por una parte, consulta a familias y, por otra, a expertos en ámbitos de la sociología, la neurología, la psicología, la nutrición y la economía feminista. Reconoce que la mayoría de los expertos, de entrada, se habían mostrado a favor de la jornada partida. El resultado de esta primera parte puede consultarse en su web y ahora están analizando los datos de la consulta a las familias para conocer sus necesidades.

En todo caso, explica Tascón, un cambio en la jornada debería tener en cuenta prioritariamente a los niños y a las familias más vulnerables, que son justamente las que tienen menos recursos tanto económicos como de logística para hacer frente a cambios de jornada. Y pone el ejemplo de las familias inmigrantes, que muchas veces no tienen una red familiar que se ocupe de los niños.

Lo que sí tiene claro es que el tema de la jornada escolar no puede verse solo desde el prisma de la conciliación, sino pensando en los intereses y las necesidades de niños y adolescentes. Además, señala, no es algo que debe resolver solo Educació, «la escuela no es un aparcahijos, tenemos que exigirle objetivos más importantes. El problema de los horarios no es de la escuela, sino de la sociedad».

También habría que tener en cuenta la opinión de los docentes. Laura Ferré, portavoz en Tarragona de USTEC.STEs, dice que el sindicato nunca se ha posicionado a favor de un tipo de jornada, pero sí cree es que es necesario abrir una consulta al respecto. Lo dicho, el debate no termina.

«La jornada continua es hoy un proyecto de pueblo»

La jornada intensiva de este mes de septiembre no es una novedad en todos los centros de la provincia. L’ Escola Sant Jordi de L’Ametlla de Mar fue una de las cinco primeras en Catalunya que iniciaron la jornada compactada por las mañanas, como prueba piloto. Era el año 2013 y la propuesta contó con el apoyo del 80 por ciento de las familias. Hoy ese apoyo supera el 95 por ciento. L’Ametlla de Mar, municipio de más de 6.800 habitantes y numerosas urbanizaciones, cuenta con una única escuela y la compactación horaria se ha convertido en un «proyecto de pueblo», según destaca la director del centro, Fàtima Garcia.

El horario lectivo es de 9 a 14 horas y cuando acaba, se ofrece el comedor y actividades extraescolares, algunas de ellas gratuitas. De manera que los alumnos con beca comedor pueden seguir utilizándola, y las familias que no pueden recoger a sus hijos a mediodía pueden hacerlo por la tarde, después del comedor o de las diferentes extraescolares. «Lo bueno es que todas actividades empiezan antes y por tanto, las familias pueden llegar antes a casa».

Una vez finalizado el plan piloto, el Departament d’Educació ha ido prorrogando este horario, año a año, a los centros que lo tienen implantado. «Las familias no quieren oír hablar de ningún cambio», detalla la directora, quien recuerda que algunos alumnos tendrían que hacer hasta cuatro recorridos al día en autobús escolar, para ir y venir de su casa a la escuela. En este sentido, uno de los beneficios que se destacan del horario compactado es un menor absentismo escolar, que en el horario partido se da básicamente por las tardes y en los cursos de infantil.

«Ha supuesto una mejora importante en la conciliación»

En Ulldecona la jornada escolar en el colegio Ramón y Cajal es continua desde el curso 2016-2017. El centro público es el único del municipio, que cuenta con cinco núcleos urbanos disgregados. Todos los alumnos procedentes de Sant Joan del Pas, els Valentins, les Ventalles, la Miliana o el Castell cuentan con el comedor y el transporte escolar gratuito. También se consideró necesario que tuvieran acceso a las actividades extraescolares por las tardes, antes de volver a sus casas.

«El centro presentó un proyecto sólido para acceder a la jornada continua, que contó en el apoyo inicial del 81,44 por ciento de las familias», recuerda la entonces directora, Celi Subirats. Actualmente el apoyo supera el 95 por ciento.

Según explica el nuevo director del centro, Robert Andrés, la medida ha supuesto una mejora en la conciliación y también en el rendimiento de los alumnos.

Como en el caso de L’Ametlla de Mar, la jornada continua se ha convertido en un proyecto de pueblo, con la complicidad de las familias, el ayuntamiento y las entidades que ofrecen actividades por las tardes y que han adaptado sus horarios. «Podríamos decir que se ha adaptado toda la vida del pueblo», explica Andrés.

Aunque los escolares comen más tarde al mediodía, llevan un desayuno completo para media mañana. «Los alumnos están más concentrados y activos por la mañana de lo que estarían la hora y media de la tarde, sobretodo los más pequeños», explican los maestros. «Y hemos ido introduciendo propuestas, elementos e innovaciones pedagógicas, para aprovechar al máximo este horario», remarcan.

En este sentido, los docentes no entenderían que se volviera atrás y Educació decretara de nuevo la jornada partida. Así, explican que muchas comunidades autónomas avanzan cada vez más hacia el modelo que ellos aplican. Sería el caso de la Comunidad Valenciana, «donde hasta el cincuenta por ciento de los centros aplican la jornada continua este curso», explica el director.

«Reduce conflictos, mejora la convivencia y da estabilidad»

La jornada intensiva no ha venido de nuevo a todos los centros de la provincia. Algunos, como la Escola Mestral de L’Hospitalet de l’Infant, llevan años trabajando con ella y, según el director del centro, Jordi Borràs, la valoración general es «muy positiva en todos los sentidos: por la conciliación familiar, a nivel económico, por los resultados académicos de los alumnos, por la mejora de la convivencia y por la reducción de conflictos».

A nivel de profesorado, la jornada compacta «da estabilidad a la plantilla y además, por las tardes el centro queda a disposición de los profesores para poder hacer claustos o formaciones». A nivel de alumnado, no se rompe con la rutina académica. Y, a nivel familiar, el centro ofrece actividades extraescolares desde las 15.30h hasta las 18.30h, de modo que se garantiza la conciliación.

La Escola Mestral entró a formar parte de una prueba piloto que puso en marcha la Generalitat en 2016 para valorar el funcionamiento de la jornada continuada. En la prueba participaron 25 centros de toda Catalunya y se llevó a cabo durante tres años, pasados los cuales se debía reconsiderar el proseguir o no con la jornada compactada. La buena acogida a esta fórmula ha hecho que se haya mantenido hasta ahora, con un 97,74% de las familias (432 de 442) a favor de seguir con ella.

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