Los efectos devastadores de la pandemia dejaron sin trabajo a Jordi Caps (Bràfim, 1971)) que se asomó el abismo artístico, en una época de desierto cultural. Fue entonces cuando tomó una decisión crucial en su carrera, presentarse al concurso Got Talent, uno de los más populares en el país, con índices de audiencia televisiva extraordinarios.
Caps había logrado, antes del coronavirus, construir una carrera profesional entorno a su pasión; la magia. Además de sus espectáculos, realiza trabajos de coaching, talleres y formaciones. Ha conseguido escribir su nombre con letras mayúsculas dentro del mundillo. De hecho ha actuado por todo el planeta. Sólo ese desastre en forma de virus mundial le cortó las alas. «Toqué fondo, no llamaba nadie», recuerda.
En su mente ya se había asomado la opción de acudir a Got Talent mucho antes, aunque un encuentro con Risto Mejide le frenó. «Yo le conocí en un hotel para el que actuaba en Andorra. He realizado espectáculos para él en algunas ocasiones. Le pregunté si vería con buenos ojos que yo me presentara y la respuesta fue; a ti no te hace falta».
Show improvisado
A Caps le distinguen sus shows de magia improvisada y con esa premisa acudió al concurso de Telecinco. «No llevaba nada preparado, imagínate la tensión», rememora. El artista se adapta a cada instante y cada circunstancia para elaborar sus trucos y en Got Talent reafirma que «tres minutos antes no tenía ni idea de qué hacer».
Su capacidad de sorpresa resultó tan grande que asombró al jurado y se llevó hasta dos pases de oro, el de Risto Mejide y el de Paula Echevarría. Eso también le da la opción de concursar en la semifinal del próximo día 22.
Por su parte, Mejide quedó absolutamente parado cuando le vio aparecer por el escenario. «Ellos no saben en ningún momento qué concursantes hay y él no conocía para nada que yo iba a estar allí», aclara Jordi.
La actuación en el programa anda lejos de cualquier trámite. La exigencia del momento provocó nervios en el ilusionista. «La presión escénica es brutal. Un teatro lleno de gente, muchísimas cámaras y cinco personas evaluando cada detalle».
A pesar de esa dificultad, el paso por Got Talent ha impulsado su trayecto. Vuelve a disfrutar de su profesión en la máxima expresión. «La popularidad de un programa así resulta muy grande. Claro que me ha ayudado mucho». Lejos quedan los días de pena y soledad del coronavirus. A toro pasado, la experiencia televisiva se ha convertido en una decisión acertada. «Como vivencia, la considero muy positiva en todos los sentidos».
El bagaje artístico de Jordi Caps reafirma la calidad de sus espectáculos. Le han contactado de todo el mundo, ha pisado los escenarios más excéntricos y ha logrado sorprender a público de todos los formatos. Su magia se mantiene más vigente que nunca. Eso sí, le queda un deseo por cumplir, una espinita que todavía no ha logrado sacarse. Nunca ha enseñado su show en casa, en Tarragona, algo que le sorprende e incluso le provoca cierta tristeza. «He interpretado magia por todo el mundo y nunca lo he hecho en Tarragona. Cuanto menos es curioso y no porque yo no quiera. Me encantaría». En este caso, el dicho «nadie es profeta en su tierra» se cumple a rajatabla.
Sí da las gracias a la colaboración que siempre ha recibido por parte de la Diputació. «Cuando estaba muy jodido en la época del coronavirus, me ayudaron mucho y eso lo tengo que agradecer siempre», reivindica. Ahora, el foco le apunta con luces fluorescentes. Got Talent le espera de nuevo y su capacidad creativa desea más reconocimiento.