Hay vida fuera de la Tierra? ¿Estamos solos en el Universo? ¿Cómo serán los primeros microorganismos que descubriremos? Estas son algunas de las cuestiones que se plantea el tarraconense Joan Anton Català Amigó y que lanza al lector en su último libro Hi ha algú, allà fora? publicado por los sellos Angle y Lectio, en catalán y castellano. Català se imagina el día en que recibamos una señal que confirme que ha existido otra civilización fuera de nuestro planeta. Marte, la geopolítica del espacio y Elon Musk junto con Trump son otros de los temas candentes del momento.
¿Hay vida o no allá fuera?
Es de las grandes preguntas que tiene la humanidad sobre la mesa. Porque por un lado están las cifras. Es decir, las dimensiones del cosmos hacen que parezca imposible que la vida tenga que ser solo propia de la Tierra. Solo nuestra galaxia puede tener perfectamente entre medio billón con ‘b’ y un billón de planetas. Eso está en la parte de la esperanza. Por otro lado, la ciencia no vive de esperanza. Vive de pruebas, y aún no las tenemos. Yo personalmente estoy inquieto, porque no quisiera irme de este mundo sin haber podido dar esta noticia, que sería el descubrimiento más grande de la historia de la humanidad.
¿Qué tipo de vida?
Los medios que tenemos son limitados porque lamentablemente gastamos mucho dinero en rearmarnos y matarnos y poco en cultura y ciencia, y así nos va. Por un lado, estamos buscando vida básica, y eso lo estamos haciendo dentro de nuestro sistema solar, y por otro, hemos intentado captar señales de civilizaciones que hayan podido existir a lo largo del tiempo.
Imaginémonos que recibimos ese mensaje mañana, como usted dice. ¿En qué correlación de tiempo se produciría?
Esas señales que algún día recibiremos son de emisiones de radio. Recordemos que las ondas de radio son luz, por lo tanto viajan a la velocidad de la luz. Pero aun así, las distancias en el universo son enormes. Eso significa que esa señal quizás habrá viajado por el universo desde decenas a cientos de miles de años o incluso millones de años. Por lo tanto, cuando nosotros la recibamos, es probable que la civilización que la emitió ya no exista. Esto es algo que debemos entender, porque hay gente que piensa en la comunicación como: ‘Hola, ¿cómo estáis?’ Y eso no... Eso no es posible. Igualmente, las señales que también estamos emitiendo, cuando alguien las reciba, probablemente nosotros ya no estaremos.
¿Cuál es la importancia entonces?
La importancia de la señal no está en la comunicación. Ese día finalmente podremos responder la gran pregunta. Porque esa señal nos confirmará que no hemos estado solos en este universo. Y nos abrirá la mente. Será una revolución tremenda. Por lo tanto, si hay una confirmación, probablemente habrá más.
Habla de la reacción de los conspiranoicos.
Claro. A nivel político, a nivel religioso, esa señal se manipulará. Se manipulará de una manera tremenda, por intereses partidistas, religiosos, etc. Pero quizá es la crisis que necesitamos. Es decir, esa señal –imagínatelo como periodista, no hablo ya de los políticos– nos sacudirá tanto, será una noticia tan tremenda, que dará lugar a «fakes», a mucha información falsa, y luego esas manipulaciones serán muy profundas. Sin embargo, el cambio será tan trascendente que debería hacernos replantear muchas cosas y quizá nos irá bien, quizá es lo que necesitamos.
¿Para qué?
Para reflexionar. Si aplicamos un poco de criterio lógico, de sentido común, la civilización que envió esa señal, en el momento en que la envió muy probablemente se encontraba mucho más avanzada tecnológicamente que nosotros. Lo que nos está indicando, en el fondo, es que es un mensaje de esperanza, nos está indicando que es posible perdurar, que hay al menos una civilización ahí fuera que ha conseguido perdurar durante mucho tiempo, desarrollarse tecnológicamente y enviar ese mensaje. Si ellos pudieron hacerlo, nosotros también.
¿Qué estamos buscando en Marte? ¿Por qué tanta obsesión? Elon Musk...
Son dos cosas distintas. De Marte sabemos muchas cosas porque llevamos décadas con generaciones de naves, satélites, robots que han vivido y han muerto allí. Estamos seguros de que hace miles de millones de años tenía agua líquida en la superficie, ríos y lagos. Hoy en día, eso se ha perdido. El agua que queda está congelada, ha perdido prácticamente casi toda su atmósfera. Es un cambio climático que ha sufrido el planeta: se ha enfriado. Lo que estamos buscando son señales en las rocas antiguas de Marte que indiquen que hubo vida. De modo que estamos recogiendo muestras de rocas antiguas de Marte –el robot Perseverance, que llegó en 2021– y tendremos que traer esas muestras marcianas a la Tierra y analizarlas. Eso en cuanto a la búsqueda de vida.
¿Y Elon Musk?
Elon Musk sueña, desde muy joven, con enviar a la humanidad a Marte. Y todo lo que ha hecho en su vida va encaminado hacia esa aventura de una colonización marciana, que a mí me preocupa. Porque aquí hablamos de una nueva era de la geopolítica del espacio. Me gustaría que, a nivel planetario, las Naciones Unidas hablaran sobre cuál debe ser la ética de la exploración porque si dejamos que personajes como Elon Musk hagan lo que están haciendo nos acabaremos encontrando con los errores típicos de siempre aquí en la Tierra: que los países del primer mundo, los más ricos, lleguen a Marte para explotar recursos, y entonces dañemos un entorno natural que seguramente deberíamos proteger.
¿La ONU? Trump la ha calificado de costosa e ineficiente.
Estamos en un momento muy difícil de la geopolítica del espacio. Cuando estaban Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, eran las dos únicas potencias que podían ir al espacio, que competían por su dominio. Al menos había un equilibrio. Es decir, se temían mutuamente. Ese equilibrio hoy ya no existe. Estados Unidos domina absolutamente.
¿Y China?
Tiene un gran proyecto espacial, ya empieza a hacer algo de daño con algunas cositas, algo que los estadounidenses –sobre todo los sectores más republicanos extremos– exageran para justificar inversiones militares y de defensa. Pero China todavía no puede hacer un gran evento espacial. SpaceX es el dominador absoluto del sector aeroespacial. Y no olvidemos a Jared Isaacman, que será el nuevo administrador general de la NASA. Isaacman, Trump y Musk es un trinomio preocupante. Al final, todo son péndulos. Y ahora ha girado hacia la extrema derecha.
¿Qué destacaría de la posible vida fuera de la Tierra?
Los exoplanetas. Estamos buscando vida básica dentro de nuestro sistema solar porque nuestras naves no tienen tecnología para salir, pero sabemos que allá fuera hay muchísimos otros planetas, los exoplanetas, que giran alrededor de estrellas que no son el sol. En este momento no podemos llegar ni durante muchísimas generaciones. Pero lo que estamos haciendo es, con telescopios muy potentes como el James Webb detectar atmósferas en esos exoplanetas y ya empezamos incluso a detectar gases, las composiciones dentro de esas atmósferas. Este proceso cada vez más nos permitirá... tal vez sospechar más sobre la presencia de vida en algunos de ellos. No es una manera directa de descubrir vida, pero es una vía que nos podría abrir puertas.
Si hallan vida ya volveremos a hablar.
Podría ser mañana.
