Ibon Martín: «Las leyendas mineras hablan de lamentos en mitad de la noche cuando hay niebla»

El autor vasco, que escribe sus novelas en Mont-roig del Camp, cierra la saga de Ane Cestero con ‘Alma Negra’

05 marzo 2025 10:24 | Actualizado a 06 marzo 2025 07:00
Se lee en 2 minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
0
Comparte en:

Los y las fans de Ane Cestero y Julia ya se pueden ir despidiendo de los personajes. Alma Negra (Plaza & Janés), el cuarto libro de la serie, es también el fin de la saga. Para cerrarla, Ibon Martín sitúa la novela en los Montes de Hierro: un cadáver, una mina que pretenden reabrir, leyendas y supersticiones. Martín es un escritor vasco que, aunque siempre escribe de aquellos parajes, lo hace desde Mont-roig del Camp, su segunda residencia, su «pueblo del alma». Martín visitó el Diari en su último viaje.

Es la segunda serie que cierra.

Acomodarte y quedarte con unos personajes de una misma serie por los siglos de los siglos es un error. Para mantener una calidad narrativa y poder contar historias necesitamos un punto de incomodidad. Y a pesar de que me da muchísima pena, es el momento.

Las ertzainas Ane Cestero y Julia no pasan por su mejor momento.

Por un lado, Ane Cestero está suspendida por haber disparado a un sospechoso. Por otro, Julia, una niña robada que tras 40 años ha encontrado dónde vive su madre biológica. Pero lo que va a descubrir tras esa puerta no será feliz, sino algo muy doloroso. Ane Cestero tendrá que volcarse en ayudarla, para darle respuestas, sin disponer de una placa policial. Será una investigación diferente y original.

¿Es lícito lo que hace Ane?

Desde luego, legal no. Pero lícito sí lo es, para cualquier persona. El querer tener respuestas, el querer saber, el querer entender y llegar hasta donde obviamente permitan las leyes.

¿Cómo está el tema de los niños robados? ¿Aún es tan difícil llegar al origen?

No está fácil, pero en Bilbao hubo una red de tráfico de bebés que, a diferencia de lo que es habitual, el gran centro no era religioso, no era un convento, sino una serie de pisos gestionados por gente poderosa y los afectados se han movido mucho para intentar encontrar las raíces, por lo que hay bastante documentación. Pero aun así hay cierto oscurantismo. Te das cuenta de que quizás lo que conocemos es la punta del iceberg porque hay muchos casos que ni siquiera sospechamos.

Thriller atmosférico... No es muy habitual aún por aquí.

Hablo de la reapertura de la mina, algo que ahora mismo se está dando en Pontevedra. Están bombeando al mar agua contaminada y la gente de la ría se moviliza en contra. Eso es lo que estaría pasando en Alma Negra, en los Montes de Hierro, solo que con un asesinato de por medio y con una superstición. Una historia con sus lamentos en la noche.

Una novela que habla de minas. Los mineros saben cuándo entran, pero no si saldrán vivos.

Para mí es lo más impactante. No hacer planes a largo plazo porque todos ven que hay muerte en la mina. Esa especie de espada de Damocles continua es lo que forjaba precisamente ese carácter. Un carácter que flota todavía en las zonas mineras y se nota mucho.

Alma Negra es una leyenda.

Son leyendas duras, de miedo, de ríos que se tiñen de sangre de personas muertas, leyendas que hablan de lamentos en mitad de la noche cuando hay niebla. Incluso hay una joven que danza con cascabeles en la boca de una cueva, ojos de humedad, pero que se dibujan en las paredes y que traen muy mal fario. Todo son cosas negativas y te das cuenta de que los lugares con una vida dura trasladan al imaginario colectivo historias tristes.

¿Usted bajaría a medianoche?

No. No bajaría. De hecho, hay una cueva que aparece varias veces en la novela, la cueva de la Magdalena, a la que yo he entrado. Está a nivel de suelo, pero entras cientos y cientos de metros en la tierra, estás totalmente a oscuras y en medio de la nada me encontré con un pequeño belén en una oquedad y un libro donde la gente que va hasta allí firma. Un lugar sobrecogedor en el que yo estaba con dos linternas por si una me fallaba y aun así no iba de buen grado. Pero quería documentarlo bien.

¿Es supersticioso o miedoso?

Todos tenemos miedo de algo, pero no soy supersticioso. Aunque entrar en la mina, en la oscuridad absoluta cuando precisamente estoy localizando asesinatos, pues no me hace ninguna gracia. Podría ser que también sucediera mi asesinato. Yo, por si acaso, siempre aviso a la familia. Por lo menos me tienen localizado. Claro, yo entro ahí y ya oigo los lamentos de Alma Negra. No soy el tío más valiente del mundo.

Comentarios
Multimedia Diari