Para quién no haya leído los anteriores libros de David Sedaris, como “Calypso” o “Vestido de domingo” (imprescindibles), éste último, “Estoy bien”, es una prolongación de lo que podríamos definir como el “universo Sedaris”.
En la amalgama de una mirada humorística, cínica, crítica e irónica de la sociedad norteamericana, el autor realiza una crónica y disección de lo más destacado de su día a día: las relaciones de familia con sus hermanas y su padre, giras de presentación de su último libro, los viajes con sus amigos, la necesidad compulsiva de comprar, la animadversión a las armas, las paradojas de la fama y el éxito...
Sedaris, enraizado en la tradición de la “stand-up comedy” anglosajona, utiliza cualquiera de sus vivencias como material para sus escritos que van tomando forma a partir de lecturas en público. De ahí que leer a Sedaris sea desternillante porque hay frases, réplicas, pensamientos que los sientes como si los estuvieras escuchando del propio autor, en el momento.
El capítulo titulado, precisamente, “Estoy bien” y que da nombre al libro es representativo de la mirada de David Sedaris. Aunque su padre esté viviendo los últimos instantes de vida, ni él ni sus hermanas dejan de lado su sentido del humor. Así por ejemplo, hacen mofa del hecho que el padre – profundamente“trumpista”– se cuestione en el lecho de muerte si votar a Biden porque “Trump era más malo que la quina” o el propio David se burla de forma retrospectiva de las que acabarán siendo las últimas palabras dirigidas a su padre: “Necesitamos llegar a la playa antes que nos cierren los restaurantes”.
Una frase que dice mucho de Sedaris, tanto por su inevitable deseo hacia lo frívolo como por el valor de decirlo ante un padre moribundo. De hecho, solo pronunciar las palabras el propio escritor ya imagina cómo las trasladará al papel y qué dirá al respecto. Su vida convertida en libro y a través de ella, como si se tratara de un “reality”, seguimos las andanzas de la familia.