Este jueves, 12 de diciembre, al mediodía se inauguraba en el Museu del Port de Tarragona la muestra de acuarelas del tarraconense Lluís Jordi Panadès. Conformada por una cuarentena de piezas creadas entre el 2020 y el 2022, la inauguración juntó a una treintena de personas que, con un ambiente cercano y familiar, pudieron disfrutar de la belleza de una pasión marítima.
Y es que Lluís Jordi ha estado siempre muy vinculado al mundo de la náutica del territorio, esta vez, dejando que este amor ayude a aflorar unos talentos artísticos que hasta el momento no se había dejado ver.
Todas y cada una de las láminas que conforman la muestra comparten un mismo espacio de paisaje; el mar es la unión y el hilo conductor que hace navegar al visitante por las diversas escenas que crean una narración de aguas turbulentas o sosegadas.
Veladura tras veladura, con trazos aguados o delimitantes y a través de pinceladas ágiles o pesadas, el artista amateur configura escenas casi románticas de origen real, ficticio o imaginado basándose en su propia memoria o en fotografías del pasado y el presente, en un momento que no se podía salir del confinamiento. Su embarcación en propiedad queda reposando en el puerto de Cambrils, y encuentra la forma reencontrarse a sí mismo, como él mismo apunta «navegando a través del papel».
Un marinero muy visual
A pesar de no tener una formación artística, sí que se observa un patrón familiar en la genealogia del autor por parte de su madre, quien pudo estudiar arte en la antigua Escola d’Art i Disseny de la Diputació de Tarragona durante los tiempos de la república. Lluís Jordi se cría entre naturas muertas y bodegones al óleo.
No será hasta cumplir los 75 años cuando el confinamiento de la pandemia acaba provocando esta decisión de capturar instantes de la vida naval. Entonces, el artista, quizá por casualidad, o quizá por predilección esencial, comienza la creación frenética de esta serie de láminas a color que se podrán ver hasta el 9 de febrero del año entrante en el Museu del Port.
No es casualidad, pero, que la técnica que Lluís Jordi haya escogido para desplegar sus matices, de manera consciente o innata, sea la acuarela, pues parece que el artista y el agua están destinados a encontrarse en esta y todas las vidas.