De ruta por Tarragona: El salvaje oeste

La ermita de Sant Bartomeu de Fregarau está rodeada por la belleza de la vegetación y nos acerca todavía más a las formaciones rocosas del lugar

03 julio 2024 19:46 | Actualizado a 04 julio 2024 07:00

El Camp de Tarragona es uno de los ocho ámbitos funcionales y territoriales definidos por la Generalitat de Catalunya. Esta área incluye las comarcas del Priorat, la Conca de Barberà, l’Alt Camp, el Baix Penedès, el Baix Camp y el Tarragonès: lo que se conoce coloquialmente como ‘el camp’.

En su extremo noroeste se encuentra el llamado Valle del Silencio, recogido por el catálogo de paisajes del Observatori del Paisatge. Tal vez no nos suene por este nombre tan evocador, pero este es el mágico territorio que nos recibe tras superar el Coll d’Alforja, donde Cornudella de Montsant y Ulldemolins son los principales núcleos de vida. En los dominios de este valle del Priorat, donde la provincia de Tarragona se entrelaza con la de Lleida, se extiende uno de los paisajes más extraordinarios de la región. Es aquí donde un remanso de paz salpicado por formaciones rocosas que evocan el macizo de Montserrat aguarda a los viajeros ávidos de tranquilidad. En la ruta de esta semana, descubrimos uno de sus enclaves más especiales: la ermita de Sant Bartomeu de Fregarau.

Dificultad de la ruta

Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad, esta ruta es de dureza moderada por sus 8,70 kilómetros de distancia y 385 metros desnivel positivo o subida, que en conjunto resultan en un itinerario de 3 horas de duración a poco que descansemos o contemplemos el paisaje. Uno de sus rasgos característicos está en su perfil de desnivel: a diferencia de lo que es habitual, arranca con un descenso de 2 kilómetros que, teniendo en cuenta que se trata de una ruta de ida y vuelta, habrá que salvarlo justo al final.

En lo que respecta a la complejidad técnica, el principal obstáculo es permanecer en la senda, pues son muchos los caminos que podrían apartarnos de ella. A esta dificultad se suma cruzar el río Montsant, que antaño se hacía con un puente colgante de madera que hacía las delicias de los más pequeños, pero hoy se realiza con una pequeña pasarela de madera y un cable de vida que evita que resbalemos.

Instrucciones de la ruta

El trayecto al punto de inicio podría considerarse otra ruta, sobre todo si salimos del Baix Camp o el Tarragonès. Superamos el Coll d’Alforja, cruzamos Cornudella de Montsant y conducimos hasta Ulldemolins. Accedemos a la población por la Avinguda Duc de Cardona, donde tomaremos una pista forestal hasta el refugio de Sant Antoni y Santa Bàrbara, donde podremos estacionar en el lugar indicado a tal efecto. Tras una breve subida emprendemos el descenso hasta las Cadolles Fondes, el primer gran punto de interés del recorrido. A partir de este momento, el sendero discurre en paralelo al río Montsant hasta que podemos cruzar su pobre caudal e internarnos en el Barranc de Sant Bartomeu, donde alcanzaremos la ermita. Este tramo de la propuesta cubierto por la vegetación es el más bello, pues nos acerca todavía más a las formaciones rocosas del lugar.

Cabe destacar que en todo momento permanecemos en el Gran Recorrido (GR) 65.5.1, señalizado con bandas rojas y blancas. Llegados a la ermita de Sant Bartomeu de Fregarau podemos o bien deshacer nuestros pasos o bien continuar por la senda hasta su encuentro con la carretera C-242, que nos llevará de regreso a Ulldemolins.

En este sentido, el inconveniente de esta opción es compartir una parte importante del camino con la propia carretera, sin embargo, nos ofrece un mirador de las crestas de Serra de la Llena.

Ecos de una guerra pasada

El Valle del Silencio está formado, a su vez, por dos valles simétricos: por un lado, el de Cornudella del Montsant, por otro lado, el de Ulldemolins.

Esta tranquilidad de la que antaño gozaron los ermitaños fue perturbada por los enfrentamientos de la guerra civil española. Ante el avance de las tropas franquistas en la Serra de la Llena, los republicanos se replegaron en Ulldemolins. La población fue bombardeada tanto por la artillería como por la aviación, provocando que los vecinos buscaran refugio en la montaña y en las masías. Finalmente, las tropas franquistas entraron en la población y ocuparon Albarca.

La memoria de quienes sobrevivieron, recogida por el panel informativo ubicado en las Crestes del Blai, señala que en la montaña quedaron cadáveres del conflicto, tanto de un bando como del otro.

Se lee en minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:
Comentarios
Multimedia Diari