‘Claveles’, un duelo de palabras y recuerdos

«Cuando bailábamos en la plaza del Rossío sabíamos quién era el malo. Ahora hemos perdido el sentido de la lucha»

26 marzo 2025 21:06 | Actualizado a 27 marzo 2025 07:00
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El Teatro Fortuny de Reus acogió el martes la representación de Claveles, una obra escrita por Emma Riverola y dirigida por Abel Folk que propone un viaje a la Revolución de los Claveles de 1974 en Portugal.

La trama del montaje teatral se centra en Violeta (interpretada por una magnífica Sílvia Marsó) y Javier (Abel Folk), dos antiguos amigos y compañeros de lucha que se reencuentran después de cuarenta años de silencio.

Este reencuentro propicia una larga conversación que vertebra la representación y en la que se mezclan los reproches, las revelaciones y los recuerdos. Pasado y presente se entretejen para contarnos las relaciones y ambiciones del trío protagonista, incluyendo la ausencia constante de Ramón, otro compañero de lucha y marido de Violeta que, aunque muerto, sigue presente en la narrativa en todo momento.

Uno de los grandes aciertos de Claveles es su capacidad para denunciar cómo, pese a la ilusión de cambio progresista que trajo la Revolución de los Claveles (y también la Transición española), los ideales de libertad e igualdad no siempre incluyeron a las mujeres en su lucha. En muchos casos, ellas fueron relegadas a un papel secundario, convertidas en espectadoras de sus compañeros varones, aplaudiéndolos desde la barrera mientras ellos tomaban las decisiones.

En la pieza, el juego reside en el diálogo equilibrado entre los dos personajes, en una conversación intensa y cargada de emoción yendo más allá del contexto político. En la historia que nos relata la obra no es el marco romántico de la Revolución de los Claveles lo que importa, sino la relación que ha alejado a los tres personajes: Violeta, Javier y el ausente Ramón. Salen a relucir las cuestiones de las relaciones humanas en un restringido círculo de personas que fueron muy cercanas; ahí están los amores, las frustraciones, los engaños, las traiciones y los rencores.

El diálogo entre ambos protagonistas es profundo y lleno de matices. Marsó ofrece una brillante interpretación, que transmite con fuerza el dolor y la indignación de una mujer compleja, que no solo ha tenido que soportar el olvido, sino también la condescendencia de los hombres que, con el paso de los años, han convertido su propia lucha de insatisfacción, en una narrativa heroica y masculina.

Folk, por su parte, construye un Javier que en ocasiones se utiliza como alivio cómico, un hombre que, siendo consciente de las injusticias del sistema, nunca se ha detenido a cuestionar los privilegios que él mismo ha tenido como hombre.

Claveles no es únicamente una obra sobre la Revolución de los Claveles; es una reflexión sobre la memoria, sobre quién cuenta la historia y quién queda fuera. Emma Riverola ha logrado escribir un texto que combina la denuncia social con una exploración profunda de las emociones humanas.

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