La mujer juega un papel fundamental dentro de la cultura popular y el impulso a las tradiciones y el tejido festivo de Catalunya. Sin embargo, eso no siempre ha sido así y, durante mucho tiempo, ellas estaban alejadas del protagonismo. Relegadas a actuar de acompañantes o encargadas de los preparativos. Aunque con el paso de los años la mujer ha ido ganando espacios, su participación en ciertas expresiones festivas es todavía hoy mínima. Es el caso de los gegants, donde la inmesa mayoría de los portadores continúan siendo hombres.
Hay una colla donde está dinámica siempre se ha combatido gracias al impulso de sus mujeres, pero especialmente en los últimos años, en los que muchas se han animado a vivir la fal·lera gegantera desde dentro. La Colla Gegantera i Grallers de Vila-seca tiene en sus filas a media docena de mujeres que hacen bailar a la Pineda y al Tonet en las diferentes salidas por pueblos de toda Catalunya.
«Es una figura que está muy masculinizada y la gente todavía se sorprende cuando te ve salir de debajo del gegant», explica una de ellas, Nuria Miret. Su propósito es que más vilasecanas se sumen a la colla y que se animen a entrar debajo de los gegants.
«Es una sensación muy especial cuando la haces bailar. Lo vives mucho. A veces, hay un miedo a que sea muy pesado o muy difícil, pero no es así. La clave es el balanceo y siempre vas a tener a los compañeros alrededor que te van a ayudar». Son palabras de Cándida Aranda, la pionera y, durante muchos años, única portadora de la colla vilasecana.
Su primera vez fue hace 37 años y estuvo haciendo bailar a la Pineda hasta los 67. «Hubo una temporada muy larga en que éramos muy pocos portadores y me vi empujada a meterme. Siempre me ha gustado mucho y en muchos sitios era la única mujer. Ahora, todavía se me van los ojos, pero ya no puedo llevarla», cuenta.
La geganta Pineda pesa cerca de 40 kilos y mide 2,75 metros de alto. Sin embargo, todas coinciden en que no hace falta ninguna condición física especial para llevarla, más que las ganas. Tener referentes también es fundamental. «Llevarla es muy bonito y más siendo mujer, porque te acercas a los niños pequeños a saludar y se quedan muy impactados. Les cambia la cara», relata Nuria.
La Colla Gegantera de Vila-seca atraviesa un momento dulce y tiene en sus filas a muchos portadores y portadoras que garantizan el futuro. María Orellana tiene 21 años y lleva desde pequeña implicada en la entidad. Al inicio, tocando el timbal, después como grallera y, desde el año pasado, como portadora. «Mi padre ya lo era y me fueron animando a que lo fuera yo también. La primera salida que hice fue en Reus y lo viví como un momento muy especial», recuerda.
Como ella, varias niñas se han animado a darle vida al Tonet, el gegantó de Vila-seca. Es uno de los integrantes más queridos del Seguici y en cada actuación recoge los chupetes de los niños y niñas que dejan de usarlo. Elsa Cofrades (12 años) y Valentina Águila (10) han pasado de admirarlo desde el carrito a hacerlo bailar. «Lo más bonito es ver la cara de felicidad de los niños cuando te acercas», coinciden. El futuro está garantizado.
