La playa de Capellans de Salou luce un poco más limpia gracias a que esta mañana, una quincena de personas, a las que ni la lluvia ni el frío les ha detenido, han participado en una Clean Up de recogida y caracterización de residuos. La acción ha sido organizada por la Associació per a la Conservació dels Ecosistemes Naturals (CEN) y Good Karma Projects, dos entidades que trabajan para la concienciación y conservación de la naturaleza.
Al empezar la actividad, Jesús Ortiz, presidente de CEN, ha explicado a todos los voluntarios la importancia de conservar la naturaleza, porque «es el lugar de donde sacamos todo lo que necesitamos para vivir. Lo que vamos a recoger ahora no son residuos, son recursos mal gestionados».
Sebastián Vásquez, encargado de coordinación de Good Karma, ha detallado la gestión que se llevaría a cabo: en toda la playa y sus inmediaciones, separar la basura que se encuentre en tres tipos, colillas de cigarrillos, plásticos y el resto. Luego, se caracterizan estos residuos y se envían los datos a la aplicación Marnoba, donde se puede consultar la información de basuras de muchas playas.
Una vez contextualizados e informados, los voluntarios han comenzado con la tarea. Han recogido infinidad de tipos de basura que han ido encontrando. Un grupo de 5 amigas que participaron en una Clean Up que se hizo en la playa de la Pineda el pasado enero, se han desplazado hasta Salou para participar en esta. Afirman estar muy comprometidas con la causa gracias a que en clase reciben constantemente una educación basada en el respeto al medio ambiente.
Había, y sigue habiendo, residuos por todas partes, en la arena, entre los arbustos, en el suelo asfaltado, en el parque infantil... Incluso se ha podido ver largas hileras de pellets en la orilla del mar, un microplástico que lleva mucho tiempo presente en las costas de la zona y que ahora se está visibilizando más.
Remei, otra de las participantes, se ha sorprendido al ver basura a escasos centímetros de una papelera. Desde hace un tiempo, es muy asidua a estas actividades, tal y como ha comentado, «no era consciente del problema hasta que empecé a venir de voluntaria y me fui dando cuenta de la realidad».
Esta mañana, el voluntario más pequeño, pero no por ello menos eficiente, ha sido Neo, un niño de 5 años muy consciente de que la basura no se tira en la naturaleza. Su familia quiere inculcarle, de manera sana, el cuidado del medio ambiente, pero sin agobios que a la larga puedan repercutirle en un malestar emocional. «A mí me gusta ver la playa limpia» ha expresado a la vez que recogía cualquier elemento que no pertenecía a ese espacio.
El cielo se ha comenzado a nublar más y la lluvia (necesaria) era inminente, así que, aunque si por los voluntarios fuese se hubiesen quedado limpiando más tiempo, ha llegado la hora de clasificar los residuos. 968 colillas, 163 tapones, 155 trozos de parafina, 70 bolsas de envoltorios, 26 latas de bebida, 26 botellas de plástico, 12 vasos, etc. Esto en solo una hora de recogida y en temporada baja de turismo.
Está claro que el planeta se encuentra en un momento crítico a consecuencia de las acciones de los humanos, pero hay quienes están dispuestos a aportar su pequeño granito de arena para ayudar.