Esta semana, la Comissió Territorial d’Urbanisme del Camp de Tarragona ha aprobado la modificación del Plan Director Urbanístico (PDU) que debe permitir la construcción de un complejo turístico impulsado por Hard Rock.
Más allá del debate y diferencias entre los municipios donde se ubica, Vila-seca y Salou, el documento aprobado inicialmente el martes responde a los requisitos de una sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) en la que ordenaba a la Generalitat (promotor) replantear aspectos del planeamiento por la cercanía con la química.
El Plan modificado por la Generalitat ahora ‘corrige’ los aspectos exigidos por el juez y permite iniciar su andadura. Aunque logra mantener casi la totalidad del techo edificable inicial (740.000 m2 para hoteles, comercios y casinos), sí que ‘sacrifica’ 54 hectáreas del término de Vila-seca para que sea factible el proyecto. Esta extensión de terreno es el resultado de cálculos matemáticos de riesgo químico por su proximidad con la industria química.
Así, el PDU ha cambiado 44 hectáreas de zona verde (el número 1 de la mancha roja del gráfico) por espacios de protección ambiental, una figura urbanística mucho más estricta. A diferencia de las zonas verdes, esta figura del planeamiento inhabilita actividades con aforos grandes. Esta ‘frontera’ natural es intocable, incluso se pide aumentar la masa forestal, pero impide programar un concierto al aire libre o una prueba de atletismo, entre otros eventos.
Esta protección ambiental no sólo está dentro del PDU, sino que también abarca otras 10 hectáreas externas (figura roja número 2) hipotecando más término de Vila-seca. Además, en la memoria de este Plan (en fase de exposición pública) sugiere que entre las dos áreas de protección ambiental no edificar porque es un corredor biológico entre La Sèquia Major, en La Pineda, y la Xarxa 2000 en la zona portuaria.
¿Y dónde están las zonas verdes?
Al aumentar la protección en estas 54 hectáreas de Vila-seca, la Generalitat se ha visto obligada a retocar la ‘pastilla’ de los Complejos Turísticos Integrados (CTI), es decir, el espacio donde Hard Rock debe desembarcar con su proyecto en la Costa Daurada (la franja azul fuerte que está entre Salou y Vila-seca).
El nuevo PDU recoloca las zonas verdes dentro de este espacio, pero reduciéndolas al máximo según permite la Llei d’Urbanisme. Así, terrenos libres que no alteran el techo comprometido con el inversor se han convertido en una franja verde y que recorre paralela a la actual C-31b, dejando un espacio entre edificios y la carretera que une Tarragona con Salou.
La Generalitat consigue así que el PDU cumpla con las exigencias de la sentencia y también con los requisitos de la Llei, donde hay obligación de tener espacios verdes. También se han encajado solares de equipamientos donde no entorpezcan el proyecto de Hard Rock.
Con este rediseño, el municipio que peor parado sale urbanísticamente es Vila-seca. El Ayuntamiento mantiene la prudencia y el silencio, sabedor que es una aprobación inicial y que presentará alegaciones para intentar reducir estos bloqueos medioambientales de su término municipal. Salou, por su lado, no sufre ningún cambio importante de este planeamiento y por ello no tiene intención por el momento de presentar alegaciones.
Las dos áreas de protección ambiental del nuevo PDU equivalen al 46,9% del total. Las 54 hectáreas se han calculado en función del riesgo químico que generan las empresas situadas al otro lado del Raval de la Mar. Estos cálculos obligan a tener esta franja de separación, pero también es cierto que podría reducirse en un futuro si las empresas refuerzan las medidas de seguridad que minimizarían cualquier incidencia química hacia la zona turística de Hard Rock.
Y en este sentido, el Ayuntamiento de Vila-seca es muy consciente de que cualquier ampliación o mejora de instalaciones de las empresas químicas se les exigirá medidas de seguridad compensatorias para poder modificar el PDU y ganar parte de este terreno ahora intocable.
El reparto territorial y sus porcentajes
En ese ‘sacrificio’ urbanístico, habría otra carta que entraría en juego: el reparto territorial y la gestión de la fiscalidad. Al margen de las diferencias actuales (de difícil solución), el reparto fiscal se ha establecido únicamente con la superficie del CTI, es decir los terrenos donde se levantará Hard Rock. Y Salou tiene el 59% de la superficie por el 41% de Vila-seca.
Pero ¿por qué no se han contado las hectáreas de protección ambiental, 44 de ellas dentro del PDU?, ¿O las 54 totales aunque 10 son fuera del PDU? La proporción de los términos municipales cambiaría a favor de Vila-seca siendo del 68,6% o del 72,6% del total en función de si se cuentan 44 o 54 hectáreas de protección ambiental.
Fuentes conocedoras de la negociación dicen que Vila-seca «pecó de buena fe» y aceptó el reparto fiscal solo en el CTI, dejando al margen las zonas verdes (antes) o de protección ambiental (ahora). Se buscaba un consenso rápido para no torpedear la llegada de Hard Rock. Viendo la postura intransigente de de Salou, quizá Vila-seca hubiera replanteado la superficie total a fiscalizar.