«La licitación del nuevo estadio municipal de Vila-seca esperamos llevarla a cabo entre finales de 2022 o a principios del siguiente año». El alcalde de Vila-seca, Pere Segura, ha admitido en estos últimos días las intenciones de su gobierno para la activación de su futura ciudad deportiva, valorada en más de 11 millones de euros. Este proyecto, nacido en 2016, debe acometerse por fases y estas semanas ha habido los primeros movimientos para que sea una realidad a partir de 2023, cuando podrían empezar las obras del equipamiento principal: el futuro estadio de fútbol.
En el pleno de octubre, el concejal de Hacienda, Xavier Farriol, defendió un expediente de modificación de crédito en la que la partida más destacada era de 300.678,80 euros y su finalidad era el cambio de césped artificial del actual estadio. Farriol argumentaba que «el césped del campo de fútbol ya tiene muchos años y necesita cambiarse. La partida que ahora hemos aprobado se incluye en este ejercicio, aunque se hagan las obras cuando vaya mejor al club, seguramente enjulio». Los trabajos durarán unas 5 semanas.
Este nuevo césped artificial será la primera etapa del futuro estadio municipal, ya que el Ayuntamiento tiene claro que es un material perfectamente reutilizable en el equipamiento que debe presidir esta futura ciudad deportiva. Pere Segura añade que «este proyecto de ciudad deportiva tiene que seguir sus fases, pero el césped no puede esperar tanto por su enorme desgaste. Por ello, esta actuación se lleva a cabo al margen de las fases que debemos ir activando».
La segunda ficha que se ha movido en este proyecto deportivo de ciudad se vio en el Parc de la Torre d’en Dolça a principios de mes. Allí, el alcalde Pere Segura hizo de anfitrión de la máxima representante territorial del deporte en Tarragona, Maria Carme Blay.
La visita de la representante de la Generalitat se enmarcaba, según hizo público el alcalde en sus redes sociales para «informar de nuestros planes de expansión en material de infraestructuras deportivas y explorando posibles colaboraciones con la Generalitat para hacer realidad un complejo multidisciplinar», exponía.
Pere Segura añadía al Diari que para poder ir activando etapas de este proyecto hay que explorar todas las vías de subvenciones y la reunión con la representante territorial de la Generalitat tenía este fin.
Más allá de las fórmulas que necesita Vila-seca para obtener financiación de la ciudad deportiva, el actual gobierno quiere encadenar las obras a partir de 2023 y diseñar lo que debe ser el complejo deportivo de alto rendimiento de los próximos años.
Dos sedes
El plan director que se elaboró en su día para diseñar la ciudad deportiva de Vila-seca contempla dos escenarios. El estadio municipal y su entorno y el parque urbano de la Torre d’en Dolça.
En el primer emplazamiento, integrado a la trama urbana de Vila-seca, se contempla el fútbol como deporte central, aunque habrá otras disciplinas. El balompié tendrá un nuevo estadio (y con el césped artificial que se estrene la próxima temporada) y dos nuevos campos de forma que puedan diseñarse diferentes competiciones o actividades relacionadas con este deporte.
Junto a los campos de fútbol se prevén pistas de tenis y pádel, un street workout (ejercicios al aire libre), una pista de atletismo y varias pistas polideportivas.
La segunda sede se trasladaría a la Torre d’en Dolça, donde la idea municipal es que el running y el ciclismo tengan allí su base de operaciones. Este parque urbano se ha convertido en el tiempo en un espacio muy apreciado para los amantes del deporte amateur y los caminos y circuitos en las 36 hectáreas de este pulmón verde se ven cada día «utilizadas» por personal de la ciudad y de otros puntos de la geografía.
El Ayuntamiento quiere aprovechar este uso deportivo del parque para ubicar parte de las instalaciones de la ciudad deportiva que tiene planificada a medio plazo.