Bruno Barrero no lo dudó. Sabía que dentro de aquella especie de jaula formada con hierros estaba el señor José, como lo conocen los vecinos. El hombre vivía en esa chabola desde hacía tiempo. Junto a casas de la urbanización Oasis de El Vendrell.
El hombre ya había tenido discusiones con los vecinos porque encendía fuego y suponía un riesgo al estar entre matorrales y trastos. En diversas ocasiones habían acudido los Servicios Sociales del Ayuntamiento y la Policía Local, que incluso le decomisaba cerillas y mercheros.
Pero el señor José seguía allí. En la tarde del sábado Bruno estaba en su casa de la urbanización cuando vio que junto a la de sus padres, en el mismo núcleo, ascendía una humareda negra. Llegó corriendo y vio que su padre y su hermana habían saltado al solar donde José tenía su chabola, que estaba en llamas.
Pero los vecinos no podía acceder a ella. El hombre había quedado dentro de esa jaula que él mismo había construido. «Las llamas eran de muchos metros de alto, pero no podía dejarlo allí», explica Bruno. Así que con las llamas rozándole, con sus manos y con una tijera de jardín intentó abrir un boquete en la verja.
Además de la densa humareda y de las intensas llamas, se escucharon deflagraciones por las bombonas de butano que había en el lugar. Una de las explosiones lanzó contra el suelo a dos vecinos en medio de los nervios en toda urbanización.
«El hombre atrapado permanecía pegado a la red metálica intentado respirar, envuelto en humo y llamas y pidiendo ayuda». Los vecinos le arrojaban agua. Bruno Barrero trepaba por la verja para intentar arrancarla. Los bomberos ya estaban avisados.
El vecino extendió dos líneas de mangueras. Cuando llegaron los bomberos, con una radial lograron acceder al recinto donde estaba José, con la ropa pegada al cuerpo por el fuego y muy afectado por el humo.
Lograron rescatar al hombre, de 77 años, de aquella ratonera. Sufre quemaduras de segundo y tercer grado en el 50% de su cuerpo. El Sistema d’Emergències Mèdiques lo atendió y lo trasladó al hospital Vall d’Hebron de Barcelona.
Bruno también tuvo que ser atendido en el hospital de El Vendrell. Por desgarros en las manos donde le aplicaron puntos de sutura. También permaneció horas con oxígeno por la inhalación de humo.
Este domingo observaba lo que ha quedado del lugar donde dormía el señor José, como le llamaban todos, aunque ese no es su nombre. De hecho los vecinos ni saben cuál es. «Claro que lo volvería a hacer. En ese momento no piensas en las consecuencias. Sólo ves a una persona que necesita ayuda».
Los vecinos de la urbanización observaban los hierros retorcidos de lo que había sido el cobijo del hombre que resultó quemado. Lamentaban la situación.
«Y sobre todo porque lo habíamos avisado. A los Servicios Sociales del Ayuntamiento, a ala Policía Local... pero allí seguía el hombre sin ningún tipo de atención».
Los vecinos reclamaban que se limpiase la zona de matorrales y que se atendiese al hombre para que no estuviese en esas condiciones. Le llevaban mantas y algo de comida. También el conocido en el núcleo como señor José dejaba algo de comida en las puertas de las casas.
En la urbanización del Oasis explican que el herido por las llamas es una persona muy conocida en El Vendrell.
Era habitual verle por la calle con un cartel en el que pedía ‘ayuda’ colgado del pecho. También por su bastón de hierro y por cómo caminaba con mucha dificultad. O por cómo en algunos momentos se paraba en una acera y gritaba.
Noticias relacionadas: