El día grande de las fiestas mayores de Salou se vivió ayer con un pueblo arrojado a las calles. El buen tiempo acompañó a lo largo de la tarde, a pesar de que algunos advertían que cambiaría entrada la noche. Frente a la iglesia de Santa Maria del Mar, decenas de personas esperaban al repique de campanas de las ocho de la tarde. Destacaban las numerosas camisas y los fajines azules que uniformaban a los miembros de la Confraria de Pescadors de Salou y a su presidente, Alfred Alòs. Ayer fue también el día de ellos. No estuvieron solos, pues contaron con el apoyo del alcalde de Salou, Pere Granados, y del resto de concejales de la corporación municipal.
Como manda la tradición, esperaban a que empezara la misa solemne, esta vez oficiada por el rector de la parroquia, monseñor Santiago Soro. Le acompañaron otros sacerdotes de distintos puntos del planeta que sorprendieron a los feligresos oficiando partes de la eucaristía en arameo y kikongo (lengua propia del Congo), además de catalán y castellano. Tras sus bendiciones, empezaba la procesión en honor a la Virgen, de nuevo a hombros de los miembros de la Confraria de Pescadors, hasta que los anclajes de la imagen cedieron. La Virgen cayó al suelo desde el pedestal, creando una gran alarma entre los asistentes. Fueron unos dramáticos instantes en los que no estaba claro si la procesión podría proseguir. No hasta que Joan Borràs, miembro de la Confraria de Pescadors, dio luz verde: «la Virgen saldrá». Los aplausos llenaron el templo que por fin pudo ver a la imagen salir, aunque con el niño Jesús visiblemente dañado. De hecho, seguramente tendrá que ser restaurado próximamente.
Más de mil personas, entre vecinos, visitantes de localidades cercanas y turistas, llenaron las calles del centro. Observaban la imagen con devoción a su paso por el paseo Miramar, que el Ayuntamiento cortó con el fin de garantizar la seguridad ante cualquier incidencia. Una vez en el Espigó del Moll, cuando pasaban ya las nueve y media de la noche, los pescadores realizaron un tramo de la procesión por el mar, portando la imagen en una típica barca de remos e iluminándola para que nadie se perdiera el momento. No obstante, por el bravo estado del mar y, sobre todo, tras la caída del inicio, los pescadores decidieron realizar un recorrido más corto del habitual. Pese a ello, la travesía volvió a dejar una estampa única, que consiguió emocionar a los más fieles. Al terminar el recorrido, la virgen continuó por el paseo hasta llegar al monumento de Jaume I y dar inicio al increíble espectáculo de fuegos artificiales. Un show pirotécnico que combinó ritmos y colores para cerrar a lo grande la jornada festiva.
Procesión en paz
La aglomeración de gente, sin embargo, llevó al Ayuntamiento a activar un dispositivo especial de seguridad ayer. Concretamente, se movilizaron más de un centenar de personas entre agentes y patrullas de la Policía Local y los Mossos d’Esquadra, además de bomberos y ambulancias y personas de la brigada y vigilancia privada. Todo ello con el objetivo de garantizar una jornada sin problemas y coordinar la afluencia de tráfico y personas.