Los municipios de la Costa Daurada se preparan para una temporada turística que estará marcada, entre otras cosas, por las restricciones en el consumo de agua. El escenario de sequía extrema que vive Catalunya ha llevado al Govern de la Generalitat a declarar la situación de alerta en 52 municipios que forman parte del Consorci d’Aigües de Tarragona (CAT). Aquí se incluyen todas las localidades del litoral de la provincia, desde Cunit hasta L’Ampolla, que tendrán que poner límites al uso de agua de boca para usos recreativos.
Aunque oficialmente las medidas todavía no han entrado en vigor, a la espera de que el decreto de fase de alerta de sequía se publique en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC), los ayuntamientos trabajan ya para adaptarse a las restricciones que fija la normativa y algunos aplican ya acciones extraordinarias para reducir el consumo de agua.
Es el caso de Vila-seca, que desde el pasado miércoles cerró la mitad de las duchas que hay en la playa de La Pineda. Una medida que no incluye la Generalitat, pero que también ha anunciado el Ayuntamiento de Salou, en su caso a partir del momento que entre en vigor el decreto. En otras localidades, como en Torredembarra, todavía han ido más allá y esta temporada únicamente se ha instalado una de las 12 duchas que había en las playas (la que se encuentra junto a la zona deportiva de la playa de La Paella) y se han dejado los lavapiés. «Ya hace unos años que se va reduciendo el número de duchas a favor de los lavapiés», señalan desde el consistorio torrense, que cerrará el grifo de estas instalaciones desde las 9 de la noche hasta las 9 de la mañana.
En Cambrils, por el momento no plantean limitar el uso de las duchas en la playa, pero sí que se han avanzado al cierre de las fuentes ornamentales del municipio. Una medida que sí que entra dentro de las restricciones acordadas por la Generalitat, pero que todavía no han tomado ni Salou ni Vila-seca, donde por el momento las fuentes siguen llenas y activas.
Las piscinas, permitidas
El plan del Govern establece un tope máximo de 230 litros por habitante y día e incluye límites en los sistemas de riego, las fuentes ornamentales o la limpieza viaria, entre otros. En el caso de las piscinas, se pueden rellenar tanto las piscinas privadas como públicas, «en las cantidades indispensables para garantizar la calidad sanitaria del agua», y siempre que dispongan de sistemas de recirculación de agua.
En el ámbito público, además, se prohíbe totalmente el riego con agua potable de las áreas de césped, salvo en espacios deportivos, y en el resto de zonas verdes se limita a un riego mínimo para que no mueran las plantas y se debe hacer entre las 20 y las 8 horas. Asimismo, no se pueden limpiar las calles ni el mobiliario urbano con agua del grifo. En este caso, desde Cambrils, Salou y Vila-seca explican que para estos usos se prioriza el agua de los pozos.