Piden 20 años de prisión por asesinar a la pareja de su excompañera en Vila-seca

A la pena se añade un año y medio más de cárcel por un delito de allanamiento de morada. Los hechos ocurrieron en la madrugada del 27 de agosto en la calle Santiago Russiñol. 

17 diciembre 2021 21:40 | Actualizado a 19 diciembre 2021 12:27
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La Fiscalía de Tarragona pide 20 años de prisión por asesinato y 18 meses más por allanamiento de morada para un hombre acusado de haber matado a la pareja de su excompañera sentimental en Vila-seca el año pasado.

Asimismo, solicita que durante 23 años no pueda comunicarse ni acercarse a menos de 500 metros de su expareja, de los tres hijos la víctima ni de su madre ni de su hermana. Y fija la responsabilidad civil en 250.000 euros para cada uno de los hijos del fallecido, 150.000 a su madre y 100.000 a su hermana por los daños morales. Este lunes tendrá lugar una vista en la Sección Cuarta de la Audiencia de Tarragona para determinar una posible conformidad y, si no es así, se elegirán a los candidatos para el jurado popular.

El procesado es un ciudadano español de 41 años y sin antecedentes penales. Había sido pareja sentimental de una mujer durante 14 años. Se separaron en julio de 2020 al abandonar ella el domicilio familiar, sito en Barcelona, y trasladarse a vivir a la provincia de Tarragona.

Vigilando a la víctima

El hombre, «con pleno conocimiento» de que su ex y la víctima mantenían una relación sentimental, tomó la decisión de acabar con la vida de éste. Realizó labores de vigilancia alrededor de la vivienda, situada en el número 63 de la calle Santiago Rusiñol de Vila-seca, propiedad del padre de ella, al tener pleno convencimiento de que ambos se encontraban en su interior.

El 26 de agosto del año pasado, el encausado se dirigió a Vila-seca a bordo de la furgoneta Opel Vivaro, procedente de su domicilio en Barcelona. Tras realizar pequeños desplazamientos entre dicha localidad y Salou, se dirigió al centro comercial Port Halley, en Vila-seca. Una vez allí, acudió a un establecimiento, donde, sobre las 20.33 horas, adquirió dos cuchillos. Posteriormente, se fue a un supermercado cercano donde, sobre las 21.39 horas, compró diversos productos, entre ellos una caja de 30 guantes de látex.

Si este lunes día 20 de diciembre no hay una conformidad en la pena, el caso se verá con un jurado popular

Con la compra acudió a la calle Santiago Russiñol. Aparcó a unos 200 metros, en la calle Mossèn  Salvador Babot. Así, sobre las once y media de la noche, procedió a observar dicha vivienda, sabiendo que ambos se encontraban en su interior, ya que el Porsche Panamera con el que se desplazaba la víctima a Vila-seca estaba estacionado en el aparcamiento público a unos 200 metros de la casa.

A las dos y media de la madrugada del día 27, el acusado saltó, tras abandonar las chanclas que calzaba en la calle, la valla del jardín de una casa. Desde el mismo, y tras saltar el muro de separación con la vivienda contigua, llegó al jardín en cuyo interior se encontraba la víctima y la expareja del acusado. 

En la zona ajardinada, viendo que ya no había luz en la casa y llevando los cuchillos y puestos guantes de látex en las manos, entró en la zona del comedor. Abrió primero la puerta que da acceso a una zona de despacho y posteriormente unas puertas correderas que dan acceso a dicha estancia.

A la primera planta

Ya en el comedor, quitó las fundas de protección de los cuchillos y las depositó en la mesa. Subió las escaleras que dan acceso a la primera planta, donde se encuentran los dormitorios. Con conocimiento de la distribución de las estancias –ya que había acudido a la casa en diversas ocasiones– se dirigió a la habitación donde se encontraba durmiendo su expareja y su actual compañero.

Tras abrir la puerta del dormitorio de forma sigilosa, se dirigió a la parte de la izquierda de la cama, la más próxima a la ventana, donde estaba durmiendo el hombre. «Siendo plenamente consciente el acusado que dicha situación impedía defenderse de la agresión que iba a realizar al encontrarse la luz apagada y profundamente dormido», el agresor propinó varias puñaladas a la víctima con intención de matarlo. En total fueron ocho heridas –además de lesiones menores–, que le causaron la muerte por shock hipovolémico.

Realizado el ataque, y mientras la víctima caía al suelo, la mujer despertó. Vio al acusado con los dos cuchillos en la mano. Él le recriminó la relación que mantenía con la víctima, iniciándose una discusión entre ellos, sin que en ningún momento dejara los cuchillos. 

La llamada

Minutos después de los hechos, y alertados por una vecina, se personó en el lugar primero una patrulla de la Policía Local. Los agentes accedieron a través de los jardines interiores, en la casa de al lado, donde se había visto saltar una persona, según la información facilitada por una vecina. Tras escuchar gritos y una discusión, en el transcurso de la cual creyeron escuchar «te voy a matar» –proveniente de dos casas más alejadas–, se dirigieron al lugar. En el jardín, los agentes entraron de donde procedían los gritos, requiriendo a las personas que bajaran a la planta baja. 

La mujer bajó, siendo antes advertida por el acusado «de que no dijera nada», si bien por señas indicó a uno de los agentes que subiera a la primera planta. En este momento, y tras un nuevo requerimiento policial, el agresor bajó por las escaleras con el torso desnudo y llevando unos pantalones tipo bermudas. Se había quitado la camiseta blanca de manga corta que portaba y que tenía restos de sangre, además de los guantes de látex, que los había depositado en el baño –donde fueron encontrados posteriormente– así como los cuchillos en la cómoda de la habitación.

El acusado fue detenido por los Mossos y dos días después ingresó en prisión. La víctima tenía tres hijos menores de edad fruto de una relación anterior con una mujer, de la que en el momento de los hechos estaba separado. 

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