«No hay nada que nos haga inmunes a los atentados»

Cambrils reflexiona sobre los interrogantes de los ataques terroristas de agosto. «Cuando alguien nacido aquí quiere matar a su gente, es que se siente distinto», apuntan los expertos 

17 febrero 2018 14:53 | Actualizado a 20 febrero 2018 13:21
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Hoy se cumplen seis meses de los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. El 17 de agosto pasado, un grupo de yihadistas sembró el terror en la Rambla de la capital catalana y el puerto marítimo de la localidad costera, acabando con la vida de 16 personas inocentes y dejando más de 130 heridos. Además, murieron ocho de los terroristas implicados en la célula yihadista formada en Ripoll. 

Todavía existen muchos interrogantes abiertos sobre la tragedia que sacudió los municipios. ¿Por qué ocurrieron? ¿Quiénes son los responsables directos e indirectos? ¿Cómo se puede evitar que se repita? Estas tres cuestiones fueron el eje del debate que se celebró ayer por la tarde en el Centre Cultural de Cambrils, organizado por el consistorio y el Centre d’Estudis i Documentació Internacionals a Barcelona (CIDOB). El acto contó con la presencia de Moussa Bourekba y Jordi Moreras, autores del informe que la elaborado la organización, que lleva como título: Atentado de Barcelona: Reacciones, explicaciones y debates pendientes, y que cuenta con la colaboración de Blanca Garcés y Fatima Lahnait. 

«En el estudio es necesario plantear estas tres preguntas fundamentales que surgen  cada vez que hay un ataque terrorista. El reflejo inmediato que existe en la sociedad es echar la culpa a alguien pero la reflexión tiene que ser más profunda y tenemos que entender qué ha ocurrido y por qué. Es un problema complejo, no existen soluciones simplistas», apunta Bourekba al Diari. 

Atentados diferentes
En el documento se apunta que el doble atentado catalán «sorprendió» a analistas y observadores, pero no porque España «no fuera susceptible» a un ataque, sino porque se diferenciaba en ciertos aspectos del resto de tragedias ocurridas en Europa en los últimos años: «Hablamos de gente muy joven, tenemos una proceso de radicalización claramente identificado de la célula terrorista y también es diferente porque el entorno de donde proceden es de un pequeño pueblo del prepirineo catalán», señala el experto. 

Precisamente este proceso  es clave para poder entender por qué los yihadistas de Ripoll mataron a personas inocentes. En el texto se explica esta transformación en tres etapas. En primer lugar, los autores de los atentados eran marroquíes; en segundo, comparten nacionalidad con los terroristas de París y Bruselas, y el tercer punto es que Catalunya, donde viven el 29% de los marroquíes residentes en España, es la comunidad de donde procede buena parte de los detenidos encarcelados por yihadismo. Con estas premisas, los expertos intuyen una posible relación entre la nacionalidad y la propensión a cometer este tipo de actos violentos. 

«Es un sentimiento que se vive en el día a día, cuando las personas se refieren a ellos como ‘moros’»
Moussa Bourekba
Coordinador del informe

Bourekba va más allá y apunta que el sentimiento de exclusión puede constituir un factor de radicalización. «Para que alguien que ha nacido aquí quiera matar a su gente es porque se siente diferente. Este sentimiento se vive en el día a día, cuando las personas se refieren a ellos como «moros» o dicen que son distintos. Se alimenta una ideología en la que hay una diferenciación clara entre musulmanes y el resto de la sociedad», asegura el profesional.

El concepto de la integración
Cuando ocurrieron los atentados, los vecinos de Ripoll, donde vivían los terroristas, no daban crédito a lo sucedido. Una de las palabras que más se repitió en su momento fue que estaban totalmente «integrados» en la sociedad, ya que todos hablaban perfectamente el catalán, practicaban deportes e incluso alguno ya trabajaba. «¿Bajo qué criterios alguien puede decretar que otra persona «está integrada» sin hacer referencia en ningún momento al sentimiento de pertenencia?», se apunta en el informe del CIDOB.  

«Generar este tipo de emoción es una de las cosas más complicadas. Va más allá de la integración. Tengo la sensación que no hemos superado este definición que nos separa el nosotros de ellos. Tenemos que luchar para construir una sociedad que promueva la igualdad, que luche contra cualquier instrumento de discriminación. Tenemos que intentar abrir la posibilidad de que esas personas se expresen en primera persona. Hay una serie de retos que en el fondo no son tan complicados de definir pero sí de concretar», afirma Jordi Moreras. 

«No hemos digerido el duelo de lo ocurrido, hemos hecho un cierre acelerado »
Jordi Moreras
Autor del informe

La integración se determina en tres dimensiones: la político-legal; la socioeconómica, y la cultural. Esta última es decisiva para entender el comportamiento de los jóvenes, pero también la más difícil de mesurar, ya que hace referencia al sentimiento de pertenencia a la sociedad. Aquí es donde entra el proceso de radicalización, que sistemáticamente implica tres rupturas que se plasman de manera consecutiva: ruptura con la sociedad; la familia y la comunidad musulmana, que si no comparte la misma ideología es considerada «infiel».

«No los tenemos que llamar yihadistas. Son unos chicos que han participado en una acción violenta y han sido víctimas de un proceso de radicalización exprés. Hay una contradicción de términos. A estos jóvenes los sedujeron de una manera en la que perdieron su identidad, los abdujeron, es como una secta», apunta Moreras.

Pero, ¿Por qué algunos sí y otros no? El coordinador del informe asegura que el fenómeno de radicalización yihadista recurre a métodos de adoctrinamiento similares a los movimientos sectarios y políticos extremistas. «No se trata de gente despistada o violenta, sino de partidarios de una corriente que tiene sus referentes, sus razonamientos extremadamente racionales y su propia lógica religiosa», explica Bourekba.

Carácter fugaz
Otro punto del debate es el hecho que, tras los ataques inesperados, se pasara página «tan rápidamente», sin extraer unas conclusiones de lo ocurrido. «No hemos digerido el duelo, hemos hecho un cierre acelerado del mismo. Aquellas preguntas que se debían abordar no se hicieron. Que estas circunstancias no nos hagan olvidar que tenemos este debate pendiente», asiente Moreras.

El profesor de Antropología de la Universitat Rovira i Virgili (URV) reflexiona sobre la pluralización de la sociedad catalana. «Vivimos de espaldas a la realidad, para nosotros es lo normal. Todos conocemos a gente de origen magrebí pero no sabemos qué hacen ni tampoco nos enteramos. Hay muchas sospechas y prejuicios sobre ello y esto es una señal evidente de que nos falta mucho para construir este sentimiento de pertenecer a un lugar». 

La pregunta obligada a los expertos es si creen que se puede repetir un atentado. «Siempre se puede reproducir un ataque de este tipo, estamos ante una amenaza bastante difícil de detectar. Hoy en día con un cuchillo o un coche es suficiente para poner la etiqueta de Estado Islámico o Al Qaeda. A pesar de todos los esfuerzos policiales, no hay nada que hoy nos haga inmunes», afirma el coordinador del proyecto. 

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